Paz-Cevallos W/ Enfermería Investiga Vol. 8 No. 3 2023 (Julio – Septiembre)
58
INTRODUCCIÓN
El “Ethos” es la segunda naturaleza, que sobrepasa la
naturaleza dada: física, biológica y natural, por tanto, es
naturaleza creada, moral, no natural, praxis; e implica la
condición ética del hombre, su conciencia moral (1). Desde
la antigüedad hasta la fecha, su validez está en plena
vigencia. Sócrates, por boca de Platón en su obra La
República (390 a.C), afirmaba: “No estamos hablando de una
significancia, sino de cómo debemos vivir” (2). La ética, del
griego “ezos”, originalmente significa costumbre. Ética es el
estudio filosófico-práctico de la conducta humana;
considerando que el sujeto de lo moral y de lo inmoral es la
voluntad libre. (3) La Ética es una dimensión esencial de la
naturaleza humana. La moral es el modo específicamente
humano de gobernar las acciones (3). El ser humano es un
agente moral.
La Ética tiene cuatro niveles epistemológicos: el conocimiento
de los juicios morales, la percepción de los valores que están
en juego, el análisis de las situaciones prácticas para
solucionar dilemas y problemas éticos y, finalmente, el
conocimiento de las argumentaciones que la ética aplicada
presenta (4).
Una clasificación de la Ética es: Ética de mínimos y la Ética
de máximos (5). La primera significa la Ética de lo correcto,
de las obligaciones, de los deberes, para convivir, por tanto,
obliga a todos, como las leyes positivas (Constitución de un
Estado, leyes, estatutos, reglamentos, etc.). La segunda, en
cambio, significa que puede exigirse a uno mismo, son
máximos morales, auto obligación, perfección (virtud,
felicidad, bondad). La Ética de máximos se corresponde con
la “Ética del deber” y la “Ética de la virtud”. En la Ética de
máximos se anclan los principios de “autonomía” y
“beneficencia”, la primera referida a la capacidad de realizar
actos con conocimiento de causa, sin coacción, corresponde
a la conducta y al bien común; la segunda orientado al
bienestar de la persona en situación concreta y depende del
propio sistema de valores.
En la Ética de mínimos se asienta los principios de “no
maleficencia” y “justicia”; la primera que se fundamenta en el
deber de no causar daños, ni minimizar riesgos y maximizar
beneficios (6). Para garantizar su cumplimiento, está el
derecho penal; la segunda parte del principio que todos
somos iguales y merecemos igual consideración, respeto en
su vida biológica, concierne a la vida social, y se aplica con el
derecho civil y político (7).
Como Ética de mínimos está el cumplimiento pleno de los
derechos humanos y reconocimiento de la dignidad, que son
de cumplimiento de los Estados y las personas. Se entiende
como dignidad al respeto que la persona se merece como
individuo, ciudadano e integrante de la comunidad en
general. La Declaración Universal de los Derechos Humanos
(1948), generado en la ONU, deja explícito que todos los
seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y
derechos, que dotados como están, de razón y conciencia,
deben comportarse fraternalmente los unos con los otros; que
toda persona tiene todos los derechos y libertades, sin
distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión
política o de cualquier otra índole, origen nacional o social,
posición económica, nacimiento o cualquier otra condición;
que todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la
seguridad de su persona (8).
En investigación, se produce el dilema entre la libertad para
investigar culturalmente vigente entre investigadores y
científicos y su capacidad moral. Cabe entonces la pregunta
¿cuál es el límite? Las investigaciones en ciencias de la salud
humana indagan y giran alrededor de preguntas sobre
fenómenos, problemas, patologías y enfermedades, en
poblaciones, muestras y casos con personas, los mismos que
son sujetos de derechos humanos, incluido los propios
investigadores. La comunidad científica se empecina en
insistir que la investigación científica es neutra e inmune de
consideraciones éticas; esta inocencia moral fue sin duda
válida mientras la ciencia era contemplativa y teórica, pero
cuando la metodología que manipula las condiciones del
experimento deja de ser ciencia pura y observación pasiva
para convertirse una mezcla de teoría y praxis, por lo que se
somete a una regulación legal y ética (30). La creencia
fundada es que hacer investigación y producir conocimientos
científicos válidos, generan beneficios a la sociedad y a la
humanidad, por tanto, su valor tiene un mérito superlativo e
infinito.
La investigación con seres humanos, es cualquier actividad
epidemiológica, biomédica, o de las ciencias sociales, que
comprenda la recolección sistemática o el análisis de datos
con la intención de generar nuevo conocimiento y donde los
seres humanos: a) están expuestos a manipulación,
intervención, observación u otra interacción con los
investigadores ya sea directamente, o a través de la
modificación de su medio ambiente, o b) pueden convertirse
en sujetos individualmente identificables a través de la
recolección, preparación, o uso que hagan los investigadores
del material biológico, médico, o de otros registros (9).
La historia evidencia investigaciones que produjeron
fragantes atropellos, violaciones, abusos, atrocidades e
irrespetos sistemáticos contra las personas y al goce de sus
plenos derechos. Así, existen históricos ejemplos como: 1)
Experimentación en seres humanos en la Segunda Guerra
Mundial: experimentos de hipotermia, en la que se probaban
mecanismos para producir la muerte por congelamiento,
observando los cambios fisiológicos que producían hasta la
muerte; experimentos para conocer los efectos de venenos o
de inyecciones intravenosa de gasolina. 2) En Tuskegee
(Estados Unidos) durante 40 años (1932-1972) se indagó la
evolución natural de la sífilis en campesinos
afrodescendientes, con población altamente vulnerable, por
sus características de pobreza y ausencia de educación;
participaron 399 personas que supuestamente portaban la
infección y 200 controles sanos, los sujetos desconocían la
naturaleza del estudio y no disponían de terapia penicilínica;
sus consecuencias fueron: 20 murieron por la enfermedad y
100 personas por complicaciones derivadas. 3) El tercero fue
un estudio que pateó el tablero de la investigación,
generando debate y creando normas para la experimentación
con seres humanos, fue el de Henry Beecher (1966) quien
divulga un artículo “Ethics and clinical research”, donde
denuncia 22 estudios desafortunados con abusos, descuido,
irreflexión y desconocimiento e insistía en el juicio correcto y
virtuoso de los investigadores, más que en las
reglamentaciones rígidas: los casos sonados: Hospital Judío
de Enfermedades Crónicas en Brooklyn, Nueva York (1963)
donde inyectaron por vía subcutánea células cancerosas a 22
pacientes ancianos sin su conocimiento para conocer su
respuesta inmunológica; o la infección deliberada de hepatitis
a niños recién ingresados en la Escuela Estatal de
Willowbrook (1956 a 1971), muchos de ellos con