Respecto a los hallazgos encontrados, es importante
mencionar a Gomez y Galindo (2019) quienes agregan que
la mejora en las condiciones sociales podrían verse
afectadas también por el nivel de endeudamiento de los
países, lo que ha ocasionado la imposición de políticas
públicas contrarias a la satisfacción y cumplimiento de los
derechos de la población, implicando la transferencia de
recursos públicos hacia instituciones financieras privadas
tanto nacionales como internacionales, impulsando la
normativización de las políticas económicas que favorezcan
el blindaje legal de las estructuras de regla fiscal.
Aunque Pattillo et al. (2011), indican que el efecto de las
obligaciones financieras depende de su magnitud en los
países y de la estructura macroeconómica, por lo que esta
variable afectaría especialmente a aquellos que registran
altos niveles de endeudamiento y de quienes no manejan
adecuadamente la calidad y destino de esas obligaciones
adquiridas, lo que podría generar mayores niveles de
pobreza y desigualdad. Con lo que, según el efecto
generado por el PIB sobre la desigualdad en los resultados,
Frasqueri y Ruiz (2016), coinciden en que cualquier política
de crecimiento económico promovería un aumento de la
participación en los ingresos de la población de los quintiles
más pobres y una mejora en el nivel de ingresos salariales
de este estrato de la sociedad, a lo que Jacobo y Jalile
(2017) sugirieron incluir indicadores institucionales como la
democracia para fortalecer el desarrollo y crecimiento de los
territorios.
En cuanto a la relación directa encontrada en el presente
estudio entre desigualdad y deuda externa, Rabanal y
Hebig, (2020) demuestran la trascendencia de las variables
de crecimiento, endeudamiento y desarrollo en la economía
latinoamericana, pues entre 1970 y 2016 evidencian que,
ante un incremento de 1% de la deuda bruta total, se reduce
en 0,026% la tasa de crecimiento con efectos positivos
sobre la desigualdad de los territorios. Aunque Sánchez-
Juárez y García-Almada (2016) encontraron que, si el nivel
de endeudamiento se utiliza principalmente para financiar el
gasto social en lugar de proyectos de inversión pública, se
esperaría un impacto directo en el crecimiento económico al
atraer la inversión privada, permitiendo un aumento en la
capacidad de endeudamiento de las economías y por lo
tanto de menores niveles de desigualdad generados por un
mayor crecimiento económico. Sin embargo, Tung (2020)
resalta la importancia de analizar la deuda pública total,
cuyo efecto se podría evidenciar contrario a la desigualdad,
debido al incremento de la pobreza que generaría al
acceder a préstamos colaterales.
En esta línea Dwyer (2018) determina que, excesivos
niveles de endeudamiento tienen efectos como la
desregulación de los mercados financieros, el
debilitamiento del Estado de bienestar y el movimiento de
más funciones estatales hacia los mercados. Por lo tanto,
en una amplia variedad de ámbitos, el alivio del
endeudamiento excesivo requiere una reinversión en
bienes públicos, una renovada apuesta por disminuir el
riesgo crediticio, un mayor poder y un compromiso político
para servir al bien público (Desmond 2016, Goldrick-Rab
2016). Además, se resalta la importancia de diversificar el
número de acreedores, definir el perímetro de las
reestructuraciones de deuda, así como el tratamiento de los
préstamos comerciales y otras innovaciones actuales o
futuras del mercado (BID, 2023)
En cuanto a variables que no resultaron significativas como
el índice de corrupción, Jumbo, et al. (2020) coinciden en el
efecto limitado de esta variable sobre el desarrollo humano
especialmente para países de ingresos medio bajos. Sin
embargo, Mauro (1995); Mo (2001), entre otros, verifican los
efectos negativos de la corrupción sobre el crecimiento
económico debido al incremento de un conjunto de
indicadores, tales como el funcionamiento de la burocracia
y la seguridad de los bienes de propiedad, mostrando que
la corrupción tiene un impacto negativo en el crecimiento y
distribución de recursos, lo que evidenciaría la necesidad de
que los organismos correspondientes formulen políticas que
permitan una fiscalización más rigurosa mediante marcos
jurídicos e institucionales en contra de este problema social
como es la corrupción. Por otro lado, Zugaza (2015)
menciona ciertas posturas que defendían cómo la
corrupción fortalecía la “velocidad del dinero” y por tanto,
mejoraba la eficiencia del sistema económico y social, bajo
el supuesto que se consideraba que la corrupción es
necesaria para fortalecer los negocios en la economía.
Ante esta posible ambigüedad, se sugiere incluir algunos
indicadores de gobernanza y democracia para incorporar de
mejor manera la percepción de los agentes económicos.
Por ejemplo, Zaouali (2014) ha añadido el efecto positivo
que tiene la democracia sobre la reducción de la corrupción
con efectos sobre el crecimiento económico, debido en gran
medida por los controles que se hacen a los gobiernos
mostrando cómo en los países democráticos la corrupción
no tiene un efecto en el crecimiento económico, mientras
que, en los países democráticos sufren el retraso por los
efectos de esta variable con efectos notables en el acceso
a recursos económicos que incide directamente en los
niveles de pobreza y desigualdad.
Finalmente, se recomienda consolidar a los mercados
emergentes en sus niveles de endeudamiento, de tal
manera que no afecten a la asignación de recursos y
permitan activar las inversiones por parte del Estado y por
ende, disminuyan los niveles de la desigualdad económica.
Además, resulta necesario incrementar los niveles de
liquidez desarrollando nuevas capacidades de producción
innovadoras que promuevan el consumo y el desarrollo
endógeno. Por lo que, ante el endeudamiento, las políticas
públicas a nivel económico y fiscal son elementos que se
deben considerar como indispensable ya que estas marcan
la decisión por parte del Estado para orientar los esfuerzos
hacia la creación de nuevas rutas de liquidez y el considerar
la emisión de papeles financieros que respalden una deuda
sostenible.
Conclusiones
La relación entre los niveles de desigualdad y el
endeudamiento en los países ha sido un tema de interés en
la última década, sin embargo, no se ha tenido estudios