Sánchez M/ Enfermería Investiga, Investigación, Vinculación, Docencia y Gestión Vol. 8 No. 2 2023 (Abril – Junio)
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medidas de prevención en forma precoz (28), como el uso
universal de mascarillas para el contacto con trabajadores y con
cualquier tipo de pacientes además de supervisión constante del
personal. El cumplimiento de estas medidas, además de contar
con estudios de laboratorios como: Reacción en Cadena de
Polimerasa con Transcriptasa Inversa (RT-PCR) en el mismo
lugar de trabajo permite un diagnóstico oportuno, delimitar
contagios y reducir los brotes (16), así como el abordaje y
tratamiento de estos trabajadores de manera precoz.
Dentro de la Subcategoría Describiendo condiciones psico-
emocionales podemos observar que la pandemia trajo consigo
elevadas exigencias al personal de salud; implicadas en la
atención y cuidado asociadas al mayor riesgo de exposición y
contaminación debido al desconocimiento de la patología. Entre
los factores de preocupación se encontraban: ausencia del EPP
o insuficiente e inadecuada utilización, falta de aplicación de las
normas de bioseguridad como el lavado de manos, fácil
transmisión de los contagios, no sólo de los enfermos a estos
profesionales, sino también de personas asintomáticas.
El Personal asistencial, se aisló fuera de sus residencias
habituales y/o hizo uso de licencias (16). Durante el período
laboral el PS percibió: agotamiento mental por todas las
actividades que realizaba (19,26). A mayor edad hubo una
menor percepción de repercusión mental, como diferentes
niveles de ansiedad, angustia, miedo, estrés, disminución de la
autoeficacia, calidad de sueño y soporte social como mecanismo
protector, depresión y estrés post traumático (29). Estos
síntomas fueron mayores en quienes han estado más tiempo en
la atención directa de pacientes y ante el sufrimiento por la
muerte de los mismos, requiriendo asesoramiento psicológico
ayuda de psicoterapeutas y psiquiatras (4,17).
La intranquilidad frente a la magnitud de la pandemia, con
comités de crisis con escasa experiencia, dificultades para
comunicar de modo rápido y claro las decisiones a la totalidad
del personal, agravadas por las comunicaciones cruzadas, falta
de espacios institucionales de escucha y contención del equipo
de salud, llevaron a tensiones derivadas de la reorganización de
servicios, diversidad y nuevos roles frente a la pandemia con
incremento de horas laborales, informalidad y precariedad
laboral en el sector salud que condujo a inequidad y
desigualdades, e impidieron que el PS se perciba con las
habilidades necesarias, predisponiendo el deterioro del estado
de salud mental, principalmente en los jóvenes, así como
conflictos derivados de ausentismo y licencias por comorbilidad.
Por otra parte, la inseguridad sobre la economía nacional influía
en el miedo a perder el trabajo, el escaso control sobre
elementos del propio contrato con riesgo de pérdidas financieras
(26). Asimismo, se presentó pánico generado por el temor a
contraer o transmitir la enfermedad, miedo, incertidumbre e
inseguridad, vinculados con la percepción de gravedad de la
enfermedad (4), y que al regresar a su casa pudiese contagiar a
su familia, además del hecho de que sus colegas se infectaran
derivado de la propia exposición. Ocasionando la separación de
los vínculos primarios, como padres, hijos, familiares
provocando ansiedad, estrés, cansancio, cefaleas, percepción
de agotamiento mental y depresión del PS (23, 30).
Igualmente, estos trabajadores manifiestan hubo repercusiones
en el estado de ánimo, como decaimiento, emociones negativas,
sentimiento de maltrato porque no recibieron la cantidad
necesaria de EPP (19, 31, ), niveles de empatía disminuidos,
limitando las acciones cotidianas del individuo como comer por
indigestión o molestias intestinales, imposibilidad para conciliar
el sueño, asociados al temor al contagio (32), la estigmatización
(24, 28) y la violencia sufrida en sus propias comunidades (33).
Se vieron potenciados por el cambio de la rutina social (23, 34).
El cambio abrupto en el modo de vida, en los aspectos familiares
y personales ocasionó más fragilidad emocional al PS, sumado
a los cambios emocionales resultantes de las dinámicas de
trabajo que también afectó a los actuantes en la primera línea
directamente en su rendimiento, quienes percibían agotamiento
mental por todas las actividades que realizaban (26). Varias
causas fueron investigadas como el acceso al conocimiento
inseguro y desproporcionado que exacerbó las ansiedades y
contribuyó a que las medidas de protección se vuelvan inútiles;
siendo en las enfermeras solteras y que viven solas un factor
agravante durante el período de pandemia, por la falta de afecto,
apoyo y hospitalidad. Si bien, como expresión normal en las
fases iníciales de afrontamiento se presenta el estrés leve o
medio como fase de alarma, en algunos casos de desborde, se
pueden observar niveles altos y graves, hasta llegar a rasgos
compatibles en las dimensiones del síndrome de burnout (18,
26, 33, 35, 36).
La atención de pacientes COVID-19, demandó al PS turnicidad
de más de doce horas. Este requerimiento laboral se debía a la
escasez de personal y licencias por comorbilidad, deteriorando
el estado de la salud mental de los trabajadores, resultando en
aumento de los niveles de estrés, reducción de la autoeficacia y
calidad del sueño (17,19). La exposición directa del PS al riesgo
biológico, la falta de conocimiento por el nuevo contexto de
pandemia, con inseguridad causando altas ocurrencias de
infecciones y muertes del PS, aumentó la preocupación por las
posibilidades de morir (33).
En cuanto a la última subcategoría Mitigando los riesgos
laborales, la misma está relacionada con aquellas estrategias
asumidas por las organizaciones de salud, tendientes a
minimizar los riesgos laborales entre sus trabajadores y las
estrategias de autocuidado y/o resiliencia de estos profesionales
en el contexto asistencial laboral en Suramérica relacionada con
la pandemia de la COVID-19. La mitigación puede ayudar a
minimizar la amenaza, sin dejar de reconocer ciertos riesgos que
pueden ser superados con acciones y estrategias claves por
parte de las organizaciones de salud y sus trabajadores
enfocadas a reducir los efectos perjudiciales en el PS.
De manera que la propagación del COVID-19 demandó gran
cantidad de personal asistencial, para la atención de pacientes
afectados en las áreas de cuidados intensivos y hospitalización,
lo que propició circunstancias de riesgos extremos para
desempeñar su trabajo. Con toda esta ocurrencia se presume
que las autoridades hospitalarias adoptaran acciones tendientes
a reducir o eliminar el impacto físico y emocional a mediano o
largo plazo, así como aumentar o motivar la resiliencia entre este
personal, el cual, demostró ser de gran valor en cada una de las
regiones de Suramérica y el mundo.
Las autoridades deben cuidar a sus trabajadores
proporcionándole Apoyo Institucional, lo que fomenta
seguridad y confianza entre ellos. Sin embargo, estas ideas no
concuerdan con los resultados encontrados, pues la mayoría de
las producciones intelectuales reflejan poco o nulo apoyo. La