REVISTA INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO I+D • VOLUMEN 13 • ENERO - JUNIO 2021 • P. 27 - 40 • UNIVERSIDAD TÉCNICA DE AMBATO - DIDE • AMBATO - ECUADOR
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ARTÍCULO RECIBIDO: 27/08/2020
ARTÍCULO ACEPTADO: 04/11/2020
ARTÍCULO PUBLICADO: 31/05/2021
RESUMEN
El primer caso de COVID-19 en Ecuador se reportó el 29 de febrero de 2020. Inmediatamente el gobierno implementó
medidas para combatir la enfermedad, pero durante los primeros meses el virus se propagó rápidamente en las provincias
costeras debido a la falta de acciones basadas en evidencia y adaptadas a la situación epidemiológica local por la ausencia de
un sistema de datos abiertos. Por esta razón, el objetivo del artículo es describir la evolución de la COVID-19 en Ecuador,
proporcionando una herramienta que ayude a las autoridades a controlar la enfermedad de manera efectiva en cada provincia.
La metodología consistió en recopilar información de fuentes oficiales sobre el número de contagios, muertes y pruebas
realizadas para comparar las tasas de positividad, letalidad y mortalidad a nivel mundial, latinoamericano y local; y se
determinó el exceso de mortalidad en Ecuador, considerando como referencia las defunciones del 2019. Los resultados
muestran que Ecuador tiene tasas de positividad (64,97), letalidad 5,86% y mortalidad por cada 10.000 habitantes (1,04) sobre
la media mundial y un exceso de mortalidad del 77,37% desde marzo hasta agosto. Además, al ser uno de los países con
menor número de test realizados es evidente que el subregistro de datos no refleja la gravedad de la COVID-19. En
conclusión,no se ha logrado controlar de manera efectiva la pandemia, por el contrario, hay provincias que desde junio
presentan un incremento acelerado de casos y es urgente reforzar su sistema de salud y vigilancia epidemiológica.
Palabras claves: Situación epidemiológica, Ecuador, COVID-19, letalidad, mortalidad.
ABSTRACT
The first case of COVID-19 in Ecuador was reported on February 29, 2020. The government immediately implemented
measures to combat the disease, but during the first months the virus spread rapidly in coastal provinces due to a lack of
evidence-based actions adapted to the local epidemiological situation in the absence of an open data system. For this reason,
the objective of the article is to describe the evolution of COVID-19 in Ecuador, providing a tool that helps the authorities to
control the disease effectively in each province. The methodology consists of collecting information from official sources on
the number of infections, deaths and tests carried out to compare the rates of positivity, lethality and mortality at the global,
Latin American and local levels. Likewise, the excess mortality in Ecuador was determined, considering as a reference the
deaths of 2019. The results show that Ecuador has rates of positivity (64.97), lethality 5.86% and mortality per 10,000
inhabitants (1.04) above the world average and an excess mortality of 77.37% from March to August. Furthermore, being one
of the countries with the lowest number of tests carried out, it is evident that the under-registration of data does not reflect the
severity of COVID-19. In conclusion, it has not been possible to effectively control the pandemic, on the contrary, there are
provinces that have shown an accelerated increase in cases since june and it is urgent to strengthen their health system and
epidemiological surveillance.
Key words: Epidemiological situation, Ecuador, COVID-19, lethality, mortality.
EVOLUCIÓN DE LA COVID-19 EN ECUADOR
EVOLUTION OF COVID-19 IN ECUADOR
Michelle Parra , Esteban Carrera
Universidad Tecnológica Indoamérica. Programa de Maestría en Gestión Ambiental. Quito – Ecuador. Email: mparra1094@gmail.com
Universidad Politécnica Salesiana. Facultad de Ciencias de la Computación. Quito – Ecuador. E-mail: ecarrerac3@ups.edu.ec
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INTRODUCCIÓN
El 31 de diciembre de 2019, la oficina de la Organización Mundial de la Salud [OMS] en la República Popular China informó
sobre casos de neumonía vírica de causa desconocida en la ciudad de Wuhan, cuyo cuadro clínico estaba caracterizado por tos
seca, fiebre y malestar general, acompañado en ocasiones por síntomas gastrointestinales (Inca & Inca, 2020; OMS, 2020).
Posteriormente, el 30 de enero de 2020, se declaró emergencia de salud pública de importancia internacional porque el brote
del nuevo coronavirus se propagó rápidamente en las cinco regiones de la OMS y cuatro países tenían pruebas de transmisión
interpersonal fuera de Wuhan e incluso de China (OMS, 2020). Mientras que, el 11 de febrero, el Comité Internacional sobre
Taxonomía de Virus designó al agente causal del brote identificado en Wuhan como Síndrome Respiratorio Agudo Severo
Coronavirus 2 [SARS-CoV-2] y al cuadro clínico se lo nombró oficialmente como COVID-19 [Coronavirus Disease-2019]
(Wu, Chen & Chan, 2020). Luego, el 11 de marzo, la OMS decidió declarar a la COVID-19 como pandemia por los niveles
alarmantes de propagación y gravedad del virus, así como también por los elevados niveles de inacción. Hasta ese momento
existían más de 118.000 casos en 114 países y 4.291 personas fallecidas por la enfermedad (Organización Panamericana de la
Salud, 2020).
En Ecuador, el primer caso se identificó el 29 de febrero de 2020 en la provincia de Guayas y obligó a las autoridades a tomar
medidas para combatir esta enfermedad. Es así, que el 13 de marzo se activó el Comité de Operaciones de Emergencia Nacio-
nal [COE-N] que estuvo a cargo de informar sobre la situación epidemiológica del país a través del reporte diario de cifras de
personas contagiadas y fallecidas por provincias y cantones (Gobierno de la República del Ecuador, 2020). Sin embargo, el
virus se propagó a una velocidad acelerada en el país y las autoridades decidieron declarar una cuarentena nacional el 17 de
marzo, fecha en la que se reportaron 111 casos confirmados y 2 personas fallecidas (SINGRE, 2020). Al finalizar el mes de
agosto, según las cifras proporcionadas por el COE-N hubo 113.767 casos confirmados, 6.556 fallecidos confirmados por
COVID-19, 3.741 fallecidos probables COVID-19 y 86.252 pacientes recuperados.
En este contexto, una de las problemáticas actuales en Ecuador es la falta de un sistema de datos abiertos sobre la COVID-19
porque la única información a la que puede acceder la ciudadanía y los medios de comunicación son las cifras emitidas diaria-
mente por el COE-N y los reportes de defunciones inscritas diarias del Registro Civil. Ante esta situación, el propósito del
presente artículo es describir la evolución de la COVID-19 en Ecuador, conocer la tasa de letalidad y mortalidad nacional y
provincial para comparar el comportamiento de la enfermedad a nivel mundial y latinoamericano, proporcionando una herra-
mienta que pueda ser utilizada por la ciudadanía y por los tomadores de decisiones para controlar de manera efectiva la
pandemia en el país.
METODOLOGÍA
El presente artículo es un estudio observacional basado en datos estadísticos y demográficos de estudios previos y de
información proporcionada por organismos oficiales internacionales como la OMS y la Organización de las Naciones Unidas
[ONU], y nacionales como el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos y Emergencias de Ecuador [SINGRE], el Registro Civil
del Ecuador y el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos [INEC]. Para calcular las tasas de casos positivos, letalidad y
mortalidad a nivel mundial y de los países más representativos de Latinoamérica se utilizaron los datos emitidos por la OMS
en su reporte de situación de COVID-19 del 31 de agosto de 2020 y la perspectiva mundial de población 2020 de la ONU. Para
el caso del Ecuador, se consideraron las infografías de la 1 a la 186 publicadas por la SINGRE y la proyección de población
realizada por el INEC para el 2020. Para analizar el exceso de defunciones durante el 2020 se emplearon los datos publicados
por el Registro Civil del Ecuador de los años 2019 y 2020, donde constan las defunciones por provincias y por cantones. Los
datos fueron recopilados, analizados y representados gráficamente con los programas Excel y Mapchart.
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RESULTADOS
La mayoría de los países de América Latina presentan una tasa de casos positivos por cada 10.000 habitantes superior a la
media mundial 30,22%. En Ecuador, la tasa es de 64,97% y es inferior a las cifras de Argentina, Bolivia, Colombia, Brasil,
Perú y Chile, siendo este último, el que presenta la mayor tasa de positividad de América del Sur (Gráfico 1).
En el caso de Ecuador, la evolución de la tasa de positividad por cada 10.000 habitantes se caracteriza por presentar un
crecimiento lineal constante. Al inicio de la cuarentena, el aumento de la tasa de positividad era lento, pero a partir del 15 de
abril, se evidencia un incremento acelerado de los casos de personas contagiadas con COVID-19. Por esta razón, la tasa de
positividad pasó de 4,49 a 17,97 en un mes. Como se observa en la Gráfico 2, la tasa de casos positivos en el país ha
incrementado y se reporta un valor de 64,97.
Gráfico 1. Tasa de positividad de COVID-19 por cada 10.000 habitantes de países de América del Sur.
Fuente: Elaboración propia a partir de OMS, Reporte de situación COVID-19 (2020), ONU, Perspectiva Mundial de Población 2020 (2020), SINGRE,
Infografía Nacional COVID-19 (2020) e INEC, Proyección de población Ecuador (2020).
Gráfico 2. Tasa de positividad de COVID-19 por cada 10.000 habitantes en Ecuador.
Fuente: Elaboración propia a partir de SINGRE, Infografía Nacional COVID-19 (2020) e INEC, Proyección de población Ecuador (2020).
4,57
24,40
64,97
92,43
99,27
Tasa de positividad (10.000 hab.)
Tasa de casos positivos mundial (100.000 hab.)
120,90
183,87
199,85
215,38
250
200
150
50
Uruguay
Paraguay
Ecuador
Argentina
Bolivia
Colombia
Brasil
Perú
Chile
0
100
70
60
50
40
30
20
10
0
0,01 0,02
1,31
4,49
14,24
13-mar
15-mar
31-mar
15-abr
30-abr
15-may
31-may
15-jun
30-jun
15-jul
31-jul
15-ago
31-ago
17,97
22,33
Tasa de Positividad (10.000 hab.)
27,02
32,18
40,16
48,74
57,50
64,97
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• Esteban Carrera
A nivel provincial, 11 provincias del Ecuador tienen una tasa de positividad superior a la media nacional (64,97). Las provincias
de la Amazonía y Carchi presentan las cifras más altas, tal es el caso de Pastaza que tiene 167,1 personas contagiadas con
COVID-19 por cada 10.000 habitantes (Gráfico 3).
Por su parte, el porcentaje de positividad determina el número de personas que dieron positivo para el virus en función de la
cantidad de pruebas realizadas. En este sentido, en América del Sur, Chile es el país que más pruebas ha hecho con un total
de 113.486 test por cada millón de habitantes; mientras que Ecuador es el país con menor número de pruebas realizadas por
cada millón de habitantes con un total de 18.784. A pesar de esto, Bolivia presenta el porcentaje de casos positivos más alto
de América del Sur 50,9%, seguido de Argentina con 39% y Ecuador con 34,6% (Gráfico 4).
En Ecuador, el número de test de COVID-19 ha incrementado desde inicios de la emergencia sanitaria declarada en el país.
Al finalizar el mes de marzo se reportaron 471 pruebas y 15,5% de positividad, pero el valor incrementó desde el mes de abril,
Gráfico 3. Tasa de positividad de COVID-19 por cada 10.000 habitantes por provincias.
Fuente: Elaboración propia a partir de SINGRE, Infografía Nacional COVID-19 (2020) e INEC, Proyección de población Ecuador (2020).
Gráfico 4. Porcentaje de positividad de COVID-19 en función del número de test realizados en países de América del Sur.
Fuente: Elaboración propia a partir de Infobae, Coronavirus en América Latina y el mundo (2020) y SINGRE, Infografía Nacional COVID-19 (2020).
180
160
140
120
100
80
60
40
20
0
167,1
125,5
103,5 102,3
100,3
98,2 97,9
86,2 85,3
74,0
68,6
61,9
61,4
Tasa de Positividad (10.000 hb.)
Tasa de Positividad Nacional (10.000 hb.)
61,3
60,5
56,7 55,0 54,3
46,9
PASTAZA
CARCHI
ORELLANA
STO. DOMINGO
SUCUMBÍOS
NAPO
LOJA
PICHINCHA
BOLÍVAR
AZUAY
COTOPAXÍ
EL ORO
IMBABURA
TUNGURAHUA
ESMERALDAS
MANABÍ
CAÑAR
GUAYAS
CHIMBORAZO
LOS RÍOS
GALÁPAGOS
SANTA ELENA
ZAMORA CHINCHIPE
MORONA SANTIAGO
42,9
38,6
35,5
33,0
32,3
60%
50,9%
39,0%
34,6%
27,7%
25,1%
22,7%
19,0%
10,3%
1,0%
Bolivia Argentina Ecuador Perú UruguayParaguayChileColombiaBrasil
50%
40%
30%
20%
10%
0%
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Respecto al porcentaje de letalidad, los países de Ecuador, Bolivia y Perú tienen valores sobre la media mundial 3,45% y
latinoamericana 4%, siendo Ecuador, el país con la cifra más alta, equivalente a 9,05% si se consideran a los fallecidos confir-
mados y probables por COVID-19 y a 5,76% si solo se toma en cuenta a los fallecidos confirmados. Por su parte, Paraguay
es el país con la menor tasa de letalidad 1,82%, seguido de Argentina con 2,06% (Gráfico 6).
A nivel nacional, el porcentaje de letalidad presentó un crecimiento acelerado desde finales de abril hasta la última semana de
mayo, pero a partir de junio, se observó una disminución progresiva de la tasa de letalidad. Sin embargo, la cifra de letalidad
aún es superior a la media mundial (Gráfico 7).
Gráfico 5. Porcentaje de positividad en Ecuador en función del número de test realizados.
Fuente: Elaboración propia a partir de SINGRE, Infografía Nacional COVID-19 (2020) e INEC, Proyección de población Ecuador (2020).
Gráfico 6. Tasa de letalidad del COVID-19 en países de América del Sur.
Fuente: Elaboración propia a partir de OMS, Reporte de situación COVID-19 (2020) y SINGRE, Infografía Nacional COVID-19 (2020).
Nota: Ecuador* considera únicamente los fallecidos confirmados por COVID-19; Ecuador** considera los fallecidos confirmados y los probables por
COVID-19.
15,50%
16,59%
27,90%
30,12%
36,11% 35,03%
33,30%
35,10%
38,27%
36,95%
35,23%
35,37%
34,59%
13-mar. 15-mar. 31-mar. 15-abr. 30-abr. 15-may. 31-may. 15-jun. 30-jun. 15-jul. 31-jul. 15-ago. 31-ago.
Paraguay
1,82
2,06
Porcentaje (%)
2,74 2,77
3,11
3,20
4,28
4,44
5,76
9,05
Argentina Chile Uruguay Brasil Colombia Bolivia Perú Ecuador*
Tasa de letalidad Tasa de letalidad mundial
Ecuador**
cuando se registraron 3.944 test y un porcentaje de positividad de 36,11%, hasta el 30 de junio, cuando se realizaron 8.407
pruebas y se alcanzó el valor de positividad más alta 38,27%. Sin embargo, desde julio el porcentaje de positividad ha
disminuido de forma lenta, pero actualmente existen 49.464 muestras que no han sido analizadas (Gráfico 5).
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A nivel provincial, 16 provincias tienen porcentajes de letalidad superiores al 3,5% que es el referente internacional. Siendo
Tungurahua, Cotopaxi, Santo Domingo de los Tsáchilas, El Oro, Guayas, Los Ríos, Manabí, Chimborazo y Santa Elena, las
provincias que tienen tasas sobre la media nacional 5,86%. Por su parte, Santa Elena presenta una letalidad 4,7 veces mayor
al porcentaje nacional (Gráfico 8).
Por su parte, la evolución de la tasa de positividad por cada 10.000 habitantes se caracteriza por tener un crecimiento continuo
desde el inicio de la pandemia hasta la actualidad; mientras que, el comportamiento del porcentaje de letalidad varía en
función de la provincia. En el caso de las provincias que durante los primeros meses de la cuarentena mostraron un crecimiento
acelerado de contagios y letalidad como Guayas, Santa Elena, Manabí, Los Ríos y El Oro, aún no logran aplanar la curva de
Gráfico 7. Evolución de la tasa de letalidad del COVID-19 en Ecuador.
Fuente: Elaboración propia a partir de SINGRE, Infografía Nacional COVID-19 (2020).
Gráfico 8. Tasa de letalidad por COVID-19 por provincias del Ecuador.
Fuente: Elaboración propia a partir de OMS, Reporte de situación COVID-19 (2020), ONU, Perspectiva Mundial de Población 2020 (2020), SINGRE,
Infografía Nacional COVID-19 (2020) e INEC, Proyección de población Ecuador (2020).
5,00%
5,41%
3,43%
13-mar 15-mar 31-mar 15-abr 30-abr 15-may 31-may 15-jun 15-jul 15-ago 31-ago31-jul30-jun
Tasa de letalidad (%)
4,94%
8,24%
8,59%
8,30%
8,03%
7,33%
6,68%
6,02%
5,76%
3,61%
27,14
12,96
10,40
SANTA ELENA
CHIMBORAZO
MANABÍ
LOS RÍOS
GUAYAS
EL ORO
STO. DOMINGO
COTOPAXÍ
TUNGURAHUA
ESMERALDAS
NAPO
CAÑAR
BOLÍVAR
PICHINCHA
LOJA
SUCUMBÍOS
IMBABURA
CARCHI
PASTAZA
ORELLANA
AZUAY
GALÁPAGOS
MORONA SANTIAGO
ZAMORA CHINCHIPE
9,87
8,92
8,30
7,19
6,76
6,48
5,64
5,38
3,85
3,60
3,41 3,41
3,26
2,74
2,52
2,35
2,15
0,92 0,77
4,62
3,89
Tasa de letalidad (%) Tasa de letalidad Nacional (%)
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CAÑAR
Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto
1,39
10,55
3,03
9,06 8,38
6,90
4,62
11,76
19,26
26,26
46,94
CHIMBORAZO
Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto
0,32
3,19
7,60
14,75
27,19
38,57
20,96
27,39
19,53
14,95
12,96
EL ORO
Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto
0,48
6,62
28,25
44,44
61,26
11,76
16,88
12,41
10,50
8,30
15,28
GALÁPAGOS
Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto
1,51
20,58
23,00
26,63
31,17
32,99
1,47
1,32
1,14 0,97 0,92
AZUAY
Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto
5,22
3,80 2,84 2,16 2,15
9,86
19,99
37,74
0,88
BOLÍVAR
7,69
5,25 4,44
Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto
0,71
14,86
30,87
54,68
68,64
6,34
3,89
CARCHI
Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto
0,32
2,84
16,16
47,89
103,55
8,13
7,24
5,63
3,24
2,74
9,43
COTOPAXI
Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto
12,50
19,00
13,67
10,99
8,31
6,76
0,16
2,05
8,08
22,34
41,13
61,43
ESMERALDAS
Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto
10,16
9,39
6,67
5,77
5,64
0,16
2,91
13,24
32,38
50,07
55,05
GUAYAS
Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto
3,22
3,64
9,99
10,55
9,45
8,92
3,68
23,79
32,05
34,22
39,93
42,93
contagios, por el contrario, mantienen un crecimiento lento, pero continuo. En el resto de las provincias que durante la cuarentena
tuvieron un ligero incremento de casos, se observa un aumento significativo de la tasa de positividad a partir de mayo, tal es
el caso de las provincias de la Amazonía, Pichincha, Carchi, Imbabura, Azuay, Cotopaxi, Loja, Tungurahua y Azuay. En el
gráfico 9 se representa la evolución de la COVID-19 por provincias, donde se representa con línea de color azul la tasa de
positividad y con color naranja la tasa de letalidad.
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• Esteban Carrera
IMBABURA
Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto
0,21
1,87
12,14
30,99
60,49
10,00
10,11
6,90 6,75
4,81
3,26
LOS RÍOS
Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto
0,87
7,52
16,37
24,62
31,01
35,51
7,50
5,48
12,92
11,28
11,06
9,87
MORONA SANTIAGO
Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto
0,51
3,10
5,34
39,69
102,32
125,52
1,28
0,70 0,77
ORELLANA
Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto
0,06
2,05
14,69
45,93
82,00
100,29
1,69
2,43 2,49 2,35
PICHINCHA
Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto
0,68
4,40
12,20
22,37
45,89
74,03
7,72
6,94
4,85
3,85
LOJA
Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto
0,42
4,45
6,85
16,58
48,99
85,29
5,21
3,17 3,60
Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto
3,92
14,31
28,46
41,53
54,30
1,85
17,32
14,11
12,13
10,40
19,42
MANABÍ
NAPO
Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto
0,07
1,72
15,03
43,83
70,30
86,23
8,70
7,46
5,29 5,21
5,38
PASTAZA
Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto
0,44
4,03
19,96
60,07
120,49
167,07
2,19
3,21 3,20 2,52
SANTA ELENA
Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto
0,42
9,02
19,22
23,03
32,33
23,53
36,45
35,17
28,83
27,14
12,98
REVISTA INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO I+D • VOLUMEN 13 • ENERO - JUNIO 2021 • P. 27 - 40 • UNIVERSIDAD TÉCNICA DE AMBATO - DIDE • AMBATO - ECUADOR
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ARTÍCULO RECIBIDO: 27/08/2020
ARTÍCULO ACEPTADO: 04/11/2020
ARTÍCULO PUBLICADO: 31/05/2021
En el caso de la tasa de mortalidad por cada 10.000 habitantes, Perú es el país con la cifra más alta (8,87), seguido de Chile
(5,91) y Ecuador (5,88). En el caso de Ecuador, se reportan dos tasas, la más baja considera únicamente a los fallecidos por
COVID-19 confirmados con una prueba; mientras que, la más alta no solo toma en cuenta a los confirmados, sino también a
los probables, es decir, aquellos que tuvieron síntomas similares a los de la enfermedad del COVID-19 (Gráfico 10).
Por su parte, la evolución de la tasa de mortalidad en Ecuador tiene un comportamiento similar a la tasa de positividad, con
un crecimiento acelerado desde finales del mes de abril hasta inicios de junio. Posteriormente, la curva mantiene un incremento
lento, pero continuo (Gráfico 11).
Gráfico 9. Evolución de la tasa de positividad y letalidad por COVID-19 por provincias del Ecuador.
Fuente: Elaboración propia a partir de, SINGRE, Infografía Nacional COVID-19 (2020) e INEC, Proyección de población Ecuador (2020).
Gráfico 10. Tasa de mortalidad del COVID-19 en países de América del Sur.
Fuente: Elaboración propia a partir de SINGRE, Infografía Nacional COVID-19 (2020).
Nota: Ecuador* considera únicamente los fallecidos confirmados por COVID-19; Ecuador** considera los fallecidos confirmados y los probables por
SANTO DOMINGO
Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto
0,39
4,40
22,74
43,55
80,12
98,24
10,40
7,09 5,91 6,70 7,19
SUCUMBÍOS
Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto
1,17
1,82
17,92
49,63
97,92
4,55
4,84
4,37 3,41
TUNGURAHUA
Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto
0,15
2,88
8,08
17,30
35,27
56,69
10,00
14,26
10,47
8,07
6,48
ZAMORA CHINCHIPE
Marzo Abril Mayo Junio Julio Agosto
0,17
3,65
15,45
44,51
78,48
96,83
2,69 2,99
3,60 3,43
0,13
Uruguay
Paraguay
Argentina
Ecuador*
Ecuador**
Chile
Perú
Colombia
Bolivia
Brasil
0,44
1,91
Tasa de mortalidad Tasa de mortalidad mundial (10.000 hab)
3,74
3,86
4,25
5,71
5,88 5,91
8,87
E-ISSN-2361-2557
REVISTA INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO I+D • VOLUMEN 13 • ENERO - JUNIO 2021 • P. 27 - 40 • UNIVERSIDAD TÉCNICA DE AMBATO - DIDE • AMBATO - ECUADOR
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• Michelle Parra
• Esteban Carrera
El exceso de mortalidad en Ecuador se determina al comparar la cifra de defunciones desde marzo hasta agosto de los años
2019 y 2020. Según las cifras existe un exceso de 28.961 muertes, de las cuales 13.550 corresponden únicamente al mes de
abril. Pero, según las cifras oficiales de la SINGRE, hasta el 31 de agosto se reportaron 6.556 fallecidos por COVID-19 y
3.741 fallecidos probables por COVID-19, dando un total de 10.297 personas fallecidas por la enfermedad. Sin embargo, aún
quedan 18.664 defunciones que podrían ser atribuidas al COVID-19, pero que no pudieron ser confirmadas por la falta de
pruebas (Gráfico 12).
En este sentido, la tasa de exceso de defunciones por cada 100.000 habitantes en Ecuador es de 154,8. Los valores más altos
lo registran las provincias de Guayas (347,6) y Santa Elena (332,4). Por su parte, las cifras más bajas la tienen Galápagos (4,8)
y Loja (9,6) (Gráficos 13 y 14).
Gráfico 11. Evolución de la tasa de mortalidad por COVID-19 en Ecuador.
Fuente: Elaboración propia a partir de SINGRE, Infografía Nacional COVID-19 (2020) e INEC, Proyección de población Ecuador (2020).
Gráfico 12. Exceso de mortalidad en Ecuador.
Fuente: Elaboración propia a partir de Registro Civil, Cifras de defunciones (2020) y SINGRE, Infografía Nacional COVID-19 (2020).
De los resultados obtenidos, se ha podido evidenciar múltiples beneficios que produce emitir bonos de esta categoría, además de
beneficios para el medio ambiente y para la sociedad. A pesar de tener escasa regulación sobre los bonos verdes en diversos
países, este no ha sido un impedimento que haya influido en las decisiones para realizar una emisión. De hecho, la Calificadora
de Riesgos Moody's dentro de un anuncio de investigación de fecha febrero 3 de 2020, señala que: “El crecimiento en los
volúmenes de emisión y la diversificación de emisores continúa en las áreas verde, social y mercados de bonos de sostenibilidad.
Moody's espera que la emisión en estos mercados aumente a $ 400 mil millones en 2020, de $ 323 mil millones en 2019” (Mood-
y´s, 2020, p.1). Lo indicado permite comprender que existe una gran oportunidad al acceder a este tipo de mercado de deuda.
Beneficios para los inversionistas.
Los bonos temáticos son valores de renta fija, como cualquier otro en el mercado de valores; así, para los inversionistas, un
bono ODS presenta las mismas ventajas de cualquier valor de renta fija como seguridad, condiciones preestablecidas, tasa de
interés competitiva, pagos periódicos. Adicional a estos beneficios, se añade la satisfacción del inversionista de saber que está
invirtiendo en causas verdes, sociales o sostenibles. Por estos motivos, muchos de los inversionistas de bonos temáticos son
fondos gubernamentales, especialistas en environmental social governance [ESG], o también ONG´s sin fines de lucro.
Bonos Covid-19, una alternativa de financiamiento.
Frente a la crisis económica actual provocada por la pandemia a causa del COVID-19, se ha agregado un fin adicional de los
bonos sociales, y es dar un respiro a las golpeadas economías, especialmente de las PyMES. Como se conoce, el coronavirus
es una enfermedad que ha arremetido a nivel mundial y se ha convertido en una cuestión social que intimida la calidad de vida
de la humanidad; sus estragos han provocado perjuicios irreparables no solamente en el ámbito de la salud sino también en el
ámbito económico con pérdidas inesperadas.
Ante estas cuestiones, es necesario que se apliquen fuentes de financiamiento que permitan de alguna manera mitigar dichos
estragos, y de acuerdo con lo comentado en líneas anteriores, una de las formas a través de las cuales se lo puede lograr es con
la emisión de bonos sociales o sostenibles, los mismos que deberían mantener su etiqueta de acuerdo con los parámetros
otorgados por la ICMA, de modo de aminorar los problemas sociales que se generan a causa del COVID-19. El presente
trabajo analiza con más detalle los bonos sociales, entendiendo por tales abonos de deuda que se colocan en los mercados de
valores de cada país con el objeto de recabar fondos que serán destinados exclusivamente a fines sociales; si bien el término
“fines sociales” es amplio, de manera general para el tema en discusión, los emisores que emitan bonos sociales contra el
COVID-19, deben de manera ineludible destinar los recursos que recauden a atenuar el virus y sus efectos, realizando
diferentes proyectos tales como: investigación médica, prevención y mitigación del desempleo ocurrido debido a la enferme-
dad, financiación de créditos dirigidos a las pequeñas empresas que deseen reactivarse y generar empleo, adquisiciones de
equipos sanitarios para combatir el coronavirus. Todos estos medios ejemplificativos al momento de desarrollarse deben ser
transparentes con el manejo del destino de los recursos. En este contexto se debe pretender fomentar la innovación y la
conciencia a través de este tipo de emisiones, a efectos de beneficiar a miles de afectados por la pandemia.
Dentro del primer semestre del año 2020 se ha podido evidenciar ciertas emisiones de bonos COVID-19 para enfrentar la
crisis a causa del coronavirus, así, por ejemplo, el Banco Africano de Desarrollo lanzó el bono social denominado “Fight
COVID-19” con un vencimiento de 3 años, por 3.000 millones de dólares, el cual recibió posturas por más de 4.600 millones
de dólares. De acuerdo con lo señalado en la página web del propio Banco, éste ha llegado a ser el bono social, en dólares,
más grande jamás lanzado en los mercados internacionales de capital hasta la fecha y el mayor índice de referencia en dólares
emitido por esa entidad. Esta emisión pagará una tasa de interés del 0,75% (Banco Africano de Desarrollo, 2020). De acuerdo
a las declaraciones del propio Banco, se menciona que los recursos que se obtengan con este financiamiento estarán dirigidos
a gastos médicos sanitarios, mitigar el impacto económico y social a través de ayudas monetarias a las poblaciones con mayor
vulnerabilidad. Otro claro ejemplo de emisión de este tipo de bonos es el caso del BBVA banco europeo, que lanzó 1.000
millones de bonos COVID-19 a cinco años plazo con una demanda que ha quintuplicado la oferta y se ha situado en 5.000
millones en pocas horas; este tipo de emisión tiene un contexto social asociado a la pandemia y es así como el BBVA otorgará
préstamos dirigidos a pequeñas y medianas empresas con afectaciones económicas por impactos COVID-19 (El Economista,
2020). En América Latina se debe mencionar el caso de Paraguay que emitió bonos soberanos por US$ 1.000 millones en los
mercados internacionales, con un plazo de 10 años y a una tasa de 4,95%, cuyos recursos de recaudación estarán dirigidos a
los compromisos asumidos por ese gobierno mediante la Ley de Emergencia N° 6254/2020 que declara Estado de Emergencia
Sanitaria ante la pandemia del COVID-19, estos son: la mejora del sistema de salud y sanitarios, subsidios para los sectores
vulnerables, políticas sociales y créditos para pequeñas y medianas empresas.
La información otorgada nos debe orientar para que en Ecuador se busque la oportunidad de emitir este tipo de bonos, debien-
do repensar los procesos y ser más sensibles ante los cambios climáticos y sociales, siendo resilientes, aportando soluciones
que favorezcan a la población de manera general y sobre todo a asumir nuestras responsabilidades como gobierno, empresas
o sector financiero.
Analizando el contexto ecuatoriano, la pandemia ha golpeado fuertemente la economía, el sector más vulnerable ha sido el
conformado por pequeñas y medianas empresas, en tal razón se cree que las instituciones privadas más adecuadas ayudar a la
reactivación económica son los bancos y las cooperativas de ahorro y crédito, por las siguientes razones:
• En el año 2019 existían alrededor de 91.370 compañías activas y de esas el 95,6% correspondían a PyMES, de acuerdo con
la información proporcionada en una exposición por parte del señor del Intendente de Compañías de Quito.
• El mercado financiero ecuatoriano está claramente dominado por los bancos y cooperativas de ahorro y crédito, dejando de
lado al mercado de valores; en cifras, hasta marzo de 2020, los bancos reportaban una cartera bruta de más de veinte y nueve
mil millones de dólares; mientras que en el mercado de valores, durante todo el año 2019 se negociaron casi doce mil millo-
nes de dólares, por lo cual queda demostrado que el mercado de dinero tiene más alcance y es más influyente.
• El número de PyMES que se financian en el mercado de valores es reducido, ya la mayoría de ellas se financian a través del
mercado de dinero.
• La Ley Orgánica de Apoyo Humanitario para combatir la Crisis Sanitaria Derivada del COVID–19, publicada en el Registro
Oficial suplemento 229 del lunes 22 de junio de 2020, contiene varias disposiciones que buscan que las instituciones
financieras del sistema nacional otorguen créditos enfocados a las pequeñas y medianas empresas, con mayores incentivos
como mayor plazo, períodos de gracia, menor interés, además que sean concedidos con mayor agilidad. Adicionalmente,
prevé la posibilidad de que las instituciones del sistema financiero nacional reprogramen el pago de cuotas pendientes, o
reestructuren los créditos concedidos; esto debido al COVID-19. Para lograr este mandato que la Ley les otorga las entida-
des del sistema financiero requerirán recursos frescos que serán colocados para mejorar la liquidez de sus deudores.
Los parámetros indicados permiten observar que los bancos y cooperativas de ahorro y crédito deberían aprovechar la oportu-
nidad de emitir bonos sociales (COVID) en el mercado de valores nacional, con el objeto de obtener recursos para destinarlos
exclusivamente a alivianar la crisis de liquidez que actualmente presenta la economía ecuatoriana a causa de la pandemia
mundial.
Esta propuesta es coherente con la realidad, por los siguientes motivos:
1. Actualmente existen varias experiencias internacionales de instituciones financieras emitiendo bonos sociales para destinar-
los a aminorar los efectos económicos del COVID-19, tal como se ha mencionado en la primera parte de este documento.
2. En Ecuador, Banco Pichincha, en el segundo semestre de 2019, emitió doscientos cincuenta millones de dólares en Bonos
Verdes, un tipo de bono temático, abriendo como precedente este tipo de emisiones.
3. En enero de 2020 el Ecuador emitió su primer Bono Social soberano en el mercado internacional (para vivienda) por un
monto de USD 400 millones a 15 años de plazo y con una tasa de interés de 7,25% anual.
0,00
13-mar 15-mar 31-mar 15-abr 30-abr 15-may 31-may 15-jun 30-jun 15-jul 31-jul 15-ago 31-ago
0,00
0,05
0,22
1,48
1,92
2,24
2,59
2,95
3,26
3,46
3,74
0,51
72303
56649
46688
38654
29179
9470
6570
Marzo Abril Mayo Junio Julio
Fallecidos Probables COVID-19 Fallecidos COVID-19
Fallecidos 2020
Fallecidos 2019
Agosto
79 87
900
1455
2154
3071 3470 3741
3358
4527
5702
6556
12729
18689
24580
30658
36903
REVISTA INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO I+D • VOLUMEN 13 • ENERO - JUNIO 2021 • P. 27 - 40 • UNIVERSIDAD TÉCNICA DE AMBATO - DIDE • AMBATO - ECUADOR
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ARTÍCULO RECIBIDO: 27/08/2020
ARTÍCULO ACEPTADO: 04/11/2020
ARTÍCULO PUBLICADO: 31/05/2021
DISCUSIÓN
La tasa de casos positivos por cada 10.000 habitantes en Ecuador es una de las más bajas de América del Sur, pero el porcenta-
je de positividad es uno de los más altos. Esto se debe a que el primer indicador de positividad en función del número de
habitantes varía según el tamaño de la población de un país y Ecuador tiene una población total menor a Perú, Brasil, Argenti-
na, Chile y Colombia. Mientras que, el segundo indicador que depende del número de test realizados proporciona información
más específica del comportamiento de la enfermedad del COVID-19. Como manifiesta Lopardo (2020), conocer la tasa de
positividad en un lugar determinado es indispensable para tener una dimensión sobre la propagación de la enfermedad, pero
de manera paralela se debe tomar en cuenta la cantidad de población que ha sido testeada porque es evidente que la tasa de
casos positivos va a incrementar a medida que los países empiecen a realizar más test. Además, como menciona la BBC
(2020), los indicadores de positividad en función del número de habitantes y de la cantidad de test realizados es fundamental
para comprender la evolución del virus. Por esta razón, es explicable que países como Rusia y Corea tengan los porcentajes
de positividad más bajos del mundo porque realizaron pruebas a toda su población, inclusive a ciudadanos sin síntomas. Por
su parte, Rosero (2020), afirma que al realizar pocas pruebas diagnósticas o centrar la toma de muestras únicamente en
pacientes más graves, es evidente que el porcentaje de positividad incrementará.
Gráfico 13. Mapa de exceso de defunciones por provincias del Ecuador desde el 1 de marzo hasta el 31 de agosto de 2020.
Fuente: Elaboración propia a partir de Gómez y Orellana, Situación epidemiológica de la COVID-19 y exceso de mortalidad en Ecuador (2020).
Gráfico 14. Tasa de exceso de defunciones por provincias del Ecuador desde el 1 de marzo hasta el 31 de agosto de 2020.
Fuente: Elaboración propia a partir de Gómez y Orellana, Situación epidemiológica de la COVID-19 y exceso de mortalidad en Ecuador (2020).
De los resultados obtenidos, se ha podido evidenciar múltiples beneficios que produce emitir bonos de esta categoría, además de
beneficios para el medio ambiente y para la sociedad. A pesar de tener escasa regulación sobre los bonos verdes en diversos
países, este no ha sido un impedimento que haya influido en las decisiones para realizar una emisión. De hecho, la Calificadora
de Riesgos Moody's dentro de un anuncio de investigación de fecha febrero 3 de 2020, señala que: “El crecimiento en los
volúmenes de emisión y la diversificación de emisores continúa en las áreas verde, social y mercados de bonos de sostenibilidad.
Moody's espera que la emisión en estos mercados aumente a $ 400 mil millones en 2020, de $ 323 mil millones en 2019” (Mood-
y´s, 2020, p.1). Lo indicado permite comprender que existe una gran oportunidad al acceder a este tipo de mercado de deuda.
Beneficios para los inversionistas.
Los bonos temáticos son valores de renta fija, como cualquier otro en el mercado de valores; así, para los inversionistas, un
bono ODS presenta las mismas ventajas de cualquier valor de renta fija como seguridad, condiciones preestablecidas, tasa de
interés competitiva, pagos periódicos. Adicional a estos beneficios, se añade la satisfacción del inversionista de saber que está
invirtiendo en causas verdes, sociales o sostenibles. Por estos motivos, muchos de los inversionistas de bonos temáticos son
fondos gubernamentales, especialistas en environmental social governance [ESG], o también ONG´s sin fines de lucro.
Bonos Covid-19, una alternativa de financiamiento.
Frente a la crisis económica actual provocada por la pandemia a causa del COVID-19, se ha agregado un fin adicional de los
bonos sociales, y es dar un respiro a las golpeadas economías, especialmente de las PyMES. Como se conoce, el coronavirus
es una enfermedad que ha arremetido a nivel mundial y se ha convertido en una cuestión social que intimida la calidad de vida
de la humanidad; sus estragos han provocado perjuicios irreparables no solamente en el ámbito de la salud sino también en el
ámbito económico con pérdidas inesperadas.
Ante estas cuestiones, es necesario que se apliquen fuentes de financiamiento que permitan de alguna manera mitigar dichos
estragos, y de acuerdo con lo comentado en líneas anteriores, una de las formas a través de las cuales se lo puede lograr es con
la emisión de bonos sociales o sostenibles, los mismos que deberían mantener su etiqueta de acuerdo con los parámetros
otorgados por la ICMA, de modo de aminorar los problemas sociales que se generan a causa del COVID-19. El presente
trabajo analiza con más detalle los bonos sociales, entendiendo por tales abonos de deuda que se colocan en los mercados de
valores de cada país con el objeto de recabar fondos que serán destinados exclusivamente a fines sociales; si bien el término
“fines sociales” es amplio, de manera general para el tema en discusión, los emisores que emitan bonos sociales contra el
COVID-19, deben de manera ineludible destinar los recursos que recauden a atenuar el virus y sus efectos, realizando
diferentes proyectos tales como: investigación médica, prevención y mitigación del desempleo ocurrido debido a la enferme-
dad, financiación de créditos dirigidos a las pequeñas empresas que deseen reactivarse y generar empleo, adquisiciones de
equipos sanitarios para combatir el coronavirus. Todos estos medios ejemplificativos al momento de desarrollarse deben ser
transparentes con el manejo del destino de los recursos. En este contexto se debe pretender fomentar la innovación y la
conciencia a través de este tipo de emisiones, a efectos de beneficiar a miles de afectados por la pandemia.
Dentro del primer semestre del año 2020 se ha podido evidenciar ciertas emisiones de bonos COVID-19 para enfrentar la
crisis a causa del coronavirus, así, por ejemplo, el Banco Africano de Desarrollo lanzó el bono social denominado “Fight
COVID-19” con un vencimiento de 3 años, por 3.000 millones de dólares, el cual recibió posturas por más de 4.600 millones
de dólares. De acuerdo con lo señalado en la página web del propio Banco, éste ha llegado a ser el bono social, en dólares,
más grande jamás lanzado en los mercados internacionales de capital hasta la fecha y el mayor índice de referencia en dólares
emitido por esa entidad. Esta emisión pagará una tasa de interés del 0,75% (Banco Africano de Desarrollo, 2020). De acuerdo
a las declaraciones del propio Banco, se menciona que los recursos que se obtengan con este financiamiento estarán dirigidos
a gastos médicos sanitarios, mitigar el impacto económico y social a través de ayudas monetarias a las poblaciones con mayor
vulnerabilidad. Otro claro ejemplo de emisión de este tipo de bonos es el caso del BBVA banco europeo, que lanzó 1.000
millones de bonos COVID-19 a cinco años plazo con una demanda que ha quintuplicado la oferta y se ha situado en 5.000
millones en pocas horas; este tipo de emisión tiene un contexto social asociado a la pandemia y es así como el BBVA otorgará
préstamos dirigidos a pequeñas y medianas empresas con afectaciones económicas por impactos COVID-19 (El Economista,
2020). En América Latina se debe mencionar el caso de Paraguay que emitió bonos soberanos por US$ 1.000 millones en los
mercados internacionales, con un plazo de 10 años y a una tasa de 4,95%, cuyos recursos de recaudación estarán dirigidos a
los compromisos asumidos por ese gobierno mediante la Ley de Emergencia N° 6254/2020 que declara Estado de Emergencia
Sanitaria ante la pandemia del COVID-19, estos son: la mejora del sistema de salud y sanitarios, subsidios para los sectores
vulnerables, políticas sociales y créditos para pequeñas y medianas empresas.
La información otorgada nos debe orientar para que en Ecuador se busque la oportunidad de emitir este tipo de bonos, debien-
do repensar los procesos y ser más sensibles ante los cambios climáticos y sociales, siendo resilientes, aportando soluciones
que favorezcan a la población de manera general y sobre todo a asumir nuestras responsabilidades como gobierno, empresas
o sector financiero.
Analizando el contexto ecuatoriano, la pandemia ha golpeado fuertemente la economía, el sector más vulnerable ha sido el
conformado por pequeñas y medianas empresas, en tal razón se cree que las instituciones privadas más adecuadas ayudar a la
reactivación económica son los bancos y las cooperativas de ahorro y crédito, por las siguientes razones:
• En el año 2019 existían alrededor de 91.370 compañías activas y de esas el 95,6% correspondían a PyMES, de acuerdo con
la información proporcionada en una exposición por parte del señor del Intendente de Compañías de Quito.
• El mercado financiero ecuatoriano está claramente dominado por los bancos y cooperativas de ahorro y crédito, dejando de
lado al mercado de valores; en cifras, hasta marzo de 2020, los bancos reportaban una cartera bruta de más de veinte y nueve
mil millones de dólares; mientras que en el mercado de valores, durante todo el año 2019 se negociaron casi doce mil millo-
nes de dólares, por lo cual queda demostrado que el mercado de dinero tiene más alcance y es más influyente.
• El número de PyMES que se financian en el mercado de valores es reducido, ya la mayoría de ellas se financian a través del
mercado de dinero.
• La Ley Orgánica de Apoyo Humanitario para combatir la Crisis Sanitaria Derivada del COVID–19, publicada en el Registro
Oficial suplemento N° 229 del lunes 22 de junio de 2020, contiene varias disposiciones que buscan que las instituciones
financieras del sistema nacional otorguen créditos enfocados a las pequeñas y medianas empresas, con mayores incentivos
como mayor plazo, períodos de gracia, menor interés, además que sean concedidos con mayor agilidad. Adicionalmente,
prevé la posibilidad de que las instituciones del sistema financiero nacional reprogramen el pago de cuotas pendientes, o
reestructuren los créditos concedidos; esto debido al COVID-19. Para lograr este mandato que la Ley les otorga las entida-
des del sistema financiero requerirán recursos frescos que serán colocados para mejorar la liquidez de sus deudores.
Los parámetros indicados permiten observar que los bancos y cooperativas de ahorro y crédito deberían aprovechar la oportu-
nidad de emitir bonos sociales (COVID) en el mercado de valores nacional, con el objeto de obtener recursos para destinarlos
exclusivamente a alivianar la crisis de liquidez que actualmente presenta la economía ecuatoriana a causa de la pandemia
mundial.
Esta propuesta es coherente con la realidad, por los siguientes motivos:
1. Actualmente existen varias experiencias internacionales de instituciones financieras emitiendo bonos sociales para destinar-
los a aminorar los efectos económicos del COVID-19, tal como se ha mencionado en la primera parte de este documento.
2. En Ecuador, Banco Pichincha, en el segundo semestre de 2019, emitió doscientos cincuenta millones de dólares en Bonos
Verdes, un tipo de bono temático, abriendo como precedente este tipo de emisiones.
3. En enero de 2020 el Ecuador emitió su primer Bono Social soberano en el mercado internacional (para vivienda) por un
monto de USD 400 millones a 15 años de plazo y con una tasa de interés de 7,25% anual.
200
150
100
50
0
400
347,6
332,4
176,1
GUAYAS
SANTA ELENA
EL ORO
MANABÍ
STO. DOMINGO
LOS RÍOS
TUNGURAHUA
CHIMBORAZO
PICHINCHA
NAPO
ESMERALDAS
SUCUMBÍOS
BOLÍVAR
COTOPAXÍ
PASTAZA
CAÑAR
ORELLANA
AZUAY
CARCHI
IMBABURA
LOJA
GALÁPAGOS
MORONA SANTIAGO
ZAMORA CHINCHIPE
150,6
118,0
108,1 108,1
Exceso de defunciones (10.000 hab.) Exceso de defunciones nacionales (10.000 hab.)
78,2 77,6
66,1
60,8
58,6
53,6 52,5
51,0
45,0 44,2
38,5
24,0 23,3
18,4 18,3
9,6
4,8
350
250
150
50
0
100
200
300
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• Michelle Parra
• Esteban Carrera
En este contexto, Ecuador es uno de los países que ha realizado menos pruebas para diagnosticar COVID-19. Además, los tests
se han enfocado de manera preferencial en la población con síntomas de neumonía, y esta puede ser una de las razones por las
cuales su porcentaje de positividad de 34,59% es uno de los más altos, no solo a nivel mundial sino también en el continente
americano. Sin embargo, también hay que aclarar que este porcentaje podría incrementar significativamente cuando se
terminen de analizar más de 40.000 muestras pendientes.
A su vez, es preocupante que todas las provincias de la Amazonía presenten las cifras más altas de casos de COVID-19
acumulados por cada 10.000 habitantes, principalmente porque dadas sus condiciones sociales y económicas, es difícil que
puedan acceder a una asistencia médica oportuna y eficaz cuando contraigan la enfermedad. Sin embargo, su elevada tasa de
positividad también se puede explicar porque son las provincias con menor población del país. Por esta razón, sería
fundamental conocer el número de pruebas PCR y rápidas que se han realizado en cada provincia para poder calcular el
porcentaje de positividad y tomar medidas basadas en evidencia y adaptadas a la realidad que enfrenta cada provincia.
En este sentido, Ecuador no debería flexibilizar por completo las medidas adoptadas para combatir la pandemia porque a pesar
de que la curva de contagios ha mostrado un crecimiento lento en las provincias de Guayas y Santa Elena, que al inicio eran los
epicentros de la enfermedad, en el resto de las provincias se observa un incremento acelerado a partir de mayo que coincide con
el desconfinamiento en el país. Además, las cifras de los indicadores de la evolución del COVID-19 en el país aún se
encuentran sobre la media mundial y según la OMS no es recomendable levantar las medidas de confinamiento, sobre todo
cuando la tasa de positividad en los exámenes practicados es mayor al 10%.
Por otra parte, en provincias como Carchi, Imbabura, Azuay, Cotopaxi, Loja, Sucumbíos, y Tungurahua, que en los primeros
meses tuvieron pocos casos, desde el mes de mayo se evidencia un incremento significativo; mientras que la curva de las provin-
cias que tuvieron el mayor número de casos en los meses de marzo y abril, no se ha estancado, únicamente crece de manera lenta.
Por esta razón, las autoridades deben reforzar las medidas de prevención y el compromiso comunitario, principalmente en las
provincias donde se observa un crecimiento acelerado del número de casos positivos durante los últimos meses.
Otro indicador que nos permite conocer la gravedad de la enfermedad es la tasa de letalidad que se refiere al número de
fallecidos con relación al total de personas contagiadas con una determinada enfermedad en un momento específico (Morán,
2020). A nivel mundial la letalidad para COVID-19 es de 3,45% y para América es de 4%. Hasta el 31 de agosto, Ecuador tenía
una tasa de letalidad de 5,76%, convirtiéndose en el tercer país de la región con el mayor porcentaje de letalidad para
COVID-19, después de México (11%) y Canadá (8%). Este porcentaje incrementa a 9,25% si se consideran a los fallecidos
probables por la enfermedad.
Según la evolución de la tasa de letalidad del COVID-19 en Ecuador, la media mundial se superó desde la tercera semana de
marzo hasta la actualidad y su incremento fue significativo en los meses de abril a mayo. Sin embargo, a pesar de que el
porcentaje de letalidad ha decrecido desde junio, el valor aún sigue siendo preocupante. Como mencionan Gómez y Orellana
(2020), la letalidad es un indicador que varía por múltiples factores como el número de test realizados e informados, número
de camas de hospitalización y camas de cuidados intensivos, capacidad de atención hospitalaria y el número de profesionales
de salud capacitados para la atención. Es así que, a nivel provincial, Guayas, Santa Elena, Los Ríos, Manabí y El Oro presentan
las tasas más altas de letalidad porque fueron los primeros lugares donde se propagó el virus y su sistema de salud colapsó.
Actualmente, la curva de letalidad en las provincias del Ecuador, con excepción de Galápagos, muestran un incremento durante
el último mes, siendo Sucumbíos la que mayor aumento ha presentado. Como mencionan Inca e Inca (2020), es importante
analizar la tasa de letalidad para fortalecer las medidas de prevención en aquellas provincias que tienen pocos o ineficientes
servicios de salud y baja capacidad de respuesta. Por esta razón, hay que poner especial atención en las provincias de la Ama-
zonía y en Carchi, Imbabura, Loja y Azuay porque la cifra de contagios ha crecido significativamente durante los meses de
julio y agosto.
De los resultados obtenidos, se ha podido evidenciar múltiples beneficios que produce emitir bonos de esta categoría, además de
beneficios para el medio ambiente y para la sociedad. A pesar de tener escasa regulación sobre los bonos verdes en diversos
países, este no ha sido un impedimento que haya influido en las decisiones para realizar una emisión. De hecho, la Calificadora
de Riesgos Moody's dentro de un anuncio de investigación de fecha febrero 3 de 2020, señala que: “El crecimiento en los
volúmenes de emisión y la diversificación de emisores continúa en las áreas verde, social y mercados de bonos de sostenibilidad.
Moody's espera que la emisión en estos mercados aumente a $ 400 mil millones en 2020, de $ 323 mil millones en 2019” (Mood-
y´s, 2020, p.1). Lo indicado permite comprender que existe una gran oportunidad al acceder a este tipo de mercado de deuda.
Beneficios para los inversionistas.
Los bonos temáticos son valores de renta fija, como cualquier otro en el mercado de valores; así, para los inversionistas, un
bono ODS presenta las mismas ventajas de cualquier valor de renta fija como seguridad, condiciones preestablecidas, tasa de
interés competitiva, pagos periódicos. Adicional a estos beneficios, se añade la satisfacción del inversionista de saber que está
invirtiendo en causas verdes, sociales o sostenibles. Por estos motivos, muchos de los inversionistas de bonos temáticos son
fondos gubernamentales, especialistas en environmental social governance [ESG], o también ONG´s sin fines de lucro.
Bonos Covid-19, una alternativa de financiamiento.
Frente a la crisis económica actual provocada por la pandemia a causa del COVID-19, se ha agregado un fin adicional de los
bonos sociales, y es dar un respiro a las golpeadas economías, especialmente de las PyMES. Como se conoce, el coronavirus
es una enfermedad que ha arremetido a nivel mundial y se ha convertido en una cuestión social que intimida la calidad de vida
de la humanidad; sus estragos han provocado perjuicios irreparables no solamente en el ámbito de la salud sino también en el
ámbito económico con pérdidas inesperadas.
Ante estas cuestiones, es necesario que se apliquen fuentes de financiamiento que permitan de alguna manera mitigar dichos
estragos, y de acuerdo con lo comentado en líneas anteriores, una de las formas a través de las cuales se lo puede lograr es con
la emisión de bonos sociales o sostenibles, los mismos que deberían mantener su etiqueta de acuerdo con los parámetros
otorgados por la ICMA, de modo de aminorar los problemas sociales que se generan a causa del COVID-19. El presente
trabajo analiza con más detalle los bonos sociales, entendiendo por tales abonos de deuda que se colocan en los mercados de
valores de cada país con el objeto de recabar fondos que serán destinados exclusivamente a fines sociales; si bien el término
“fines sociales” es amplio, de manera general para el tema en discusión, los emisores que emitan bonos sociales contra el
COVID-19, deben de manera ineludible destinar los recursos que recauden a atenuar el virus y sus efectos, realizando
diferentes proyectos tales como: investigación médica, prevención y mitigación del desempleo ocurrido debido a la enferme-
dad, financiación de créditos dirigidos a las pequeñas empresas que deseen reactivarse y generar empleo, adquisiciones de
equipos sanitarios para combatir el coronavirus. Todos estos medios ejemplificativos al momento de desarrollarse deben ser
transparentes con el manejo del destino de los recursos. En este contexto se debe pretender fomentar la innovación y la
conciencia a través de este tipo de emisiones, a efectos de beneficiar a miles de afectados por la pandemia.
Dentro del primer semestre del año 2020 se ha podido evidenciar ciertas emisiones de bonos COVID-19 para enfrentar la
crisis a causa del coronavirus, así, por ejemplo, el Banco Africano de Desarrollo lanzó el bono social denominado “Fight
COVID-19” con un vencimiento de 3 años, por 3.000 millones de dólares, el cual recibió posturas por más de 4.600 millones
de dólares. De acuerdo con lo señalado en la página web del propio Banco, éste ha llegado a ser el bono social, en dólares,
más grande jamás lanzado en los mercados internacionales de capital hasta la fecha y el mayor índice de referencia en dólares
emitido por esa entidad. Esta emisión pagará una tasa de interés del 0,75% (Banco Africano de Desarrollo, 2020). De acuerdo
a las declaraciones del propio Banco, se menciona que los recursos que se obtengan con este financiamiento estarán dirigidos
a gastos médicos sanitarios, mitigar el impacto económico y social a través de ayudas monetarias a las poblaciones con mayor
vulnerabilidad. Otro claro ejemplo de emisión de este tipo de bonos es el caso del BBVA banco europeo, que lanzó 1.000
millones de bonos COVID-19 a cinco años plazo con una demanda que ha quintuplicado la oferta y se ha situado en 5.000
millones en pocas horas; este tipo de emisión tiene un contexto social asociado a la pandemia y es así como el BBVA otorgará
préstamos dirigidos a pequeñas y medianas empresas con afectaciones económicas por impactos COVID-19 (El Economista,
2020). En América Latina se debe mencionar el caso de Paraguay que emitió bonos soberanos por US$ 1.000 millones en los
mercados internacionales, con un plazo de 10 años y a una tasa de 4,95%, cuyos recursos de recaudación estarán dirigidos a
los compromisos asumidos por ese gobierno mediante la Ley de Emergencia N° 6254/2020 que declara Estado de Emergencia
Sanitaria ante la pandemia del COVID-19, estos son: la mejora del sistema de salud y sanitarios, subsidios para los sectores
vulnerables, políticas sociales y créditos para pequeñas y medianas empresas.
La información otorgada nos debe orientar para que en Ecuador se busque la oportunidad de emitir este tipo de bonos, debien-
do repensar los procesos y ser más sensibles ante los cambios climáticos y sociales, siendo resilientes, aportando soluciones
que favorezcan a la población de manera general y sobre todo a asumir nuestras responsabilidades como gobierno, empresas
o sector financiero.
Analizando el contexto ecuatoriano, la pandemia ha golpeado fuertemente la economía, el sector más vulnerable ha sido el
conformado por pequeñas y medianas empresas, en tal razón se cree que las instituciones privadas más adecuadas ayudar a la
reactivación económica son los bancos y las cooperativas de ahorro y crédito, por las siguientes razones:
• En el año 2019 existían alrededor de 91.370 compañías activas y de esas el 95,6% correspondían a PyMES, de acuerdo con
la información proporcionada en una exposición por parte del señor del Intendente de Compañías de Quito.
• El mercado financiero ecuatoriano está claramente dominado por los bancos y cooperativas de ahorro y crédito, dejando de
lado al mercado de valores; en cifras, hasta marzo de 2020, los bancos reportaban una cartera bruta de más de veinte y nueve
mil millones de dólares; mientras que en el mercado de valores, durante todo el año 2019 se negociaron casi doce mil millo-
nes de dólares, por lo cual queda demostrado que el mercado de dinero tiene más alcance y es más influyente.
• El número de PyMES que se financian en el mercado de valores es reducido, ya la mayoría de ellas se financian a través del
mercado de dinero.
• La Ley Orgánica de Apoyo Humanitario para combatir la Crisis Sanitaria Derivada del COVID–19, publicada en el Registro
Oficial suplemento 229 del lunes 22 de junio de 2020, contiene varias disposiciones que buscan que las instituciones
financieras del sistema nacional otorguen créditos enfocados a las pequeñas y medianas empresas, con mayores incentivos
como mayor plazo, períodos de gracia, menor interés, además que sean concedidos con mayor agilidad. Adicionalmente,
prevé la posibilidad de que las instituciones del sistema financiero nacional reprogramen el pago de cuotas pendientes, o
reestructuren los créditos concedidos; esto debido al COVID-19. Para lograr este mandato que la Ley les otorga las entida-
des del sistema financiero requerirán recursos frescos que serán colocados para mejorar la liquidez de sus deudores.
Los parámetros indicados permiten observar que los bancos y cooperativas de ahorro y crédito deberían aprovechar la oportu-
nidad de emitir bonos sociales (COVID) en el mercado de valores nacional, con el objeto de obtener recursos para destinarlos
exclusivamente a alivianar la crisis de liquidez que actualmente presenta la economía ecuatoriana a causa de la pandemia
mundial.
Esta propuesta es coherente con la realidad, por los siguientes motivos:
1. Actualmente existen varias experiencias internacionales de instituciones financieras emitiendo bonos sociales para destinar-
los a aminorar los efectos económicos del COVID-19, tal como se ha mencionado en la primera parte de este documento.
2. En Ecuador, Banco Pichincha, en el segundo semestre de 2019, emitió doscientos cincuenta millones de dólares en Bonos
Verdes, un tipo de bono temático, abriendo como precedente este tipo de emisiones.
3. En enero de 2020 el Ecuador emitió su primer Bono Social soberano en el mercado internacional (para vivienda) por un
monto de USD 400 millones a 15 años de plazo y con una tasa de interés de 7,25% anual.
REVISTA INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO I+D • VOLUMEN 13 • ENERO - JUNIO 2021 • P. 27 - 40 • UNIVERSIDAD TÉCNICA DE AMBATO - DIDE • AMBATO - ECUADOR
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ARTÍCULO RECIBIDO: 27/08/2020
ARTÍCULO ACEPTADO: 04/11/2020
ARTÍCULO PUBLICADO: 31/05/2021
Por su parte, la tasa de mortalidad por COVID-19 en Ecuador se encuentra sobre la media mundial y considerando a los
fallecidos probables es una de las más altas de la región conjuntamente con Perú. Además, se observa un aumento de la morta-
lidad desde el mes de marzo hasta agosto, con respecto a los años previos, que supone un incremento del 77,37%, siendo el
mes de marzo y mediados de abril, cuando se produjo el mayor exceso de mortalidad. A partir de junio, se observa una reduc-
ción del número de fallecidos, pero sin llegar a la media esperada. Como menciona Quiroz (2020), es notorio el aumento de
personas fallecidas durante la primera semana del mes de julio y coincide con la flexibilización de las medidas y el incremen-
to de casos en la ciudad de Quito que se convirtió en el nuevo epicentro de la COVID-19. A nivel provincial el exceso de
mortalidad varía del 7,1% al 138%. Esta cifra debe ser analizada por parte de las autoridades nacionales y locales porque
reflejan la gravedad de la enfermedad y la urgencia de tomar medidas para controlar la pandemia de manera efectiva.
La falta de datos abiertos, el elevado subregistro de contagios y las inconsistencias de la información oficial proporcionada
por la autoridad competente ha dificultado el manejo de la pandemia en Ecuador, siendo urgente que todos los sectores públi-
co y privado refuercen el sistema de atención primaria, vigilancia epidemiológica, atención hospitalaria y rehabilitación en
base a evidencias y datos abiertos con el fin de disminuir la probabilidad de contagio y las tasas de letalidad y mortalidad que
son preocupantes.
CONCLUSIONES
La falta de un sistema de datos abiertos y de la capacidad para procesar las muestras son las principales problemáticas que
enfrenta el Ecuador y que dificulta la toma de decisiones para frenar la propagación del COVID-19 en función de la situación
epidemiológica de cada provincia. En el caso del porcentaje de positividad en Ecuador en función del número de tests realiza-
dos hasta el 31 de agosto es de 34,59%, siendo necesario incrementar el número de pruebas para detectar COVID-19 y no
flexibilizar las medidas de confinamiento para evitar la propagación de la enfermedad, principalmente en las provincias de la
Amazonía, Carchi, Cañar, Imbabura, Loja y Tungurahua, cuya tasa de positividad se ha duplicado durante el mes de agosto.
Por su parte, la tasa de letalidad ha disminuido progresivamente desde el mes de mayo hasta alcanzar el valor de 5,76%,
siendo este valor aún superior a la media mundial. Entre las provincias con mayores tasas de letalidad se encuentran Santa
Elena, Chimborazo, Manabí, Los Ríos y Guayas.
Además, existe un exceso de 28.961 muertes desde marzo hasta agosto en comparación con las cifras reportadas en el año
2019. Según las cifras oficiales 10.297 muertes han sido por COVID-19, quedando 18.664 defunciones que podrían ser
atribuidas al COVID-19 porque no ha existido ningún otro evento en el país que explique el aumento acelerado del número
de fallecidos. Las provincias que mayores tasas de exceso de defunciones presentan son Guayas y Santa Elena con un total de
347,6 y 332,4 fallecidos por cada 100.000 habitantes, respectivamente. Estos datos evidencian el sub-registro de datos, la
gravedad de la COVID-19 y la necesidad de fortalecer las medidas de prevención y control.
La curva de contagios en Ecuador no se ha logrado aplanar porque no existe una disminución de casos diarios durante 3 o 4
semanas consecutivas. Por el contrario, las provincias que al inicio de la pandemia tuvieron pocos casos, presentan una dupli-
cidad de la tasa de positividad desde el mes de junio y es indispensable que se implementen medidas para frenar los contagios
y preparar los sistemas de atención primaria, vigilancia epidemiológica y atención hospitalaria, para evitar colapsos del
sistema de salud como ocurrieron en las ciudades de Guayaquil y Quito. Finalmente, hay que prestar especial atención a las
provincias de la Amazonía porque por las condiciones sociales y económicas de la población, se puede dificultar la atención
médica oportuna y la tasa de letalidad y mortalidad incrementaría significativamente.
De los resultados obtenidos, se ha podido evidenciar múltiples beneficios que produce emitir bonos de esta categoría, además de
beneficios para el medio ambiente y para la sociedad. A pesar de tener escasa regulación sobre los bonos verdes en diversos
países, este no ha sido un impedimento que haya influido en las decisiones para realizar una emisión. De hecho, la Calificadora
de Riesgos Moody's dentro de un anuncio de investigación de fecha febrero 3 de 2020, señala que: “El crecimiento en los
volúmenes de emisión y la diversificación de emisores continúa en las áreas verde, social y mercados de bonos de sostenibilidad.
Moody's espera que la emisión en estos mercados aumente a $ 400 mil millones en 2020, de $ 323 mil millones en 2019” (Mood-
y´s, 2020, p.1). Lo indicado permite comprender que existe una gran oportunidad al acceder a este tipo de mercado de deuda.
Beneficios para los inversionistas.
Los bonos temáticos son valores de renta fija, como cualquier otro en el mercado de valores; así, para los inversionistas, un
bono ODS presenta las mismas ventajas de cualquier valor de renta fija como seguridad, condiciones preestablecidas, tasa de
interés competitiva, pagos periódicos. Adicional a estos beneficios, se añade la satisfacción del inversionista de saber que está
invirtiendo en causas verdes, sociales o sostenibles. Por estos motivos, muchos de los inversionistas de bonos temáticos son
fondos gubernamentales, especialistas en environmental social governance [ESG], o también ONG´s sin fines de lucro.
Bonos Covid-19, una alternativa de financiamiento.
Frente a la crisis económica actual provocada por la pandemia a causa del COVID-19, se ha agregado un fin adicional de los
bonos sociales, y es dar un respiro a las golpeadas economías, especialmente de las PyMES. Como se conoce, el coronavirus
es una enfermedad que ha arremetido a nivel mundial y se ha convertido en una cuestión social que intimida la calidad de vida
de la humanidad; sus estragos han provocado perjuicios irreparables no solamente en el ámbito de la salud sino también en el
ámbito económico con pérdidas inesperadas.
Ante estas cuestiones, es necesario que se apliquen fuentes de financiamiento que permitan de alguna manera mitigar dichos
estragos, y de acuerdo con lo comentado en líneas anteriores, una de las formas a través de las cuales se lo puede lograr es con
la emisión de bonos sociales o sostenibles, los mismos que deberían mantener su etiqueta de acuerdo con los parámetros
otorgados por la ICMA, de modo de aminorar los problemas sociales que se generan a causa del COVID-19. El presente
trabajo analiza con más detalle los bonos sociales, entendiendo por tales abonos de deuda que se colocan en los mercados de
valores de cada país con el objeto de recabar fondos que serán destinados exclusivamente a fines sociales; si bien el término
“fines sociales” es amplio, de manera general para el tema en discusión, los emisores que emitan bonos sociales contra el
COVID-19, deben de manera ineludible destinar los recursos que recauden a atenuar el virus y sus efectos, realizando
diferentes proyectos tales como: investigación médica, prevención y mitigación del desempleo ocurrido debido a la enferme-
dad, financiación de créditos dirigidos a las pequeñas empresas que deseen reactivarse y generar empleo, adquisiciones de
equipos sanitarios para combatir el coronavirus. Todos estos medios ejemplificativos al momento de desarrollarse deben ser
transparentes con el manejo del destino de los recursos. En este contexto se debe pretender fomentar la innovación y la
conciencia a través de este tipo de emisiones, a efectos de beneficiar a miles de afectados por la pandemia.
Dentro del primer semestre del año 2020 se ha podido evidenciar ciertas emisiones de bonos COVID-19 para enfrentar la
crisis a causa del coronavirus, así, por ejemplo, el Banco Africano de Desarrollo lanzó el bono social denominado “Fight
COVID-19” con un vencimiento de 3 años, por 3.000 millones de dólares, el cual recibió posturas por más de 4.600 millones
de dólares. De acuerdo con lo señalado en la página web del propio Banco, éste ha llegado a ser el bono social, en dólares,
más grande jamás lanzado en los mercados internacionales de capital hasta la fecha y el mayor índice de referencia en dólares
emitido por esa entidad. Esta emisión pagará una tasa de interés del 0,75% (Banco Africano de Desarrollo, 2020). De acuerdo
a las declaraciones del propio Banco, se menciona que los recursos que se obtengan con este financiamiento estarán dirigidos
a gastos médicos sanitarios, mitigar el impacto económico y social a través de ayudas monetarias a las poblaciones con mayor
vulnerabilidad. Otro claro ejemplo de emisión de este tipo de bonos es el caso del BBVA banco europeo, que lanzó 1.000
millones de bonos COVID-19 a cinco años plazo con una demanda que ha quintuplicado la oferta y se ha situado en 5.000
millones en pocas horas; este tipo de emisión tiene un contexto social asociado a la pandemia y es así como el BBVA otorgará
préstamos dirigidos a pequeñas y medianas empresas con afectaciones económicas por impactos COVID-19 (El Economista,
2020). En América Latina se debe mencionar el caso de Paraguay que emitió bonos soberanos por US$ 1.000 millones en los
mercados internacionales, con un plazo de 10 años y a una tasa de 4,95%, cuyos recursos de recaudación estarán dirigidos a
los compromisos asumidos por ese gobierno mediante la Ley de Emergencia N° 6254/2020 que declara Estado de Emergencia
Sanitaria ante la pandemia del COVID-19, estos son: la mejora del sistema de salud y sanitarios, subsidios para los sectores
vulnerables, políticas sociales y créditos para pequeñas y medianas empresas.
La información otorgada nos debe orientar para que en Ecuador se busque la oportunidad de emitir este tipo de bonos, debien-
do repensar los procesos y ser más sensibles ante los cambios climáticos y sociales, siendo resilientes, aportando soluciones
que favorezcan a la población de manera general y sobre todo a asumir nuestras responsabilidades como gobierno, empresas
o sector financiero.
Analizando el contexto ecuatoriano, la pandemia ha golpeado fuertemente la economía, el sector más vulnerable ha sido el
conformado por pequeñas y medianas empresas, en tal razón se cree que las instituciones privadas más adecuadas ayudar a la
reactivación económica son los bancos y las cooperativas de ahorro y crédito, por las siguientes razones:
• En el año 2019 existían alrededor de 91.370 compañías activas y de esas el 95,6% correspondían a PyMES, de acuerdo con
la información proporcionada en una exposición por parte del señor del Intendente de Compañías de Quito.
• El mercado financiero ecuatoriano está claramente dominado por los bancos y cooperativas de ahorro y crédito, dejando de
lado al mercado de valores; en cifras, hasta marzo de 2020, los bancos reportaban una cartera bruta de más de veinte y nueve
mil millones de dólares; mientras que en el mercado de valores, durante todo el año 2019 se negociaron casi doce mil millo-
nes de dólares, por lo cual queda demostrado que el mercado de dinero tiene más alcance y es más influyente.
• El número de PyMES que se financian en el mercado de valores es reducido, ya la mayoría de ellas se financian a través del
mercado de dinero.
• La Ley Orgánica de Apoyo Humanitario para combatir la Crisis Sanitaria Derivada del COVID–19, publicada en el Registro
Oficial suplemento N° 229 del lunes 22 de junio de 2020, contiene varias disposiciones que buscan que las instituciones
financieras del sistema nacional otorguen créditos enfocados a las pequeñas y medianas empresas, con mayores incentivos
como mayor plazo, períodos de gracia, menor interés, además que sean concedidos con mayor agilidad. Adicionalmente,
prevé la posibilidad de que las instituciones del sistema financiero nacional reprogramen el pago de cuotas pendientes, o
reestructuren los créditos concedidos; esto debido al COVID-19. Para lograr este mandato que la Ley les otorga las entida-
des del sistema financiero requerirán recursos frescos que serán colocados para mejorar la liquidez de sus deudores.
Los parámetros indicados permiten observar que los bancos y cooperativas de ahorro y crédito deberían aprovechar la oportu-
nidad de emitir bonos sociales (COVID) en el mercado de valores nacional, con el objeto de obtener recursos para destinarlos
exclusivamente a alivianar la crisis de liquidez que actualmente presenta la economía ecuatoriana a causa de la pandemia
mundial.
Esta propuesta es coherente con la realidad, por los siguientes motivos:
1. Actualmente existen varias experiencias internacionales de instituciones financieras emitiendo bonos sociales para destinar-
los a aminorar los efectos económicos del COVID-19, tal como se ha mencionado en la primera parte de este documento.
2. En Ecuador, Banco Pichincha, en el segundo semestre de 2019, emitió doscientos cincuenta millones de dólares en Bonos
Verdes, un tipo de bono temático, abriendo como precedente este tipo de emisiones.
3. En enero de 2020 el Ecuador emitió su primer Bono Social soberano en el mercado internacional (para vivienda) por un
monto de USD 400 millones a 15 años de plazo y con una tasa de interés de 7,25% anual.
E-ISSN-2361-2557
REVISTA INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO I+D • VOLUMEN 13 • ENERO - JUNIO 2021 • P. 27 - 40 • UNIVERSIDAD TÉCNICA DE AMBATO - DIDE • AMBATO - ECUADOR
40
• Michelle Parra
• Esteban Carrera
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países, este no ha sido un impedimento que haya influido en las decisiones para realizar una emisión. De hecho, la Calificadora
de Riesgos Moody's dentro de un anuncio de investigación de fecha febrero 3 de 2020, señala que: “El crecimiento en los
volúmenes de emisión y la diversificación de emisores continúa en las áreas verde, social y mercados de bonos de sostenibilidad.
Moody's espera que la emisión en estos mercados aumente a $ 400 mil millones en 2020, de $ 323 mil millones en 2019” (Mood-
y´s, 2020, p.1). Lo indicado permite comprender que existe una gran oportunidad al acceder a este tipo de mercado de deuda.
Beneficios para los inversionistas.
Los bonos temáticos son valores de renta fija, como cualquier otro en el mercado de valores; así, para los inversionistas, un
bono ODS presenta las mismas ventajas de cualquier valor de renta fija como seguridad, condiciones preestablecidas, tasa de
interés competitiva, pagos periódicos. Adicional a estos beneficios, se añade la satisfacción del inversionista de saber que está
invirtiendo en causas verdes, sociales o sostenibles. Por estos motivos, muchos de los inversionistas de bonos temáticos son
fondos gubernamentales, especialistas en environmental social governance [ESG], o también ONG´s sin fines de lucro.
Bonos Covid-19, una alternativa de financiamiento.
Frente a la crisis económica actual provocada por la pandemia a causa del COVID-19, se ha agregado un fin adicional de los
bonos sociales, y es dar un respiro a las golpeadas economías, especialmente de las PyMES. Como se conoce, el coronavirus
es una enfermedad que ha arremetido a nivel mundial y se ha convertido en una cuestión social que intimida la calidad de vida
de la humanidad; sus estragos han provocado perjuicios irreparables no solamente en el ámbito de la salud sino también en el
ámbito económico con pérdidas inesperadas.
Ante estas cuestiones, es necesario que se apliquen fuentes de financiamiento que permitan de alguna manera mitigar dichos
estragos, y de acuerdo con lo comentado en líneas anteriores, una de las formas a través de las cuales se lo puede lograr es con
la emisión de bonos sociales o sostenibles, los mismos que deberían mantener su etiqueta de acuerdo con los parámetros
otorgados por la ICMA, de modo de aminorar los problemas sociales que se generan a causa del COVID-19. El presente
trabajo analiza con más detalle los bonos sociales, entendiendo por tales abonos de deuda que se colocan en los mercados de
valores de cada país con el objeto de recabar fondos que serán destinados exclusivamente a fines sociales; si bien el término
“fines sociales” es amplio, de manera general para el tema en discusión, los emisores que emitan bonos sociales contra el
COVID-19, deben de manera ineludible destinar los recursos que recauden a atenuar el virus y sus efectos, realizando
diferentes proyectos tales como: investigación médica, prevención y mitigación del desempleo ocurrido debido a la enferme-
dad, financiación de créditos dirigidos a las pequeñas empresas que deseen reactivarse y generar empleo, adquisiciones de
equipos sanitarios para combatir el coronavirus. Todos estos medios ejemplificativos al momento de desarrollarse deben ser
transparentes con el manejo del destino de los recursos. En este contexto se debe pretender fomentar la innovación y la
conciencia a través de este tipo de emisiones, a efectos de beneficiar a miles de afectados por la pandemia.
Dentro del primer semestre del año 2020 se ha podido evidenciar ciertas emisiones de bonos COVID-19 para enfrentar la
crisis a causa del coronavirus, así, por ejemplo, el Banco Africano de Desarrollo lanzó el bono social denominado “Fight
COVID-19” con un vencimiento de 3 años, por 3.000 millones de dólares, el cual recibió posturas por más de 4.600 millones
de dólares. De acuerdo con lo señalado en la página web del propio Banco, éste ha llegado a ser el bono social, en dólares,
más grande jamás lanzado en los mercados internacionales de capital hasta la fecha y el mayor índice de referencia en dólares
emitido por esa entidad. Esta emisión pagará una tasa de interés del 0,75% (Banco Africano de Desarrollo, 2020). De acuerdo
a las declaraciones del propio Banco, se menciona que los recursos que se obtengan con este financiamiento estarán dirigidos
a gastos médicos sanitarios, mitigar el impacto económico y social a través de ayudas monetarias a las poblaciones con mayor
vulnerabilidad. Otro claro ejemplo de emisión de este tipo de bonos es el caso del BBVA banco europeo, que lanzó 1.000
millones de bonos COVID-19 a cinco años plazo con una demanda que ha quintuplicado la oferta y se ha situado en 5.000
millones en pocas horas; este tipo de emisión tiene un contexto social asociado a la pandemia y es así como el BBVA otorgará
préstamos dirigidos a pequeñas y medianas empresas con afectaciones económicas por impactos COVID-19 (El Economista,
2020). En América Latina se debe mencionar el caso de Paraguay que emitió bonos soberanos por US$ 1.000 millones en los
mercados internacionales, con un plazo de 10 años y a una tasa de 4,95%, cuyos recursos de recaudación estarán dirigidos a
los compromisos asumidos por ese gobierno mediante la Ley de Emergencia N° 6254/2020 que declara Estado de Emergencia
Sanitaria ante la pandemia del COVID-19, estos son: la mejora del sistema de salud y sanitarios, subsidios para los sectores
vulnerables, políticas sociales y créditos para pequeñas y medianas empresas.
La información otorgada nos debe orientar para que en Ecuador se busque la oportunidad de emitir este tipo de bonos, debien-
do repensar los procesos y ser más sensibles ante los cambios climáticos y sociales, siendo resilientes, aportando soluciones
que favorezcan a la población de manera general y sobre todo a asumir nuestras responsabilidades como gobierno, empresas
o sector financiero.
Analizando el contexto ecuatoriano, la pandemia ha golpeado fuertemente la economía, el sector más vulnerable ha sido el
conformado por pequeñas y medianas empresas, en tal razón se cree que las instituciones privadas más adecuadas ayudar a la
reactivación económica son los bancos y las cooperativas de ahorro y crédito, por las siguientes razones:
• En el año 2019 existían alrededor de 91.370 compañías activas y de esas el 95,6% correspondían a PyMES, de acuerdo con
la información proporcionada en una exposición por parte del señor del Intendente de Compañías de Quito.
• El mercado financiero ecuatoriano está claramente dominado por los bancos y cooperativas de ahorro y crédito, dejando de
lado al mercado de valores; en cifras, hasta marzo de 2020, los bancos reportaban una cartera bruta de más de veinte y nueve
mil millones de dólares; mientras que en el mercado de valores, durante todo el año 2019 se negociaron casi doce mil millo-
nes de dólares, por lo cual queda demostrado que el mercado de dinero tiene más alcance y es más influyente.
• El número de PyMES que se financian en el mercado de valores es reducido, ya la mayoría de ellas se financian a través del
mercado de dinero.
• La Ley Orgánica de Apoyo Humanitario para combatir la Crisis Sanitaria Derivada del COVID–19, publicada en el Registro
Oficial suplemento 229 del lunes 22 de junio de 2020, contiene varias disposiciones que buscan que las instituciones
financieras del sistema nacional otorguen créditos enfocados a las pequeñas y medianas empresas, con mayores incentivos
como mayor plazo, períodos de gracia, menor interés, además que sean concedidos con mayor agilidad. Adicionalmente,
prevé la posibilidad de que las instituciones del sistema financiero nacional reprogramen el pago de cuotas pendientes, o
reestructuren los créditos concedidos; esto debido al COVID-19. Para lograr este mandato que la Ley les otorga las entida-
des del sistema financiero requerirán recursos frescos que serán colocados para mejorar la liquidez de sus deudores.
Los parámetros indicados permiten observar que los bancos y cooperativas de ahorro y crédito deberían aprovechar la oportu-
nidad de emitir bonos sociales (COVID) en el mercado de valores nacional, con el objeto de obtener recursos para destinarlos
exclusivamente a alivianar la crisis de liquidez que actualmente presenta la economía ecuatoriana a causa de la pandemia
mundial.
Esta propuesta es coherente con la realidad, por los siguientes motivos:
1. Actualmente existen varias experiencias internacionales de instituciones financieras emitiendo bonos sociales para destinar-
los a aminorar los efectos económicos del COVID-19, tal como se ha mencionado en la primera parte de este documento.
2. En Ecuador, Banco Pichincha, en el segundo semestre de 2019, emitió doscientos cincuenta millones de dólares en Bonos
Verdes, un tipo de bono temático, abriendo como precedente este tipo de emisiones.
3. En enero de 2020 el Ecuador emitió su primer Bono Social soberano en el mercado internacional (para vivienda) por un
monto de USD 400 millones a 15 años de plazo y con una tasa de interés de 7,25% anual.