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Preferencias de consumo en jóvenes adultos en entornos urbanos: ¿Compras impulsivas o razonadas?
X. Flor et al. / Boletín de Coyuntura, Nº 23; octubre- diciembre 2019; e-ISSN 2600-5727 / p-ISSN 2528-7931; UTA – Ecuador; Pág. 15-20
la interacción constante, la diversidad de actividades que realizan al
mismo tiempo y la gran conectividad tecnológica, especialmente en los
sectores urbanos, en donde el ritmo de vida es aún más vertiginoso, el
cual demanda respuestas de consumo más rápidas al contrario de lo
que sucede en los entornos rurales.
En 2015, según estimaciones propias con base en la encuesta In-
tercensal 2015, publicada por el Instituto Nacional de Estadística
Geográca e Informática, 24% de la población mexicana pertenece
a la generación millennial, aquellos nacidos entre 1981 y 1995. Esta
generación se encuentra en la actualidad en el mercado laboral y
representan una parte muy importante del consumo… Estas genera-
ciones presentan diferencias que son de suma importancia para el
ámbito mercadológico, ya que cada una de ellas tiene diferentes
preferencias y se inclinan por tendencias de consumo diferentes.
El comportamiento del consumidor es resultante de aspectos mul-
tivariados en los que es difícil jerarquizar el peso de la inuencia
(Rodríguez & Vega, 2016).
Los millennials ecuatorianos representan a un élite cultural que
involucra a varios sectores interesados en conocer sus compor-
tamientos de consumo y uso de los medios, puesto que son ellos
quienes en el futuro denirán los modelos de negocios para vari-
as organizaciones y la relación con los medios de comunicación...
Los resultados describen a los millennials como personas que
toman decisiones inmediatas, que dominan dispositivos como
smarthphones, ipads o iphones y que poseen lo que se denomina
multitasking o habilidad de realizar varias actividades a la vez…
Los principales usos de internet de los millennials son: para man-
tenerse informados, ver los videos y las redes sociales (Velásquez,
2017).
Los jóvenes adultos constituyen un grupo poblacional constantemente
alerta de la introducción al mercado de nuevos productos (bienes o
servicios), con la doble ventaja de que al conocer la información a
través de los dispositivos digitales, pueden tener acceso instantáneo a
la georreferenciación o localización de los almacenes o centros de con-
sumo. Inclusive pueden adelantarse a decidir o no la compra en base
a los datos que pueden obtener a través de correo electrónico, páginas
web promocionales y/o redes sociales, tomando en cuenta que estas
últimas ejercen gran inuencia en su vida.
En denitiva, las redes sociales han redenido la forma en la que
las personas interactúan entre sí, sin embargo, la esencia sigue
siendo la misma: el intercambio de mensajes e información entre
un grupo de personas; solo que ahora mediante la tecnología se
han podido explorar nuevos medios, nuevas fuentes, nuevos re-
cursos y nuevos canales…. Se sabe que la mayoría de Millennials
usa redes sociales para revisar información de locales comerciales
(horarios, dirección, servicios) y para chatear, además al momento
de buscar información acerca de un restaurante que aún no cono-
cen, consideran conables a los comentarios en redes sociales y
recomendaciones de terceros… es claro que existe una tendencia
favorable hacia este uso de las redes sociales, sin embargo, con
los datos analizados parece ser que también es importante los co-
mentarios de terceros (o publicidad boca-oído). Es posible que los
Millennials en Cuenca estén en una transición desde la publicidad
boca-oído, hacia la publicidad boca-oído electrónica. (González,
Cañizares, & Patiño, 2018).
La información sobre las preferencias de consumo y los sectores de
mayor demanda de este grupo de jóvenes será de utilidad para los
emprendedores de las parroquias urbanas de Quito. El emprendedor
en los últimos años ha logrado mucha importancia en la sociedad has-
ta el punto en que es habitual el emplear “el término ‘emprendedor’
para designar a una ‘persona que crea una empresa’ o quien empieza
un proyecto por su propia iniciativa” (Chirinos, 2011). Comparte esta
opinión Duarte al decir que “El desarrollo de una cultura emprendedora
se justica en la potenciación de procesos creativos e innovadores, ca-
paces de generar productividad de nuevos entes económicos a nivel
local, regional y nacional” (Duarte & Ruiz, 2009).
De modo complementario, (Marulanda & Morales, 2016) mencio-
nan que el emprendimiento busca aumentar varias alternativas en
la sociedad, es decir aprovecha las habilidades y destrezas del ser
humano, sus ideas e ingenio generando un impacto económico y
social, progresivo de crecimiento productivo en las comunidades...
En el estudio de las motivaciones para emprender, se han utilizado
diferentes clasicaciones; una de las más reconocidas es la que se
hace de acuerdo con la fuente de ellas, según la cual pueden ser de
tipo intrínseco o extrínseco.
De igual forma, (Chirinos, 2011) menciona que “la primera etapa del em-
prendimiento es identicar el producto y el mercado al cual le vender-
emos un producto o servicio, tarea crucial para garantizar el éxito del
proyecto”, donde aparece el concepto de “nicho de mercado”, como
“el espacio de mercado al que se dirigirá el proyecto de negocio”. Para
estudiar el nicho de mercado es necesario el aporte de la teoría del con-
sumidor que estudia la conducta del cliente y sus motivaciones.
La teoría de la conducta de consumidores consiste en la
“descripción de cómo asignan los consumidores su renta entre
diferentes bienes y servicios para maximizar su bienestar. En rel-
ación a las preferencias es necesario “hallar una manera práctica de
describir las razones por las que la gente preere un bien a otro…
Por tanto, la comprensión de la elección de los consumidores nos
ayudará en entender la demanda” (Pindyck & Rubinfeld, 2013).
Estos autores explican que mediante tres pasos se puede llegar a
comprender la conducta de los consumidores, siendo los siguientes:
las preferencias, las restricciones y las elecciones del consumidor en
relación con el ujo del dinero. “Desde la economía, el dinero ha sido
conceptualizado como un instrumento totalmente impersonal y neutro
que las personas utilizamos en los intercambios y transacciones de
nuestra vida cotidiana” (Gil Suarez, 2004), de lo cual se puede inferir
que la legitimidad de la obtención del dinero depende en buena medida
de la correcta distribución que se haga de él, sin ser esto necesaria-
mente una constante.
En el estudio realizado sobre la Teoría de Abraham Maslow de las
necesidades del ser humano (Quintero, 2011) se evidencia la siguiente
jerarquía u ordenamiento: “necesidades siológicas; necesidades de
seguridad, necesidades de amor, afecto y pertenencia; necesidades
de estima y necesidades de auto-realización”. Debido a que el consu-
mo consiste en la satisfacción de necesidades presentes y futuras y es
considerado la última fase del proceso económico, se debe determinar
la priorización de la satisfacción de necesidades de los jóvenes
adultos, lo cual se relaciona directamente con las circunstancias de
cada persona.
En la práctica se suelen distinguir distintas clases de consumo…
De esta manera se puede hacer un continuo entre lo blanco -con-
sumo puramente necesario- y lo negro -consumo patológico-;
cualquier persona estará caracterizada en esta gama y podrá de-
fender que su color es el más adecuado dada su posición social,
su idiosincrasia, sus condiciones físicas… Todas estas cuestionas
han de considerarse a la hora de valorar la racionalidad de un con-
sumo (Lucena, 2009).
El bajo o modesto nivel de ingresos de los jóvenes adultos sugiere
que esta población difícilmente incurriría en el consumo compulsivo,
aunque no se puede perder de vista que precisamente corresponde a
una generación con un alto nivel de creatividad, conectividad y debido
a que vive en entornos urbanos, recibe gran inuencia de las tenden-
cias de diverso tipo y la vertiginosidad del ritmo de vida, por tanto sí
existe en este grupo un ímpetu natural para sus consumos.
En tanto estos consumos y apropiaciones reestructuran habitus,
como posición y trayectoria social, hecha cuerpo, expresan disposi-
ciones vinculadas a una clase particular de condiciones de existen-
cia. Dicho de otra manera, remiten a constricciones asociadas a la
posición social que ocupa cada agente (Mansilla, 2012).
Los habitus que menciona Mansilla se reeren a los estudios del so-
ciólogo Piere Bourdieu, quien establece las preferencias de consumo
de todos los potenciales consumidores de un bien o servicio, de
acuerdo al desarrollo del capital cultural, social, económico y simbóli-
co. “Las elecciones de consumo son prácticas sociales; por lo tanto,