Introducción
La historia de la humanidad ha venido registrando una serie
de sucesos catastróficos que han provocado enfermedades
reduciendo la población y generando cambios en la
sociedad, desatando la innovación y avances en la ciencia,
economía y política (Leal Becker, 2020). En relación con
ello, cabe relatar que, a finales del año 2019, en Wuhan,
China, surge la crisis de salud causada por una cepa
mutante de coronavirus (SARS-CoV-2), que se declara
como pandemia en marzo del 2020 (Organización Mundial
de la Salud, 2020). Esto se da como consecuencia de un
aislamiento a destiempo, por la gravedad del tratamiento y
falta de vacunas, colapsando sistemas sanitarios y
causando miles de muertes (Maguiña Vargas, Gastelo
Acosta, & Tequen Bernilla, 2020). Como resultado de dicha
pandemia, se han registrado impactos graves, entre ellos,
el desplome del comercio mundial, retiro de capitales de
países emergentes, disminución de la inversión directa y
remesas, caída de los precios de las materias primas,
aumento del gasto público; a esto hay que sumar las crisis
estructurales como son el hambre, pobreza, cambio
climático, entre otras (Unmüßig, 2020). Por otra parte, el
turismo se ha visto afectado considerablemente, ya que, a
nivel mundial, el número de turistas internacionales entre
enero y abril del 2020 decreció un 44% con relación al 2019
(Comisión Económica para América Latina y el Caribe,
2020).
Cabe considerar que, en tiempos previos a la pandemia del
Covid-19, América Latina detallaba un bajo crecimiento
económico con débiles políticas económicas y pobres
acercamientos a los conflictos sociales degenerativos del
orden y seguridad. Los efectos de este comportamiento
presencian la recesión más grave que la región haya vivido
y ahora se enfrenta a un desastre mayor, con la pandemia
que se inició en China (Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL), 2020).
Un efecto de mantener la cuarentena prolongada en la
población productiva y económicamente activa, sobre todo
de un pueblo que depende del trabajo diario para subsistir,
ha causado el deterioro de las arcas económicas,
desesperación y desobediencia frente a medidas de control
y ordenamiento para evitar la evolución de esta
enfermedad. Esto ha derivado en la quiebra y cierre de
muchos negocios y empresas, principalmente las del sector
hotelero, y ha causado un declive financiero a escala
mundial, afectando críticamente a las empresas hoteleras,
el mantenimiento de negocios y el cierre permanente de
organizaciones.
En líneas generales, todo estado requiere de la producción
socioeconómica de sus contribuyentes para subsistir y
competir con otros estados, dentro de economías de
riqueza sostenible, y el sector turístico, considerado para
estudio, contribuye con este requisito de desarrollo. Según
cifras de la Organización Mundial del Turismo (OMT) (2018)
esta actividad económica a escala mundial, aporta con el
10,4% de Producto Interno Bruto (PIB), lo que significa que
apertura fuentes de trabajo diverso, servicios innovadores
de atención a grupos de personas que se desplazan: por
trabajo, por diversión, por descanso y vacaciones, por
descubrir nuevas rutas turísticas y encontrar espacios de
esparcimiento. El sector turístico hotelero procura satisfacer
necesidades del huésped o pasajero y procura brindar
calidad en sus planificaciones e insumos brindados para el
efecto, lo que significa, ofrecer distintas alternativas de
servicios y valor agregado.
Cabe notar que antes de la pandemia de Covid-19, una
característica turística muy singular que unió a los países de
Suramérica es el turismo extremo, con turistas de la misma
zona, e incluso, nativos de la región (auto turismo). Dadas
las condiciones geográficas, culturales y culinarias, las
ofertas turísticas que se promueven con una demanda
significativa, son justamente para personas con interés de
deportes duros, excursiones y exploración en lugares
extremos. No se manifiesta un turismo receptivo, más bien
el turismo interno que alcanza una mejor escala.
Por otro lado, en el informe de la CEPAL, (2020) se expone
las estimaciones del OMT del 2018 sobre el total de viajes
anuales. Así es como Argentina registró un 90% de viajes
de destino doméstico, Colombia reportó un 96% y Ecuador
un 83%, demostrado con estas cifras que el sector turístico
– hotelero atiende preferentemente a pasajeros del lugar o
región. Además, el turismo receptivo en América del Sur
tiene lugar principalmente con viajeros internos del
continente, con un 67%.
Dentro de este marco, Ecuador es un destino reconocido,
cuyo sector turístico ha venido fortaleciéndose en los
últimos años, es así como se ha convertido en la tercera
fuente de ingresos no petroleros del país, después del
banano y camarón. Dentro del sector turismo en el IV
trimestre de 2019, la industria de alojamiento y servicio de
comidas generó 477.382 empleos, lo que representó un
incremento del 3% con respeto al 2018 (Ministerio del
Turismo del Ecuador, 2019). Esta aseveración, permite
establecer que este sector es importante para el crecimiento
y producción económica del país; por lo tanto, tratarlo con
responsabilidad y seriedad, apoyaría a que se cumplan los
objetivos planteados y las condiciones de servicio. Cabe
agregar que en el 2019 el Producto Interno Bruto (PIB)
directo, según el Ministerio del Turismo del Ecuador
(MINTUR, 2021) fue de 2,2%, mientras que en el 2020 la
proyección preliminar fue de 1,2%, el ingreso de divisas por
turismo para el 2020 decreció un 69%, al igual que las
ventas del sector disminuyeron 49,3% frente al 2019.
En virtud de las experiencias generadas alrededor del
panorama económico en el sector turístico del Ecuador en
la pandemia Covid-19, se ha evidenciado la necesidad de
establecer propuestas y medidas de mitigación
direccionadas al resurgimiento y mejoramiento de la
previsión para vencer estas dificultades, considerando el
grado de incertidumbre en las crisis internas asociadas al
Covid-19. Una estrategia examinada para la activación del
sector turístico expuesto en el informe de Evaluación
Socioeconómico Ecuador muestra que se hace necesario
fortalecer los mecanismos económicos y financieros de las
empresas con presupuestos para la prevención, fomento y