Introducción
El inicio del cambio económico y político en la República del
Ecuador se dio con el surgimiento del liberalismo, creando
una considerable revolución que se plasmaría como uno de
los acontecimientos más importantes que se ha vivido en el
país al tener un impacto político considerable en la
sociedad. Durante esa época, comprender y reconocer la
realidad bajo la cual estaba sometido el pueblo ecuatoriano,
generó un espacio para condenar y juzgar las deficientes
acciones de los gobernantes que conservaban en mal
estado a la nación. Pese a los pocos recursos no se
descartó la idea de un proceso de transformación que
pudiese mejorar y dar estabilidad al sistema que manejaba
el Estado, sin embargo, implantar una serie reformas
liberales en un campo de total inestabilidad solo generaría
más perjuicios al no ser completadas con total efectividad.
La era liberal fue un proceso que buscaba modernizar las
acciones públicas para conseguir un cambio positivo en la
estructura financiera del país a pesar de los inconvenientes
de aquel período (Rodríguez, 1985). Esta etapa se
caracterizó por ser de alta ineficiencia debido al
problemático sistema financiero que se manejaba en ese
entonces y que carecía de ideas para poder levantarse de
manera sostenible. Por parte de los liberales se buscaba el
desarrollo del país con base a las acciones que debía
estimular el Estado para lograr aumentar la productividad y
el progreso social, además de usar los recursos para una
mejor reestructuración del país. Sin embargo, aquella
economía débil que poseía el Ecuador era una barrera que
impedía cumplir con la ideología liberal, por lo que el
gobierno poco podía hacer para actuar.
Otra agobiante que presentaba la nación ecuatoriana, fue el
déficit presupuestario que era símbolo de las
irregularidades de la administración pública que se
manejaba (Rodriguez, 1992). Por consiguiente, es fáctico
señalar que las políticas bancarias crearon ciertas
restricciones perjudiciales que desencadenarían en golpes
de Estado y mal manejo de los recursos públicos.
Los liberales se enfrentaron a un periodo de escasez de
medios financieros y a una mala situación económica
interna, y todas estas agravantes agudizaban los problemas
sociales. Para la época liberal, se pretendía modernizar y
centralizar el funcionamiento del Estado con la finalidad de
llegar a un proceso de desarrollo, sin embargo, las malas
acciones y procesos que se aplicaban, volvían débil la
economía ecuatoriana. Las finanzas públicas tuvieron que
depender desde un inicio de banqueros y comerciantes que
pasaron a influir en las políticas del Estado ecuatoriano
(Acosta, 2014).
Otro punto importante a manifestar es que desde la
constitución del Ecuador como Estado hasta 1925, existió el
predominio de una sociedad oligarca (Prieto, 2004).
A partir del predominio, manifestado en el párrafo anterior,
se enfatiza que el sistema de tributos durante la época del
liberalismo, también respondió al dominio de los dueños de
bancos, dueños de haciendas y comerciantes. (Pareja
Cucalón, 1992)
Con relación al párrafo anterior, se manifiesta que, durante
las épocas presidenciales de Eloy Alfaro (1895-1901 y
1906-1911) la nación ecuatoriana vivió bajo un régimen
sumido en la oligarquía terrateniente (Paz y Miño Cepeda,
2018).
El presente trabajo tiene la finalidad de analizar las finanzas
públicas y su influencia en el Ecuador liberal del siglo XIX,
además de conocer como afecto al Estado ecuatoriano y a
la población entre los años 1895-1925. Posterior a ello, se
dará un breve repaso a los contenidos más relevantes que
acontecieron en aquella época, detallando la situación que
vivía el país y de la cual existe un amplio campo de estudio.
Desarrollo Teórico
Descentralización dentro del Período Liberal
Ecuatoriano
La descentralización fue un problema para el manejo de las
finanzas dentro del período liberal, y, en varios períodos
antecesores a 1895 y, esto por el derroche de dinero que
realizaban agencias autónomas y el Congreso, estas
acciones no permitían a las presidencias, contar con un
presupuesto óptimo para ejecutar proyectos y cumplir
obligaciones económicas, a pesar, del aumento de la
cantidad de impuestos. Los presidentes de tendencia liberal
buscando corregir este derroche, promovieron la
centralización del control fiscal, aunque esto sería una
misión imposible, dado a los intereses de particulares, de
seguir con la descentralización del manejo de fondos
estatales.
Un ejemplo de la grave situación fiscal que la nación estaba
presentando, se dio en 1900, cuando de los 8’371.161
sucres que el Gobierno logró recolectar de impuestos, el
presidente solo tenía acceso a 151.061 sucres, lo que
provocaba que los altos ejecutivos incurran a préstamos
para hacer frente a sus obligaciones de administración, y,
que sucedía con el restante del dinero, básicamente el
59,5% del restante, era manejado por agencias autónomas,
o se los distribuía para proyectos específicos que en la
mayoría de casos quedaban inconclusos, como el
desarrollo de infraestructura pública.
Si la situación mencionada ya era crítica, en 1914, durante
el desarrollo de la Primera Guerra Mundial, una guerra
interna, la caída en la recolección de impuestos y de los
precios del cacao. A esto hay que sumarle que, “el
presupuesto estatal dependía en gran parte de los
impuestos que se cobraban por la exportación del cacao”
(Simon Campaña, 2015, p.214). En cifras estadísticas, la
recolección en 1914 decayó un 19% y en 1915, los ingresos
que proyectaba recibir el Estado se redujeron en un 29%.
El Congreso continuó siendo un problema y afectó
drásticamente desde 1914 a 1924 el control de las finanzas
del ejecutivo, debido a que seguían aprobando más
proyectos que deberían ser solventados mediante más