Leal J / Enfermería Investiga, Investigación, Vinculación, Docencia y Gestión Vol. 8 No. 1 2023 (Enero – Marzo)
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por tanto reportar falsos negativos, para lo cual sería necesario
la aplicación de otras técnicas como la Inmunofluorescencia
Indirecta (IFI), para corroborar la presencia del virus, más aun
cuando este grupo presentó síntomas sugestivos de MI. De allí
que, algunos individuos del Grupo A pudieran estar realmente
infectados por el VEB y por tanto presentar valores séricos de
IL-10 similares a los individuos infectados del Grupo B y C.
En lo que respecta al Grupo B, puede observarse que, en los
escolares, las concentraciones séricas promedio de IL-10 fueron
bajas, alcanzando cifras promedio más altas en los adolescentes
del mismo grupo, esto puede deberse al mayor grado de
inmadurez inmunológica de los escolares con respecto a los
adolescentes ante la infección primaria aguda, subaguda y
convaleciente ocasionadas por el VEB (2).
Por otro lado, las concentraciones séricas promedio de IL-10
fueron superiores en los individuos infectados por el VEB con
más de 3 síntomas (Grupo B y C), considerando que ambos
grupos corresponden a escolares y adolescentes en etapa
aguda/subaguda y convaleciente/pasada respectivamente, en
donde es frecuente observar mayor variabilidad clínica y número
de síntomas, así como valores elevados de IL-10 en virtud de
alcanzar un equilibrio entre el huésped y el virus ante el proceso
infeccioso, aunado al hecho de que la IL-10 viral (vIL-10) podría
contribuir a tal aumento (17,18).
Cabe destacar, que tanto la IL-10 humana como la vIL-10 tienen
actividad inmunosupresora similar, y la capacidad de estimular
la proliferación, diferenciación y producción de anticuerpos por
parte de la célula B (17,18).
La IL-10 viral (vIL-10) es utilizada como estrategia por el VEB
para establecer infecciones latentes. Es codificada por el gen
BCRF1, clasificado como un gen tardío pero expresado
tempranamente en las células B después de la infección. Se ha
demostrado que la vIL-10 tiene la capacidad de unirse al
receptor de IL-10 humano (IL-10R) con una muy baja afinidad,
lo que impide la expresión del MHC clase II en las células B, la
producción de IL-2 por las células T CD4+, la proliferación de
timocitos y mastocitos, pero sí conservar la capacidad de
suprimir la producción de citocinas proinflamatorias y mejorar la
viabilidad de la célula B (17,18,25,26).
Hatton y col., han realizado revisiones sobre estudios donde han
encontrado valores elevados de IL-10 humana e IL-10 viral en la
circulación de humanos receptores de trasplante infectados por
el VEB (27). Resultados similares fueron reportados por
Martínez y col., en un estudio in vitro realizado en ratones con
Síndrome de Inmunodeficiencia Combinada Severa (SCID) a los
cuales se les inyectó líneas de células B infectadas por el VEB,
provenientes de pacientes con Enfermedad Linfoproliferativa
Postrasplante (28). Estos hallazgos sugieren que, la IL-10 viral
(no medida en este estudio) pudiera influir en el aumento de los
valores séricos de IL-10 humana en individuos infectados por el
VEB como en los Grupos B y C con más de 3 síntomas, y por
tanto podría ser considerada su determinación en futuras
investigaciones.
Además, en los escolares y adolescentes estudiados, las
concentraciones séricas promedio de IL-10 mostraron una
disminución relacionada con el mayor tiempo de evolución
(Figura 1). Por el contrario, en el Grupo B se observó un
descenso de las concentraciones séricas de IL-10 de 4 semanas
a 3 meses, y luego elevación entre los 4 a 6 meses, para luego
llegar a sus valores más bajos después de los 6 meses. Estas
variaciones en los valores séricos de IL-10 pudieran tener
relación con la producción y doble positividad de los anticuerpos
de tipo IgM e IgG (Grupo B) que se produce durante las etapas
subaguda y convaleciente que corresponden a dichos periodos
evolutivos (17,18).
La elevación de las concentraciones séricas de IL-10 en el Grupo
B durante los 4 a 6 meses, pudieran explicar los períodos de
reactivación del virus en algunos individuos (29). Durante la
infección por el VEB, también aumenta 5-10 veces el número
absoluto de células T CD8+ en sangre periférica en comparación
con individuos asintomáticos. Con esta expansión de células T
CD8+ activadas aumentan también las concentraciones séricas
de citocinas proinflamatorias e inmunoreguladoras (IFN-γ, TNF,
IL-6, IL-10 y TGF-β) (2). Por otro lado, la vIL-10 también
desempeña un papel importante durante la infección, el cual
protege a las células B infectadas, alterando la producción de
citocinas, inhibiendo la respuesta de las células TCD4+ y NK, y
en última instancia, facilitando la diseminación del virus
(17,18,25,26).
Sin embargo, la presente investigación de tipo transversal, no
permite analizar realmente las alteraciones de las
concentraciones séricas de IL-10 en individuos infectados por el
VEB en un período de tiempo prolongado, y para lo cual sería
necesario realizar mediciones sucesivas de IL-10 en la misma
muestra y grupo serológico.
Savitri y col., evaluaron la correlación entre la carga viral en
plasma del VEB y las concentraciones séricas de IL-8 e IL-10,
en la evolución de los diferentes estadios del Carcinoma
Nasofaríngeo. Los resultados indicaron que la carga viral en
plasma puede ser un buen indicador de la progresión de la
enfermedad, asimismo la correlación positiva entre la carga viral
e IL-8, y finalmente, valores de IL-10 elevados en el estadio II de
la enfermedad al comparar con la etapa III, y en el estadio III al
comparar con el estadio IV (30). De allí, la importancia de la
carga viral en relación con los valores séricos de IL-10 y la
evolución clínica del individuo infectado por el VEB, a través del
tiempo (31-33). Aun cuando la presente investigación no contó
con mediciones de carga viral, es posible que sus valores según
el estado serológico, expliquen las variaciones séricas de IL-10
en individuos infectados, sobre todo lo que corresponden al
Grupo B entre los 4 a 6 meses.
Actualmente no existen estudios similares, ni literatura científica
que permita realizar comparaciones con los resultados
obtenidos. Aunado a que los reportes realizados por otros
autores sobre el estudio de las concentraciones séricas de IL-10
en patologías o infecciones virales son diferentes a la infección
por el VEB, por lo que se recomienda continuar con
investigaciones en humanos y animales que contribuyan con
información científica que aclare la participación de la IL-10 viral
(vIL-10) y la IL-10 humana (hIL-10), en la modulación de la
respuesta inmunitaria en la replicación, propagación y
persistencia de la infección por el VEB.
CONCLUSIONES