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MOVIMIENTOS SOCIALES EN EL TRÁNSITO
DE LA MODERNIDAD A LA POSMODERNIDAD
1Ricardo Ureña, 1Yessenia Cabrera
1Universidad Técnica de Cotopaxi
RESUMEN
La ciudadanía se construye a través de los conictos políticos, sociales y culturales, razón por la cual es necesario hacer una
recapitulación sobre el alcance de los movimientos sociales en cada una de sus etapas históricas. Dentro del presente artículo se
realiza una retrospectiva sobre el actuar de los movimientos sociales en el ámbito de la modernidad, así como sus acciones con
el advenimiento de la posmodernidad, de esta manera se considera que las luchas históricas de los movimientos sociales inciden
en las distintas orientaciones dentro de la construcción del Estado-nación.
ABSTRACT
Citizenship develops through the political, social and cultural conicts , which is why it is necessary to recap on the scope of social
movements in each of its historical stages. In this article we make a retrospective on the act of social movements in the eld of
modernity and their actions with the advent of postmodernism, so it is considered that the historical struggles of social movements
affect different takes orientations within the nation-state building.
INTRODUCCIÓN
El presente artículo se preocupa por describir las acciones, demandas y exigencias de los movimientos sociales durante la mo-
dernidad, así como en los albores del posmodernismo. David Harvey realiza una reexión sobre el rumbo y el sentido de la mo-
dernidad a lo largo del siglo XIX y el siglo XX, especícamente se cuestiona sobre si lo que vivimos fue un error en la aplicación
del proyecto de la Ilustración, o es que este proyecto estaba condenado desde su origen a ser trágico, por desarrollarse a través
de una creación destructiva y una destrucción creativa, reconoce que dentro de este proyecto no hubo claridad hacia donde llegar
sino que “el problema de la relación entre medios y nes estuvo presente de manera constante, en tanto que los nes mismos nun-
ca se pudieron especicar con precisión, salvo en función de cierto plan utópico que a menudo resultaba opresivo para algunos y
liberador para otros”[1]. Retomamos a Harvey porque describe la manera en que se da el surgimiento del posmodernismo entre
1968 y 1972, donde movimientos anti-modernistas, así como culturales realizaron diversas manifestaciones, las cuales surgieron
en universidades o en centros de educación artística hasta llegar a las calles con el n de “oponerse al carácter opresivo de la
racionalidad técnico burocrática con fundamentos cientícos, que provenía del poder monolítico de las corporaciones, del Estado
y de otras formas del poder institucionalizado”[1].
Todo esto generó una rebelión que se hizo presente en Tokio, Berlín, Chicago, Praga, Paris y México en el año 1968, en palabras
de Harvey “era como si las pretensiones universales de la modernidad, combinadas con el capitalismo liberal y el imperialismo,
hubieran tenido un éxito capaz de proporcionar un fundamento material y político a un movimiento de resistencia cosmopolita,
transnacional y, por lo tanto, global, a la hegemonía de la alta cultura modernista”[1].
Quizá fue por el contagio y la algarabía de la coyuntura histórica lo que llevó a Immanuel Wallerstein a abrir un nuevo concepto
dentro del estudio de los movimientos sociales, nos referimos al concepto de Movimientos Sociales Antisistémicos, término acu-
ñado en la década de 1970.
Pero ¿qué son y cuál es el origen de dichos movimientos? Este tipo de movimientos tienen su origen mucho antes de que les
fuera asignada su actual denominación, ya que su origen se ubica en la consigna “Libertad-Igualdad-Fraternidad” de la Revo-
lución Francesa. Pero ¿Qué es lo que hace que la Revolución Francesa sea tomada en cuenta como punto de partida de los
Movimientos Sociales Antisistémicos? La importancia de la Revolución Francesa recae en que esta es el punto de partida de las
movilizaciones sociales modernas debido a que:
Volumen 6, número 1, julio, 2014, Articulo Recibido: 22 de Mayo del 2014; Articulo Aceptado: 26 de Junio del 2014;
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De un lado ha puesto a la ideología del Antiguo Régimen en una postura defensiva, y lo ha hecho denitivamente en la escala de
todo el sistema mundial, y de otra parte, ella ha sentado sólidamente las bases de los temas ideológicos del mundo moderno, de
las consignas y las razones de ser de todos los movimientos que le han sucedido [2].
Ahora ¿qué es lo que hace a un movimiento antisistémico? ¿cuál es la particularidad que nos hace distinguir entre un movimiento
antisistémico y otro que no lo es? Un movimiento es antisistémico porque plantea que tanto la libertad, así como la igualdad no
se pueden llevar a cabo dentro del sistema existente, de ahí que una transformación sistémica sea necesaria.
Después de la Revolución Francesa, los movimientos antisistémicos han recorrido diversos caminos, quizá aun inuidos por la
incesante búsqueda de una ilusión modernista basada en la libertad, la igualdad y en fraternidad. A continuación realizamos una
clasicación de las vicisitudes de los movimientos sociales antisistémicos en la modernidad.
LA DISPUTA POR EL PODER ESTATAL
Entre 1910 y 1945 el objetivo de los movimientos antisistémicos era claro: la toma del poder estatal, como primer paso para iniciar
un nuevo desarrollo social, algunos movimientos lograron tal objetivo, mientras que otros seguían buscándolo. En este grupo de
movimientos antisistémicos podemos encontrar a los Bolcheviques y Comunistas que tomaron el poder estatal de ocho países
de Europa Occidental, en el norte de Corea y China. En otro espacio geográco como es Latinoamérica un caso ejemplar fue
el de la Revolución Mexicana, donde algunos de los grupos que en ella participaron como Maderistas, Carrancistas, buscaban
tomar el poder.
Poco después de 1945, vendrá el caso de la Revolución Cubana, Nicaragüense y la Unidad Popular en Chile. En África también
hubo ejemplos de movimientos como los anteriores que llegaron a tomar el poder estatal como lo fue “el régimen de Nasser en
Egipto, o el Baath en Siria y en Irak”. Es así como después de 1945 la gran mayoría de los movimientos antisistémicos habían
logrado el primer paso: la toma del poder estatal había sido un éxito.
EL ESTADO DE BIENESTAR
El segundo proceso consistiría en lo siguiente: una vez alcanzado el poder estatal, el objetivo sería utilizar ese poder para realizar
los cambios necesarios y lograr la transformación social. Se dice que el mayor logro de esta etapa fue la construcción de un
“Estado de Bienestar”, con grandes sistemas de protección y seguridad social, así como un aumento en los salarios reales. Sin
embargo, dentro de este proceso las minorías recibieron pocos o nulos benecios, hubo escasos avances en cuanto cuestiones
migratorias; lejos de ser lo contrario, los abusos policíacos fueron en aumento y, en el caso de Latinoamérica, la represión fue
dirigida principalmente hacia minorías étnico-nacionales:
Podemos decir que la llegada al poder de los movimientos antisistémicos después de 1945, si bien permitió realizar de entrada
reformas importantes, con un fuerte apoyo popular, se tradujo, conforme iba pasando el tiempo, en una profunda desilusión, y esto
en los tres dominios, de la igualdad social, de la libertad política, y de la solidaridad internacional [2].
LA DERROTA Y EL DESENCANTO (1968)
En el tercer apartado podemos ubicar, lo que puede ser llamado como el desencanto de 1968, en donde emergen nuevos mo-
vimientos anti sistémicos, los cuales se vieron obligados a luchar contra los viejos movimientos antisistémicos que ahora se
encontraban ya en el poder estatal pero se habían vuelto represivos.
Lo que desencadenó una resistencia social que exigía que se hicieran valer las nuevas garantías, así como las ya planteadas
desde la Revolución Francesa, liberté, égalité, fraternité. Como menciona Harvey insurrecciones populares se harán presentes
en Estados Unidos, Italia, México, Francia, Japón y Checoslovaquia, donde además de luchar con el sistema mundial existente
(economía-mundo capitalista) habrán de luchar contra la vieja propuesta anti sistémica ahora estatalizada.
Sin embargo, los nuevos movimientos antisistémicos fueron reprimidos por los antiguos movimientos. Lo importante de 1968
fue que hizo evidente que la toma del poder estatal por parte de los movimientos antisistémicos, no trajo consigo los cambios
vislumbrados. Por ello, 1968 es el año en donde se genera un debate, sobre el camino que deberían seguir estos movimientos y
permite evidenciar los obstáculos a los cuales se les tiene que hacer frente, como lo es un movimiento antisistémico estatalizado.
Si bien la sociedad de 1968 no era ya la misma a la que existía entre 1910 y 1945, la lucha tendría que ser distinta. Aparecen
tendencias que indican el camino, nuevos actores de lucha, así como nuevos espacios, además existe una desconanza por parte
de los actores, ¿deberían alinearse con los social-demócratas? o ¿con los comunistas?, o con ninguno de los dos, sino inventar
algo nuevo. El año de 1968 es un año de cuestionamientos, así como de rupturas, se proponen alternativas al sistema vigente,
porque lo viejo se volvió “más parte del problema” que parte de la solución.
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MOVIMIENTO DE MOVIMIENTOS
Luego de la derrota de 1968 surge en primera instancia lo que Wallerstein cataloga como “El movimiento”, que con el paso del
tiempo llegó a ser un “Movimiento de Movimientos”, ya que dentro de él conuyeron actores que exigían sus derechos, aparecen
grupos especícos con consignas especícas, como lo fueron las minorías étnicas, migrantes, grupos feministas, ecologistas y
homosexuales; todos ellos formando parte ahora de esa reconguración que daba forma a la nueva lucha antisistémica, que va
más allá de un debate entre Comunismo, Socialismo, Democracia y Reforma.
LA CONFUSIÓN Y EL VIRAJE
Al concluir la década de 1980, surgen nuevos cuestionamientos, la caída del muro de Berlín había evidenciado la imposición del
capitalismo a nivel mundial y a la vez trajo consigo una gran desilusión sobre si era posible transformar el mundo, reinaba un
ambiente de confusión. ¿Cuál sería la alternativa? ¿Qué actores deberían formar parte de la lucha para transformar el sistema
mundial?, eran preguntas sin respuesta. Por otra parte, el capitalismo a través de sus tratados de libre comercio ganaba más y
más terreno.
Sin embargo, es justo en el momento que la ideología neoliberal estaba alcanzando su punto más alto con la promoción y la rma
de Tratados de Libre Comercio alrededor del mundo en la década de 1990, cuando se da un resurgimiento antisistémico, “el punto
de viraje fue precisamente la rebelión zapatista del 1 de enero de 1994. Los Zapatistas enarbolaron la bandera de los segmentos
más oprimidos de la población mundial” [2].
Además del resurgimiento zapatista aparecen los movimientos antisistémicos categorizados como los “sin”: “Sin Tierra” en Brasil,
“Sin Trabajo” en Argentina, “Sin Derechos” Movimientos Indígenas (Ecuador, Bolivia y México). Movimientos que a mitad de la
década de 1990 manifestaron que la lucha antisistémica no viene solamente de los centros del sistema:
Ahora en cambio, todos estos movimientos, que son los de los sin tierra, sin trabajo, sin derechos, sin ciudadanía, sin reconoci-
miento de su identidad, sólo se explican, una vez más, a partir de las tantas veces referida, crisis terminal del capitalismo. Pues
es esta última la que nos explica por qué hoy la protesta antisistémica ya no viene solamente de los centros, sino también de los
márgenes del propio sistema [3].
De esta manera es como a nales de la década del año 2000, los movimientos sociales en América Latina realizaron propuestas
antisistémicas. Frente a procesos de globalización que, al ir acompañados de una desregulación del capital, lejos de “conducir
a niveles crecientes de bienestar colectivo para la mayoría de la población, han acentuado aceleradamente las desigualdades y
exclusiones tanto entre los países como al interior de prácticamente todos los países del mundo”[4].
Sin embargo, ¿en verdad hemos superado el paradigma de la modernidad? ¿o esta sigue estando presente? Porque como men-
ciona Marshall Berman, hay características de ella que siguen estando presentes en nuestro entorno:
El capital se concentra cada vez más en pocas manos. Los campesinos y artesanos independientes no pueden competir con la
producción en serie capitalista, y se ven forzados a abandonar la tierra y cerrar sus talleres. La producción se centraliza y racio-
naliza más y más en fábricas sumamente automatizadas […] Grandes cantidades de pobres desarraigados llegan a las ciudades,
que experimentan un crecimiento casi mágico –y caótico- de la noche a la mañana. Para que estos grandes cambios se desa-
rrollen con relativa uidez, debe producirse una cierta centralización legal, scal y administrativa; y se produce allí donde llega el
capitalismo. Surgen los Estados nacionales, que acumulan un gran poder, aunque ese poder se ve continuamente minado por el
ámbito internacional del capital [5].
Entonces ¿dónde podremos encontrar la alternativa?, ¿qué hay que hacer para seguir impulsando el cambio? porque tal parece
que nos encontramos dentro de lo que los Zapatistas han llamado la IV Guerra Mundial, donde como en todas las guerras se
combate a uno o varios enemigos por cierto territorio:
La Cuarta Guerra Mundial está destruyendo a la humanidad en la medida en que la globalización es una universalización del
mercado, y todo lo humano que se oponga a la lógica del mercado es un enemigo y debe ser destruido. En este sentido todos
somos el enemigo a vencer: indígenas, no indígenas, observadores de los derechos humanos, maestros, intelectuales, artistas.
Cualquiera que se crea libre y no lo está” [6].
El actual modelo de desarrollo, que va de la mano del mercado, además de atentar contra la humanidad en lo que se reere a la
“IV Guerra Mundial” amenaza las condiciones que hacen posible la vida en el planeta: “el consumo de acuíferos más acelerada-
mente que su capacidad natural de reposición; la reducción acelerada de la diversidad genética; la devastación de bosques y la
deserticación; la destrucción de la capa de ozono y el cambio climático son las expresiones más conocidas de los efectos de un
modelo civilizatorio insostenible”[4] y que no se están tomando en cuenta.
Enrique Dussel distingue dos límites que reejan la crisis de la modernidad:
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a) La destrucción ecológica del planeta, “siendo la naturaleza para la Modernidad solo un medio de producción corre su
destino de ser consumida, destruida y, además acumulando geométricamente sobre la tierra sus desechos, hasta poner en peligro
la reproducción o desarrollo de la misma vida” [7].
b) La destrucción de la misma humanidad, la pobreza se convierte en el límite del capital, Dussel retoma a Marx para
hablar de la “ley de la modernidad”, “Esta ley produce una acumulación de miseria proporcionada a la acumulación de capital” [7].
A manera de conclusión podríamos preguntarnos si es verdad que ¿la modernidad se encuentra en crisis? O ¿esta se encuentra
en un proceso de recomposición? Las movilizaciones sociales en los últimos años fueron signicativas y mostraron alternativas
económicas, políticas y sociales, hicieron cuestionamientos fuertes al sistema, pero ¿en verdad se vio afectado el sistema? O es
como menciona Berman:
Este sistema requiere una revolución, perturbación y agitación constantes; debe ser perpetuamente empujado y presionado para
mantener su elasticidad y capacidad de respuesta, para apropiarse de las nuevas energías y asimilarlas, para impulsarse hacia
nuevas alturas de actividad y crecimiento […] Esto signica, sin embargo que los hombres y los movimientos que proclaman su
enemistad con el capitalismo podrían ser justamente la clase de estimulantes que necesita el capitalismo [5].
REFERENCIAS
[1]
D. Harvey. La condición de la posmodernidad. Amorrortu, 2008, Buenos Aires.
[2]
I.Wallerstein. Historias y Dilemas de los movimientos Antisistémicos. Contrahistorias, 2008, México.
[3]
C. Aguirre. Movimientos Antisistemicos. Prohistoria, 2010. Rosario, Argentina.
[4]
E. Lander.¿Conocimiento para que? ¿Conocimiento para quién? Reexiones sobre la universidad y la geopolitica de los saberes
hegemónicos. Revista Venezolana de Economia y Ciencias Sociales, 2000, pp. 1 -24.
[5]
M. Berman. Todo lo solido se desvanece en el aire. Siglo XXI, 2008, México.
[6]
S.I. Marcos. ¿Cuales son las caracteristicas fundamentales de la IV guerra mundial? Revista Rebeldia 2003.
E. Dussel. Etica de la liberacion en la edad de la globalización y de la exclusión. Trotte, 1998, Madrid.