Zuneida R/ Enfermería Investiga, Investigación, Vinculación, Docencia y Gestión Vol. 8 No. 2 2023 (Abril – Junio)
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INTRODUCCIÓN
Las decisiones y acciones de hoy tienen un impacto serio en el
futuro. Mientras más evidencias científicas se reciben, más
indicaciones hay de que son las personas las que ocasionan
sus enfermedades. En gran parte los malos hábitos de salud
causan las enfermedades y dolencias, podrían vivir vidas más
largas, si los estilos de vida no causaran enfermedades que la
acortaran. Es por ello, que los padres deben hacer conciencia y
crear hábitos saludables en los niños como comer sano,
realizar actividad física, entre otras; para que de adulto puedan
tomar decisiones en cuanto a la adopción de acciones
protectoras para su salud y su vida.
La evidencia científica describe que la calidad de vida y la
funcionalidad durante la edad adulta están directamente
relacionadas con las oportunidades y privaciones que se han
tenido durante la infancia o la adolescencia (1). Los estilos de
vida, la exposición a factores de riesgo y las posibilidades de
acceso a la promoción de la salud, prevención y recuperación
de la enfermedad en el transcurso de la vida, constituyen
aspectos importantes al momento de evaluar la calidad de vida
y funcionalidad de las personas (2). En otro sentido, el
concepto estilos de vida, se aplica al comportamiento
individual, especialmente a patrones de conducta sostenidos
durante un plazo respectivamente largo.
Por esta razón, la identificación de los factores de riesgo en
una población de adultos que han sufrido un infarto agudo de
miocardio (IAM) adquiere especial relevancia, porque permite
identificar su vulnerabilidad para otras enfermedades
cardiovasculares y contribuye a focalizar estrategias de
prevención al constituir un grupo que requiere cambios de
conductas y establecer hábitos de vida más saludable que
permitan retrasar o minimizar la aparición de complicaciones y
recaídas en este grupo poblacional.
Es bien sabido que las cardiopatías desde hace 20 años son
las causas principales de mortalidad en todo el mundo, ya que
ahora provocan más muertes que nunca. El número de muertes
debidas a las cardiopatías ha aumentado desde el año 2000 en
más de 2 millones de personas, hasta llegar a casi 9 millones
de personas en 2019. Las cardiopatías representan en estos
momentos el 16% del total de todas las muertes, a nivel
mundial (3).
Los estilos de vida de las personas pueden conducir a
comportamientos considerados no saludables y, por ende, se
convierten en factores de riesgo para las enfermedades
crónicas no transmisibles. Es importante mencionar que Según
la Organización Mundial de la salud (OMS), 36 millones de las
muertes en el mundo es a causa de eventos coronarios, solo
por enfermedades cardiovasculares; se estima que para el año
2030 la cifra estará alrededor de 25 millones de defunciones
(4).
En Latinoamérica, según la Organización Panamericana de la
Salud (OPS), estas enfermedades constituyen la causa más
frecuente de defunción y discapacidad, tanto en hombres como
en mujeres. En efecto, en la población venezolana, las
afecciones del corazón y los vasos sanguíneos son la principal
causa de muerte y representan una creciente carga sanitaria,
social y económica. Así, en dicho país, se estima que las
afecciones del corazón y los vasos sanguíneos produjeron
52.706 muertes en el año 2015, este número de defunciones
representó el 31% de toda la mortalidad y el 43% de la
mortalidad por enfermedad no transmisible (5).
Como se aprecia, estas estadísticas son importantes para
establecer el valor de adoptar conductas saludables, por la
necesidad que existe en la actualidad en tratar de reducir la
morbimortalidad por infarto de miocardio, así como
proporcionar la información necesaria relacionada con los
cambios en sus estilos de vida, contribuyendo a una vida más
saludable.
Es importante mencionar que al realizar la actividad de
extensión “Corazón Saludable”, en un Hospital Universitario, el
cual es una institución tipo IV, cuenta con todas las
especialidades y desarrolla actividades docentes de pre y post
grado, ubicado en la ciudad de Valencia-Venezuela, se
observó en la Unidad de Cuidados Coronarios en el año 2022
un alto ingreso: trescientos veinte (320)
(6) de personas con
diagnóstico de infarto agudo de miocardio (IAM) en la fase III
de rehabilitación cardiaca, la cual es la fase que inicia una vez
el paciente egresa a su hogar y se espera que los hábitos
aprendidos en las fases previas perduren para toda la vida
(7).
De acuerdo con lo señalado anteriormente, el estudio tuvo
como objetivo determinar el estilo de vida en pacientes post-
infarto al miocardio en la fase III de rehabilitación cardiaca, en
sus factores: hábitos de alimentación saludable, actividad
física, consumo de tabaco, consumo de alcohol y adherencia al
tratamiento médico.
MÉTODOS
La investigación es no experimental, cuantitativa, descriptiva y
de campo (8-12). La población fue de trescientos veinte (320)
personas, que sufrieron un infarto al miocardio y asistieron a
consulta externa de cardiología de un hospital universitario, la
muestra es de tipo censal conformada por setenta y cinco (75)
pacientes que representaron el 25% de la población y
reunieron los siguientes criterios de inclusión: pacientes
alfabetos, de ambos sexos, con edades comprendidas entre
40-60 años, que hayan sufrido un IAM, con tiempo postinfarto
de 6 meses o más y que manifestaron participar de forma
voluntaria en la investigación.
Se solicitó por escrito del consentimiento informado, el cual es
la manifestación de la actitud responsable y bioética del
investigador, que eleva la calidad de los servicios, garantiza el
respeto a la dignidad y la autonomía de las personas. Lo cual
fue expresado abiertamente a los individuos participantes de la
investigación, protegiendo la confidencialidad y el respeto a la
intimidad (2,13). En este sentido, se brindó información clara y
oportuna acerca del propósito de esta, el tipo de información a
obtener, el derecho de los participantes a renunciar a la
investigación, sin que esto involucre repercusiones sobre los
mismos.
Técnicas de recolección de datos
La encuesta, fue el instrumento de recolección de la
información a través del diseño de un cuestionario (14),
compuesto por dos partes, la primera con los datos
sociodemográficos (edad, sexo, nivel educativo) y la segunda
parte conformada por 40 ítems relacionado con la variables
en estudio, (alimentación saludable, actividad física, consumo
de tabaco, consumo de alcohol y adherencia al tratamiento