Caraguay S / Enfermería Investiga, Investigación, Vinculación, Docencia y Gestión Vol. 7 No. 4 2022 (Diciembre – Enero)
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INTRODUCCIÓN
La adolescencia, con una extensa gama de variación biológica y
psicológica que la caracteriza, establece un relevante y difícil
periodo en la evolución del crecimiento y desarrollo humano que
transcurre entre los 10 y 19 años, límites que, ponen de
manifiesto la probabilidad de alcanzar o no la inserción en la
sociedad, la construcción de la identidad y el perfeccionamiento
integral personal con base en las necesidades de
autorrealización, de reconocimiento, de seguridad, de
necesidades básicas o fisiológicas y de afiliación (1,2).
El embarazo en la adolescencia se ha convertido en uno de los
más grandes desafíos de la salud pública (3), que gira en torno
a la inaccesibilidad a educación e información en salud sexual y
reproductiva en esferas de importante influencia como la familia,
centros educativos y sociedad, generando conductas sexuales
de riesgo y por tanto un incremento de la tasa de fecundidad en
adolescentes en los últimos años, especialmente, en aquellas en
edades tempranas (4). A ello se suman las condiciones de salud,
económicas, familiares y sociales que se atribuyen a la
sexualidad precoz y desprotegida de las jóvenes (5,6), por lo
cual se precisa de apoyo financiero y técnico para la
implementación de políticas, estrategias, acciones y planes de
salud nacionales enfocados en la prevención y promoción en
salud sexual y reproductiva (7,8).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS),
aproximadamente 16 millones de adolescentes de 15 a 19 años
y 1 millón menores de 15 años dan a luz anualmente,
enfrentando un alto riesgo de muerte materno-infantil, que
corresponde a la segunda causa de decesos en jóvenes del
rango de edad señalado (7,9). La Organización Panamericana
de la Salud (OPS) (10), refiere que en América Latina y el Caribe
(ALC) la tasa de fecundidad especifica (TFE) de adolescentes
en edades de 15 a 19 años se redujo de 65,6% (2010 – 2015) a
60,7% (2015 – 2020), representando una disminución del 7,47%,
a pesar de ello constituye la principal causa de muerte; mientras
que, en las adolescentes ≤15 años el riesgo es dos a tres veces
mayor. En la región todavía hay barreras de acceso a servicios
de salud sexual y reproductiva, estimándose que menos del 10%
de las adolescentes no usa regularmente métodos
anticonceptivos eficaces (11).
En este contexto, el estudio de Gómez Mercado y Mejía
Sandoval (12), determinó que la prevalencia de embarazo en
adolescentes entre 10 a 19 años fue del 17,8%, el 69,5%
cursaban estudios secundarios incompletos, el 51,9%
conformaban el estrato socioeconómico bajo y un 8,4% sufrían
de maltrato físico o verbal. Asimismo Odio y Suárez (13), en su
investigación señalaron que el factor de riesgo asociado al
embarazo adolescente de tipo familiar es la escasa
comunicación entre la familia y la adolescente en un 82,6 %, en
el socio-económico resaltó ingreso bajo en 73,9% y a nivel
individual la necesidad afectiva con un 65,2%.
Por otro lado, en un estudio de casos y controles, el valor de
Odds Ratio (OR) señala 8,095 veces más de probabilidades de
desarrollar un embarazo en adolescentes que no hayan
culminado sus estudios básicos, 5,296 las adolescentes
sometidas a violencia familiar y las que tuvieron comunicación
intrafamiliar inadecuada 6,079, aquellas que tuvieron un nivel
económico bajo y consumen alcohol 5,515 y 2,972 posibilidades
más respectivamente (14).
Análogo a ello, en el estudio efectuado en la Universidad de
Vallejo – Perú (15) prevalecen los factores de riesgo tales como
la exposición a la violencia (OR: 5,82) y la funcionalidad familiar
(OR: 3,87), además de, la situación sentimental de los padres
(OR: 4,24) con una magnitud de efecto moderada. A diferencia
de la evaluación realizada en Venezuela, resultan la pobreza
extrema y ausencia de anticoncepción en un 65% con una razón
de posibilidades (RM) de 6,4 y 3,0 en cuanto a la ocurrencia del
embarazo en adolescentes y la constante disfunción familiar en
el 20% con RM igual a 2,6 (16).
Por su parte, Ecuador tiene la tasa más alta de embarazo
adolescente de América Latina y El Caribe de acuerdo al informe
emitido por el Fondo de Población de las Naciones Unidas
(UNFPA), donde señala que, 111 de cada mil jóvenes entre 15
y 19 años han estado embarazadas (17). Según el Instituto de
Estadísticas y Censos (INEC) la Tasa Específica de Fecundidad
en Adolescentes (TEFA) de 10 a 14 años corresponde a 2,84 y
entre 15 a 19 años 70,9 y esto se relaciona directamente con
las condiciones socioeconómicas y el nivel de desarrollo del área
donde habitan las adolescentes (18). En este sentido, la
investigación realizada en Cañar (8) refirió datos sobre
determinados factores asociados al embarazo adolescente
como: la disfunción familiar con una probabilidad (OR) de 1,66,
la condición socioeconómica (OR 1,56) y el consumo de
sustancias psicoactivas (OR 1,24), además de, la prevalencia de
embarazo en adolescentes correspondió al 18%.
Por otro lado, en la Zona 7 (Loja, El Oro y Zamora Chinchipe), la
cifra comprende 144 adolescentes embarazadas de 10 a 14
años y 3095 de 15 a 19 años. En Loja, el porcentaje de
embarazos adolescentes durante la pandemia, ha aumentado
según las cifras del Ministerio de Salud Pública, existiendo más
de 300 adolescentes de 13 a 17 años, en estado de gestación
(19).
Basado en esta problemática, Chamba y Suing (20) evidenciaron
que los factores de riesgo son el comienzo de la vida sexual de
las adolescentes, producido en promedio a los 15,4 años de
edad, las relaciones sexuales precozmente en 33,17% y 43,33%
el no utilizar de manera regular método anticonceptivo. Otra
investigación, por su parte expone que los factores de riesgo
predisponentes al embarazo adolescente son la edad de inicio
de vida sexual con un 59,1% en el grupo de 15 a 16 años, los
conocimientos equívocos sobre la sexualidad y los métodos
anticonceptivos en el 73,9% y la violencia intrafamiliar en un
39,1% (21).
El objetivo de la investigación consistió en determinar los
factores de riesgo asociados al embarazo durante la
adolescencia.
MÉTODOS
Estudio analítico de casos y controles realizado durante el
periodo marzo – julio 2022.
El universo de estudio estuvo conformado por 348 adolescentes
entre 10 y 19 años que abarca la cobertura del Centro de Salud
Nº1 y Nº3 de la ciudad de Loja (Ecuador), de las cuales 44 son
adolescentes embarazadas (casos) y el duplo 88 adolescentes
no embarazadas (controles) pertenecientes a las Unidades
Educativas “Adolfo Valarezo” y “Calasanz” correspondientes a
las casas de salud antes mencionadas; se realizó un muestreo
no probabilístico por conveniencia con razón 1:2 que garantiza
la eficacia estadística y establece que, por cada caso son