2019). Es decir, el desarrollo de la capacidad de la
organización para el aprendizaje debe contribuir a su
desempeño competitivo y permanente, ya que la
importancia predominante para cualquier organización no
es solo la supervivencia, sino su competitividad en el largo
plazo(Kanwal et al., 2017).
El Aprendizaje organizacional se configura en cinco
dimensiones que son: la adquisición del conocimiento, la
distribución del conocimiento, la interpretación colectiva, la
memoria organizacional y el desaprendizaje que en
conjunto propician que tanto los individuos como la
organización se queden con conocimiento nuevo, tal que
contribuya al éxito y desarrollo. Así también, se espera que
el aprendizaje organizacional resulte en el buen
desempeño, ya que brinda retroalimentación sobre la
efectividad de los activos de conocimiento que pueden
aumentar, y su gestión dentro de la empresa u organización
que a la vez redunde en motivación para mejorar o
reorientar las actividades de aprendizaje (Kanwal, Nawaz,
Nisar, & Azeem, 2017; Santos Vijande, Sanzo Pérez, García
Rodríguez, & Trespalacios Gutiérrez, 2009).
El proceso de aprendizaje inicia con la adquisición del
conocimiento que ocurre de forma tanto externa como
interna. Cuando el conocimiento se adquiere de fuentes
externas proviene del contacto habitual con los clientes, de
hacer estudios de mercado y de los competidores, a partir
de los cuales se obtiene información valiosa. De manera
análoga, el conocimiento interno proviene de las opiniones,
criterios e iniciativas de los empleados y de la investigación
de la propia organización. Por otro lado, la distribución del
conocimiento tiene como propósito trasladar conocimiento
a todas las personas que conforman la organización,
departamentos o grupos de trabajo a través de medios
físicos o electrónicos a fin de contribuir al cumplimiento de
su misión. En la organización el conocimiento se transfiere
de manera continua de forma tácita a forma explícita y
desde lo individual a lo colectivo. A partir de lo indicado se
construye la interpretación colectiva de la organización que
es la visión que comparten todos sus miembros acerca de
su razón de ser, objetivos y estrategias que con la sinergia
generada mediante el trabajo en equipo, pasa a ser un gran
combustible de la organización(Santos Vijande, Sanzo
Pérez, García Rodríguez, & Trespalacios Gutiérrez, 2009).
La memoria organizativa, por su parte, es todo aquello que
genera evidencia de registros de datos, información,
conocimientos, experiencias, actividades y acontecimientos
que se han llevado a cabo en la organización. La memoria
organizativa yace en diferentes medios de almacenamiento
sea físico, digital o personal y debe estar a disposición de
toda la organización de manera accesible y oportuna. A
través de la memoria organizativa, la organización es capaz
de relatar su historia. Finalmente, el desaprendizaje es la
dimensión que impulsa al incremento del conocimiento en
las organizaciones. Este comprende la revisión de
experiencias fallidas o fracasos con lo que se estructuran
las lecciones aprendidas que contribuyen a mejorar las
prácticas organizacionales (Santos Vijande, Sanzo Pérez,
García Rodríguez & Trespalacios Gutiérrez, 2009; Stable,
2016).
Aprendizaje organizacional y los beneficios financieros
En este mundo complejo las empresas están obligadas a
elevar su capacidad de adquisición de conocimiento de una
forma regular y rigurosa en comparación a la de sus
competidores(Pham & Hoang, 2019). Se considera al
aprendizaje organizacional como una ventaja competitiva
de carácter sostenible en una empresa, debido a que, en el
proceso de dicho aprendizaje, no solo se benefician los
integrantes de la organización, sino también la gerencia
mediante la retroalimentación de la gestión. Es así que, el
aprendizaje continuo tiene como objetivos incrementar la
capacidad organizacional, los resultados de la evaluación
del desempeño de la organización como efecto de una
gestión efectiva, mejorar la percepción interna y externa,
además de elevar el grado de adaptación a entornos
cambiantes(Ellinger, Ellinger, Yang, & Howton, 2002;
Kaplan, Metin, Ögut, Bickes, & Kaplan, 2014).
En toda empresa la evaluación financiera se ha consolidado
dentro de las organizaciones con fines de lucro, debido a
que tiene como prioridad la cuantificación monetaria de los
resultados de las inversiones realizadas, es decir se orienta
a determinar su desempeño durante un periodo de tiempo.
Dicho lo anterior, en cualquier empresa es una herramienta
primordial, y especialmente en las de carácter financiero
como las Cooperativas de Ahorro y crédito, que tienen como
finalidad generar un retorno de su inversión. La evaluación
financiera tiene como objetivo los resultados de
rentabilidad, y además permiten controlar, prevenir y mitigar
riesgos no solo en el ámbito financiero, sino también en el
ámbito de los recursos humanos (Jiménez, 2017). Golác
(2014) en sus postulados enumera las finalidades de la
evaluación financiera empresarial, las cuales son:
determinar la liquidez, cantidad de mercaderías obsoletas,
capacidad de endeudamiento, exponer la solvencia,
rentabilidad, etc., y finalmente presentar el diagnóstico
financiero de la entidad.
El desempeño financiero de las organizaciones se ve
reflejado en los beneficios que generan de manera global y
que dependen en gran medida de la forma cómo estas
logran llevar a cabo sus procesos de aprendizaje. Las
Cooperativas de Ahorro y Crédito, por su naturaleza, miden
su desempeño en términos monetarios y a través de
indicadores, cuyos resultados dependen del manejo de las
variables empresariales, entre las que se destaca el
aprendizaje organizacional. Pham & Hoang (2019) en su
investigación manifiestan que en las diversas definiciones
de aprendizaje organizacional está incrustada su relación
con desempeño empresarial. Así es que, éste contribuye al
desarrollo y mantenimiento de un buen desempeño de las
organizaciones, entre las que están incluidas las entidades
financieras(Kanwal et al., 2017).
Las Cooperativas de Ahorro y Crédito, necesitan calcular
sus beneficios, y para ello utilizan indicadores. Sánchez
(2008, citado en Correa, Gómez & Londoño, 2018) señala
que los indicadores financieros son razones entre dos o más
variables tomadas de los estados financieros, que según
Murillo, Ruiz y Benavides (citado en Correa, Gómez &
Londoño, 2018), ayudan a analizar y evaluar el desempeño
en términos operativos, inversión y fuentes de