Bedoya M/ Enfermería Investiga, Investigación, Vinculación, Docencia y Gestión Vol. 8 No. 4 2024 (Diciembre - Enero)
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ACOSO PSICOLÓGICO PERCIBIDO POR LOS PROFESIONALES DE ENFERMERÍA EN UN HOSPITAL PÚBLICO DE
ECUADOR
PSYCHOLOGICAL HARASSMENT PERCEIVED BY NURSING PROFESSIONALS IN A PUBLIC HOSPITAL IN ECUADOR
Mariela Del Pilar, Bedoya Paucar1 https: //orcid.org/ 0000-0002-4863-0728, Edduort Yuniort Villalobos Villamizar2
https://orcid.org/0009-0000-4475-0477, Juliana Guadalupe, García Paredes1 https: //orcid.org/0009-0007-6318-4766, Yulitza
Geomara, Villamar Torres 1 https: //orcid.org/ 0000-0002-2037-4179
1Docente de la Universidad Técnica Estatal de Quevedo, Ecuador
2Maestrado de la Universidad Técnica Estatal de Milagro, Ecuador
Recibido: 15 de septiembre 2023
Aceptado: 29 de noviembre 2023
RESUMEN
Introducción: El acoso psicológico en el trabajo se ha
identificado como un severo estresor psicosocial entre los
profesionales de la salud, siendo el personal de enfermería uno
de los más afectados. Objetivo: Determinar la frecuencia del
acoso psicológico percibido por los profesionales de la
enfermería en el lugar de trabajo durante los últimos seis meses.
Métodos: Estudio observacional, descriptivo y trasversal con
una muestra de 63 sujetos. En la recogida de los datos se
empleó el Cuestionario de Conductas Negativas-Revisado
(NAQ-R) en versión adaptada al habla hispana, con validez y
confiabilidad. Resultados: En relación con la pregunta si se
considera víctima de acoso en el trabajo el 82,5% de los sujetos
respondieron no considerarse objeto de ninguna forma de
acoso, y el 17,46% informó haber sido víctima de acoso, de
estos últimos, el 6,3% manifestó haber estado expuesto a
conductas de acoso ocasionalmente y el 11,11% afirmó
considerarse acosado de manera frecuente. Asimismo, las
conductas de acoso mayormente percibidas son excesiva carga
de trabajo asignación de tareas u objetivos inalcanzables.
Además, se observó que son los profesionales de menor edad y
solteras las que están mayormente expuestas a las conductas
de acoso en su lugar de trabajo. Conclusiones: Se requiere
realizar una mayor indagación sobre el acoso psicológico para
comprender y reconocer la problemática con el fin de diseñar
políticas de intervención que permitan mejorar el estado de salud
y garantizar un ambiente laboral saludable entre los
profesionales de la enfermería.
Palabras clave: enfermería, personal de enfermería, violencia
laboral, personal de salud, carga de trabajo
ABSTRACT
Introduction: Psychological harassment at work has been
identified as a severe psychosocial stressor among health
professionals, with nursing staff being one of the most affected.
Objective: Determine the frequency of psychological
harassment perceived by nursing professionals in the workplace
during the last six months. Method: Observational, descriptive,
and transversal study with a sample of 63 subjects. To collect the
data, the Negative Behavior Questionnaire-Revised (NAQ-R)
was used in a version adapted to Spanish speaking and a
questionnaire. Results: In relation to the question if they
consider themselves a victim of harassment at work, 82.5% of
the subjects responded that they did not consider themselves the
object of any form of harassment, and 17.46% reported having
been a victim of harassment, of the latter, 6.3% stated that they
had been exposed to harassing behavior occasionally and
11.11% stated that they considered themselves harassed
frequently. Likewise, the most perceived bullying behaviors are
excessive workload, assignment of tasks or unattainable
objectives. In addition, it was observed that younger and single
professionals are the ones most exposed to harassing behavior
in their workplace. Conclusions: Further research on
psychological harassment is required to understand and
recognize the problem in order to design intervention policies that
allow improving the state of health and guaranteeing a healthy
work environment among nursing professionals.
Keywords: nursing, nursing staff, workplace violence, health
personnel, workload
Autor de correspondencia: Lic. Mariela del Pilar, Bedoya Paucar. Correo electrónico: mbedoyap@uteq.edu.ec
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INTRODUCCIÓN
El acoso en el trabajo está siendo reconocido
internacionalmente como un serio problema tanto en el ámbito
laboral como en el social. En psicología del trabajo, los
conceptos que hacen referencia al acoso o la intimidación en el
entorno organizacional han sido objeto de interés. No obstante,
los efectos del acoso laboral en la salud de los trabajadores son
de clara importancia y están teniendo una atención cada vez en
los diferentes países.
El acoso laboral es un conjunto de acciones verbales o
psicológicas que se llevan a cabo de manera sistemática y
persistente con el fin de intimidar, opacar o consumir
emocionalmente a las víctimas, generalmente, ocurre entre
compañeros de trabajo o por superiores en jerarquía (1). A nivel
internacional, el fenómeno ha sido estudiado bajo distintos
términos, entre estos, mobbing, workplace bullying, acoso
psicológico, hostigamiento, acoso moral, abuso emocional,
persecución, violencia laboral, terror psicológico y acoso laboral.
Sin embargo, no hay en la literatura una definición única y
consensuada de este fenómeno entre los diferentes autores.
Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) la violencia
laboral está constituida por incidentes en los que el personal
sufre abusos, amenazas o ataques en circunstancias
relacionadas con su trabajo, incluidos los viajes de ida y vuelta a
él, que pongan en peligro implícita o explícitamente, su
seguridad, su bienestar o su salud (2).
La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define la
violencia y el acoso en el mundo del trabajo como un conjunto
de comportamientos y prácticas inaceptables, o de amenazas de
tales comportamientos y prácticas, ya sea que se manifiesten
una sola vez o de manera repetida, que tengan por objeto, que
causen o sean susceptibles de causar, un daño sico,
psicológico, sexual o económico, e incluye la violencia y el acoso
por razón de género (3). Igualmente considera este evento como
uno de los riesgos laborales más serios y preocupante,
asimismo, constituye un problema mundial en la salud pública.
La violencia laboral, puede clasificarse dependiendo de las
acciones utilizadas para llevarla a cabo y las consecuencias
generadas: violencia física: Son todos los actos donde se
emplea la fuerza física hacia una persona o grupo de personas
que pueden producir do físico, sexual o psicológico (2)
violencia psicológica: Es el uso deliberado del poder y puede
incluir diversas tácticas agresivas. También se define como todo
acto que pueda causar daño emocional a las víctimas. La OMS
lo define como el uso deliberado del poder, o amenazas de
recurso a la fuerza física, contra otra persona o grupo, que
pueden dañar el desarrollo físico, mental, espiritual, moral o
social (2).
En su versión más desarrollada y completa, el acoso psicológico
en el trabajo es un síndrome psicosocial complejo, creado por
una interacción de dinámicas generadas por el acosador, por el
acosado y por el grupo al que ambos pertenecen.
Dentro de las conductas de la violencia psicológica se señalan:
Acoso discriminatorio: toda conducta no deseada en el lugar
de trabajo, relacionada con el origen racial o étnico, la
religión o las convicciones, la capacidad, la edad y
orientación sexual de una persona, que tenga como objetivo
o consecuencia atentar contra su dignidad y crear un
ambiente intimidatorio, humillante u ofensivo
Acoso sexual: cualquier comportamiento, verbal o físico, de
naturaleza sexual que tenga el propósito o el efecto de
atentar contra la dignidad de una persona, en particular,
cuando se crea un entorno intimidatorio, degradante u
ofensivo (4)
Acoso laboral o Mobbing: exposición a conductas de
violencia psicológica de forma intensa, dirigidas de forma
reiterada y prolongada en el tiempo hacia una persona o
más personas por parte de otra/s que, actúa frente a
aquella/s desde una posición de poder, no necesariamente
jerárquica, sino en términos psicológicos, con el propósito
de crear un entorno hostil o humillante que perturba la vida
laboral de la víctima (5).
Acoso racial: corresponde a cualquier conducta
amenazante que se base en la raza, color, idioma,
nacionalidad, religión, minoría, u otro estatus que no sea
recíproco o deseado y que afecte la dignidad de hombres y
mujeres (6)
Por otro lado, el acoso psicológico no se entiende como un
fenómeno estático, sino como un proceso escalar gradual en el
que la persona objeto de acoso se enfrenta a agresiones que
crecen en intensidad y frecuencia. Para Rodríguez (5) el acoso
debe ser entendido como un proceso continuo que varía desde
la no exposición a una elevada exposición. Por otro lado, para
definir una situación como acoso, es necesario que exista una
diferencia de poder, ya sea real o percibida, entre el agresor y la
víctima (1,5).
El acoso psicológico en el trabajo es considerado un severo
estresor y un riesgo psicosocial que puede afectar seriamente el
funcionamiento cotidiano de aquellos que lo padecen, afectando
negativamente su bienestar laboral, su salud física y psicológica.
Algunas alteraciones pueden ser: depresión, ansiedad, estrés
postraumático, burnout y abandono profesional. La evidencia
científica existente señala que la violencia laboral, además de
asociarse con la agresión física, psicológica o sexual, afecta la
dignidad del trabajador, el derecho a no ser discriminado, el
respeto de su honra y su integridad física, psíquica y moral (7).
Además, el acoso también puede tener consecuencias
negativas a nivel de la organización y pueden extenderse al
ámbito familiar y social.
Asimismo, el acoso laboral, según Farías (8) puede presentarse
de forma muy variada y sutil, por ejemplo, el aislamiento físico
del trabajador, la marginación por medio de la hostilidad, la falta
de comunicación, la utilización de conceptos peyorativos, la
asignación de tareas humillantes o descalificadoras y el
desprecio de la imagen de la persona trabajadora frente a sus
colegas o superiores, entre otros. Igualmente, este flagelo ha
sido identificado como un creciente factor de tensión laboral
entre los profesionales sanitario y sus consecuencias negativas
han sido analizadas en diversos estudios, que revelan tasas
elevadas de depresión, ansiedad, pensamientos obsesivos, o
trastornos psicosomáticos (9,10) y están relacionados con la
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disminución de la productividad en el trabajo y deterioro de las
relaciones interpersonales (1).
Cabe destacar que los médicos y los profesionales de
enfermería, son el personal sanitario más agredido, a nivel
mundial, según investigación de la Organización Panamericana
de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS)
(11). La violencia en el sector de la salud se asocia con la baja
calidad de los cuidados, en determinadas unidades, a la edad,
al trabajo nocturno y la incertidumbre en el tratamiento de los
pacientes (12). El acoso laboral en el personal de enfermería ha
sido definido por el Consejo Internacional de Enfermeras y la
Organización Mundial de la Salud, como incidentes donde el
equipo es víctima de abuso, amenazas o agresión en
circunstancias relacionadas con el trabajo y que involucra
cambios implícitos o explícitos en la seguridad, bienestar o salud
de los afectados (13).
Se debe destacar que los profesionales de enfermería, según lo
sostenido por Cardoso et al., (14), son el sector profesional más
afectado por el acoso psicológico, y ello se debe a la falta de
comunicación y los problemas entre compañeros, además del
abuso verbal que sufren dentro del lugar de trabajo. Su impacto
afecta la dinámica del profesional, servicio o usuarios y costos
administrativos, todo lo anterior se asocia con la insatisfacción
laboral cambios de servicio, elevadas tasas de absentismo y
deseo de abandonar la profesión (14).
Por otro lado, las condiciones de trabajo del personal de
enfermería se caracterizan por la sobrecarga de trabajo,
jornadas extensas, turnos rotativos, trabajo nocturno, y
frecuentes cambios de servicio (15). Se trata además de un
personal expuesto a permanentes riesgos biológicos, químicos,
físicos y psicológicos. En las situaciones de trabajo cotidiano de
enfermería existe toda una gama de violencias de distinto orden,
que involucra a diversos actores, como a la institución, a los
trabajadores (enfermeros, médicos, etc.), los pacientes, y los
familiares (16). La violencia en muchas ocasiones adquiere
formas más sutiles, que suponen un complejo entramado tanto
a nivel del colectivo de trabajo como de la organización (14).
En el contexto de estas ideas, y a los efectos de la presente
investigación, se utilizará la definición de acoso psicológico
incluida en el NAQ-R, que describe el acoso en el lugar de
trabajo como una situación donde uno o varios individuos
perciben continuamente durante un período de tiempo que son
receptores de actos negativos de uno o varios individuos, en una
situación donde el objeto del acoso tiene dificultad para
defenderse de esas acciones. Un incidente puntual no es acoso
(17). Teniendo como referente la anterior definición, este estudio
pretende determinar las frecuencias de acoso psicológico
percibido por el profesional de enfermería en el lugar de trabajo
durante los últimos seis meses.
MÉTODOS
La investigación se realizó en el Hospital de Especialidades
Teodoro Maldonado Carbo durante los meses de enero- abril del
2023. Se trata de un estudio de diseño observacional, descriptivo
y de corte trasversal, que contó con la participación de sesenta
y tres (63) sujetos, hombres y mujeres profesionales de la
enfermería quienes, al momento de aplicarse el cuestionario,
prestaban sus servicios en dicha institución hospitalaria. La
técnica muestral empleada fue no probabilística y la muestra fue
seleccionada por conveniencia, de acuerdo al interés de la
investigación. Todos los sujetos que conformaron la muestra del
estudio participaron de forma voluntaria y anónima,
preservándose la confidencialidad de toda la información
recabada en el estudio. Los criterios de elegibilidad de la
muestra fueron los siguientes:
Criterios de inclusión: Profesional de enfermería, hombres y
mujeres mayores de 18 años, que al momento de aplicar el
cuestionario prestaran sus servicios profesionales en la
institución de salud objeto del estudio, tener trato directo con los
pacientes y sus familiares en el hospital, poseer una antigüedad
mínima de seis meses de servicio en el puesto de trabajo y que
firmaron el consentimiento informado. Criterios de exclusión:
Negativa manifiesta de participar en el estudio.
Para la recogida de los datos se aplicaron dos cuestionarios. Un
cuestionario con información sociodemográfica y laboral de los
sujetos que participaron en el estudio, validado por expertos; y
un instrumento específico para medir el acoso laboral, el
Negative Acts Questionnaire - Revised. Este último,
desarrollado por Einarsen y Raknes (18) y adaptado al habla
hispana por González y Graña (19).
En su versión española, el NAQ-R se ha mostrado como un
instrumento psicométrico útil para evaluar la exposición al acoso
psicológico en el ámbito laboral, y constituye una de las técnicas
de autoinforme más acreditada para la medición de tres tipos de
acoso en el lugar de trabajo: el acoso personal, el acoso
relacionado con el trabajo y otras formas físicamente
intimidantes, como la violencia física (19). A la fecha, es uno de
los instrumentos de investigación más utilizados a nivel
internacional ya que permite describir diferentes niveles de
acoso laboral (17). Diversos estudios acreditan las buenas
propiedades psicométricas del instrumento (20-21).
El NAQ-R consta de dos partes. La primera compuesta por 23
Ítems (19). Cada uno de los Ítems se ha descrito en forma
conductual, cuidando siempre de no incluir en su redacción el
término acoso para evitar generar prejuicios en el participante
(18). Estos Ítems miden la frecuencia de exposición, en los
últimos seis meses, a actos negativos y conductas que pueden
ser conceptualizadas como formas de acoso en el lugar de
trabajo. Así mismo, para medir el constructo se emplea una
escala Likert de cinco niveles de respuesta: 1 (nunca); 2 (a
veces); 3 (mensualmente; 4 (semanalmente); 5 (a diario). En
este contexto, el sujeto evaluado identifica los distintos
comportamientos y conductas negativas percibidas en el lugar
de trabajo e indica con qué frecuencia estuvo expuesto a las
mismas.
La segunda parte del cuestionario incluye una definición de
acoso psicológico, seguida de una pregunta que se le formula al
participante sobre si se considera víctima o no (de acuerdo a la
definición dada) de acoso en su lugar de trabajo, durante los
últimos seis meses (19). Para responder, el sujeto seleccionará
una de las siguientes alternativas: 1 (No); 2 (Sí, pero pocas
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veces); 3 (Sí, pero de vez en cuando); 4 (Sí, varias veces por
semana); 5 (Sí, prácticamente a diario). En correspondencia con
lo anterior, a los sujetos que respondieron afirmativamente
(aquellos que tienen la percepción de ser víctimas de acoso), se
les pregunta también sobre el lugar que ocupa el acosador en la
jerarquía organizacional (jefes, compañeros, otros colegas,
familiares o subordinados) y el sexo del acosador.
Previo a la aplicación de este instrumento a la muestra
seleccionada, el mismo fue validado por 4 expertos. Además, se
realizó una prueba piloto con 10 personas, para detectar
posibles dificultades en su aplicación. Asimismo, se evaluó su
consistencia interna, encontrándose un Alpha de Cronbach de
0.94, semejante con otros estudios realizados (19). Los
resultados obtenidos sobre la validez y fiabilidad del instrumento
indicaron que el NAQ-R, puede utilizarse en el presente estudio.
Una vez recabada la totalidad de los datos del estudio, los
mismos se organizaron en una base de datos con el apoyo del
programa informático Excel 2010, para posteriormente ser
analizados empleando el paquete estadístico IBM SPSS
Statistics (versión 25). Los procedimientos estadísticos
aplicados en el análisis de la información fueron la estadística
descriptiva (frecuencias y porcentajes), y la estadística
inferencial (Prueba de hipótesis para la diferencia de
proporciones).
Los resultados de la investigación se presentaron por medio de
tablas. Finalmente, el estudio se apegó a la declaración de
Helsinki (22) y obtuvo el permiso institucional del Hospital
Teodoro Maldonado Carbo antes de la aplicación del
cuestionario al personal de enfermería, así como, el
consentimiento informado por cada encuestado. Los
profesionales de enfermería que participaron en el estudio de
manera voluntaria no se expusieron a riesgo alguno y se
preservó su anonimato.
RESULTADOS
Características sociodemográficas y laborales
El 63,5% de los profesionales de enfermería encuestados son
del sexo femenino y el 36,5% masculino, con edades
comprendidas entre 18 y 57 años, la edad predominante en un
41,3% oscila entre 18 y 27 años con una media de 31,76 años,
el estado civil de los sujetos participantes en un 31,7% es
soltero/a, el 28,6% casado /a, el 20,6 unión libre y 14,3%
separado/a o divorciado/a (tabla 1).
Respecto a las variables laborales, los participantes informaron
que el 61, 9% tiene entre 1 a 4 años laborando en el sector salud,
siendo la media de 4,13 años de antigüedad, el 63,5% manifestó
que su categoría profesional es auxiliar de enfermería y el 36,5%
es licenciado/a; el 74,6% aseguró que tiene puesto fijo en el
hospital y el 25,4% tenía un contrato por tiempo determinado; el
92,1% tiene nacionalidad ecuatoriana
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Percepción de los trabajadores sobre el acoso psicológico
En la tabla 2 se muestran los porcentajes correspondiente a los 24 ítems del cuestionario donde se observa las conductas
relacionadas con el acoso psicológico percibida en los seis meses anteriores al estudio por los trabajadores de enfermería.
Se observa que en la sumatoria del acoso ocasional y acoso frecuente 50 sujetos (79,36%) manifestó haber sido expuesto a una
excesiva carga de trabajo (ítems 21); 40 sujetos (63,5%) indicaron que con frecuencia se le asigna tareas u objetivos inalcanzables
(ítems 16); 39 encuestados (61,9%) percibió que sus opiniones son ignoradas (ítems 14) y 33 (52,38%) expresó haber sido
expuesto a realizar un trabajo que está por debajo de su nivel de competencia (ítems 3).
Por otro lado, 29 trabajadores (46,04%) expresaron haber sido expuesto a gritos o enfados espontáneos (ítems 8), 22 sujetos
(34,92%) opinaron haber recibido bromas pesadas de gente con la que no se lleva bien (ítems 15) y 16 trabajadores (25,39%)
perciben que han sido humillado o ridiculizado en relación con su trabajo (ítems 2).
Así mismo, 15 encuestados (23,81%) perciben que han recibido amenazas de violencia o abusos físico (ítems 22) y 48
trabajadores (76,19%) señalaron no estar expuesto a estas conductas hostiles, 7 profesionales de la enfermería (11,11%)
manifestaron que se han sentido expuesto al acoso sexual en su lugar de trabajo y 56 (88,89%) trabajadores consideraron que no
se encontraban expuesto a este tipo de conductas (ítems 23).
Prevalencia del acoso laboral en los últimos seis meses
Al consultarle a los trabajadores si han sido víctimas de acoso laboral en su lugar de trabajo en los seis meses anteriores al estudio
(ítems 24) 52 trabajadores (82,54%) consideró no haber sido víctima de acoso, 4 profesionales (6,35%) manifestaron haber estado
expuesto a estas conductas de manera ocasional (a veces/mensualmente) y 7 trabajadores (11,11%) estimó que está expuesto a
estas conductas hostiles de manera sistemática (frecuencia semanal/diaria).
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Características del acoso en el lugar de trabajo detectado
según variables sociodemográficas y laborales
En la tabla 3 se observa el nivel de exposición de los sujetos
evaluados frente a las conductas del acoso de acuerdo a las
variables sociodemográficas y laborales. De los trabajadores
que señalaron haber sido víctima de acoso psicológico (suma
del acoso ocasional y acoso frecuente) 7 trabajadores (11,11%)
son femeninos y 4 trabajadores (6,35%) son masculinos, la edad
de 8 trabajadores (12,7%) oscila entre 18-27 años y 6
trabajadores (9,52%) manifestaron ser soltero.
Igualmente se observa, que de los trabajadores que expresaron
haber sido acosado psicológicamente en su lugar de trabajo, 9
(14,28%) tienen entre 1 y 4 años de experiencia laboral en el
sector salud, la categoría profesional de 10 trabajadores
(15,87%) se ubican como auxiliar de enfermería; 6 trabajadores
(9,52%) tiene una relación laboral de contratación fijos y 9
trabajadores (14,28%) son de nacionalidad ecuatoriana.
Prueba de hipótesis para comparar diferencia de
proporciones
Con la finalidad de determinar si existen diferencias
estadísticamente significativas entre las proporciones
(categorías) de las variables analizadas, se realizó una prueba
de hipótesis (empleando el estadístico Z para comparación de
proporciones). Para cada una de las variables analizadas se
enuncio como hipótesis nula: Las proporciones son iguales para
cada una de las categorías comparadas, y como hipótesis
alternativa: Por lo menos una de las proporciones es diferente
en alguna de las categorías comparadas. Las estimaciones
estadísticas se realizaron con un nivel de significancia del 5%
(0,05).
Para interpretar los resultados obtenidos en la realización de la
prueba se deben examinar los subíndices (a, b) observados en
cada categoría de las columnas (tabla 3). El software SPSS al
realizar los cálculos del estadístico Z asigna una letra de
subíndices a las categorías de las variables objeto de estudio.
De este modo, si se observa que todas las categorías de la
variable tienen iguales letras asignadas en los subíndices, se
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debe interpretar que no existe diferencia estadísticamente
significativa entre las proporciones; por el contrario, si se
observan letras distintas asignadas en los subíndices de las
categorías de la variable que se estudia, se debe concluir que si
existe diferencia estadísticamente significativa en las
proporciones comparadas.
En este contexto, y luego de examinar los subíndices que se
muestran en la tabla 3, se puede concluir que para las diferentes
categorías de las variables sexo, años de experiencia laboral,
categoría profesional, relación laboral y nacionalidad, donde se
observan subíndices de letras iguales, no existen diferencias
estadísticamente significativas entre las proporciones
comparadas; por el contrario, en lo referente a las variables edad
y estado civil, se observan subíndices de letras distintas, lo que
sugiere que si existen diferencias estadísticamente significativas
en las proporciones comparadas. De acuerdo a estos resultados
los profesionales menores de 27 años se encuentran expuesto
al acoso ocasional y los solteros están expuesto al acoso
psicológico de manera ocasional y frecuente.
Por otra parte, también se anali las características del
acosador (tabla 4). Los resultados muestran que de los 11
trabajadores que se han visto expuesto al acoso psicológico, 6
(54,55%) identificó que el acosador era del sexo masculino y 5
(45,45%) que era del sexo femenino. En cuanto a la relación
jerárquica respecto al acusador 6 trabajadores (54,55%)
identificó a los colegas o trabajadores de su mismo nivel (acoso
horizontal), 2 (18,18%) indicó sobre situaciones de acoso
cometidas por un superior jerárquico (acoso vertical
descendente) y otros profesionales de la salud y 1 (9,09%) por
familiares del paciente.
DISCUSIÓN
La violencia laboral en entornos hospitalarios ha sido estudiada
a nivel mundial y refieren que uno de los colectivos más
afectados son los profesionales de enfermería quienes tienen
mayor riesgo de sufrir violencia en el lugar de trabajo (23).
También describen que la violencia laboral hospitalaria ocurre en
todos los departamentos.
Por otro lado, los hallazgos del este estudio indican que el
82,54% de la muestra consideraron no haber sufrido situaciones
de acoso psicológico en su lugar de trabajo en los seis meses
anteriores al estudio, sin embargo, el 17,46% consideró sufrir
este tipo de situaciones y de forma más precisa el 11,11%
informó padecer de estas conductas de forma frecuente o
sistemática y el 6,35% valoró sufrirlas de forma ocasional. Estos
resultados resultan compatibles con un estudio realizado en
España donde mostraron que más del 20% de los trabajadores
de enfermería expresaron haber sufrido de acoso laboral en
alguna oportunidad (24). El estudio de Nasr y Shahbazi (25)
revela que un 22% de los participantes son expuestos al acoso
en ocasiones, mientras que el 9% declara que ser víctimas
habituales. La violencia psicológica se ha convertido
prácticamente en una rutina en el entorno laboral de los
enfermeros que trabajan en los sectores públicos así lo
demuestra el estudio De Sousa et al., (26) quienes afirman que
los profesionales de enfermería revelaron que la violencia
psicológica ocurre con frecuencia cuando desarrollan sus
actividades.
Entre las conductas relacionadas con el acoso psicológico el
79,37% de los trabajadores identifico la excesiva carga de
trabajo, el 63,49% la asignación de tareas u objetivos
inalcanzable, datos que coincide con el estudio realizado por
Acosta et al., (27) donde destacan que más del 78% del personal
de enfermería lo refieren como conductas hostiles, es decir, el
exceso de actividades por realizar lo identificaron como un riesgo
alto. Por otro lado, el 63,49% de los trabajadores percibieron que
sus opiniones y punto de vista son ignorados y el 52,38% percibe
como conducta que favorece el acoso psicológico las ordenes
de realizar un trabajo que está por debajo de su nivel de
competencia.
Por otra parte, se desprende de los resultados obtenidos que el
11,11% de las mujeres constituye el género más habitual en el
perfil del trabajador acosado, dato coincidente con otros estudios
internacionales y nacionales (28,29) donde se confirma que la
profesión de enfermería la componen, principalmente, mujeres y
que el cuidado profesional sigue estando aún en manos de las
mujeres. Igualmente, los resultados indican que el 6,35% del
personal de enfermería encuestado que manifestó ser víctima de
acoso es del sexo masculino. Mayorca et al., (30) señalan que
la inserción del sexo masculino en la profesión enfermera no es
nueva, sin embargo, el reconocimiento que han tenido dentro de
la disciplina es bajo debido a que la enfermería es vista
prioritariamente como una profesión femenina, lo que ha
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coadyuvado a construir un estereotipo cultural de machista-
femenino dentro de la misma.
En cuanto a la edad se debe destacar que el 12,70% se ubican
en el rango de 18-27 años como el principal grupo etario
expuesto al acoso. La edad puede ser un factor protector o de
riesgo, según el modelo interactivo de Di Martino et al., (31)
mientras más joven más probabilidades de ser víctimas de
agresión. Los estudios de Hyoung y Sung (32) y Rodríguez et
al., (33) asociaron al grupo de edad más joven con el acoso,
debido a entre otras razones, a que los jóvenes se encuentran
en una posición jerárquica y profesional desfavorecida, siendo
más vulnerable a sufrir agresiones y malos tratos por parte de
pacientes y/o compañeros. Sin embargo, los trabajadores con
mayor edad también son víctimas del acoso, esto se asocia,
según Alvarado (29) a que la edad está relacionada con la
tolerancia a los comportamientos violentos en profesionales con
mayor antigüedad, debido a que tienen mayor sabiduría para
enfrentar, por ejemplo, el trato con los pacientes agresivos. Lo
anterior se relaciona con los resultados de este estudio donde
se observa que el 3,17 % de los trabajadores acosados se
ubican en una edad entre 28-37 años y el 1,59% entre 38 y 47
años. El estado civil en este estudio también se considera un
factor de riesgo ya que el 9,52% de los encuestados que
perciben que son víctimas de conductas de acoso psicológico
son soltero. Estos resultados concuerdan con el estudio
realizado por Galián (34) donde observa que los solteros tienen
una puntuación significativamente mayor en violencia verbal que
el resto de los trabajadores con un estado civil diferente.
Otro dato de interés obtenido en este estudio, se relacionado con
los años de experiencia o antigüedad y la exposición al acoso,
el 9,52% de los trabajadores que tienen entre 1 y 4 años de
experiencia laboral manifestaron estar expuesta de manera
frecuente a estas conductas coincidiendo con lo obtenido en el
estudio de Molero et al., (35) donde establecieron como un factor
de riesgo la poca experiencia de los profesionales de enfermería.
En este mismo sentido, al relacionar el acoso psicológico con la
categoría profesional se encontró que fueron los auxiliares de
enfermería los más afectados con un 11,11% coincidiendo con
el estudio de Baraja (36) que lo consideran como determinantes
de factores de riesgo. El 9,52% de quienes percibieron sufrir de
acoso psicológico son de contratación fija dato que resulta
perfectamente explicable por el estudio realizado por Gómez et
al., (37) donde evidenciaron que no son solo los trabajadores
más jóvenes los que están más expuestos ante el acoso laboral,
sino que también son los trabajadores con una supuesta mayor
estabilidad contractual los que padecen más este tipo de
conductas.
Por otra parte, debe señalarse que el 7,9% de los participantes
que consideraron haber sufrido acoso laboral informó haber sido
acosados por mujeres y el 9,5% por hombres, este último dato
concuerda con el estudio realizado por Pérez et al., (38) los
cuales concluyeron que la mujer aparece más frecuentemente
como elemento hostigado, mientras que el hombre se destaca
como elemento hostigador.
En cuanto a la tipología del acoso psicológico hallada cabe
destacar que la situación de acoso horizontal fue de 9,5%
resultado similar al estudio de un metaanálisis realizado por
Llanos et.al (39) que identifican a la violencia horizontal (ejercida
por pares) afecta a los profesionales de la enfermería lo cual
demuestra que es un fenómeno de gran magnitud. El estudio por
Ruiz et.al (1) indican que entre los compañeros de trabajo del
mismo nivel jerárquico es común que se presenten conductas de
mobbing y violencia laboral que puede desembocar en
agresiones físicas. Algunas de las razones que estos autores
relacionan el abuso psicológico horizontal son: las diferentes
capacidades intelectuales y habilidades clínicas que se
observan entre semejantes y como consecuencia una rotación
continúa del personal (1).
CONCLUSIONES
Los estudios sobre el acoso psicológico en los entornos
hospitalario han cobrado una mayor importancia a nivel
internacional, ya que la literatura hace referencia que uno de los
colectivos con mayor riesgo de sufrir de acosos psicológico son
los profesionales de la enfermería. En tal sentido, el estudio
permitió determinar que un poco más de las tres cuartas parte
de la muestra del personal de enfermería del Hospital IESS
Teodoro Maldonado Carbo, no consideró ser víctimas de ningún
tipo de acoso, mientras que menos de un cuarto de la muestra
percibió que es víctima de acoso de forma ocasional y de
manera sistemática. Entre las conductas de acoso mayormente
percibidas se encuentra una excesiva carga de trabajo,
asignación de tareas u objetivos inalcanzables, sus opiniones
son ignoradas y realizar un trabajo que está por debajo del nivel
de su competencia.
Por otro lado, al examinar los resultados de la prueba de
proporciones de columna, se encontró que no existen
diferencias significativas entre los valores de las proporciones de
las categorías de sexo, estatus profesional, relación laboral y
nacionalidad. Sin embargo, el análisis si encontró diferencias
estatistamente significativas en variables edad y estado civil de
los profesionales de enfermería. Lo que sugiere una mayor
exposición a las conductas de acoso psicológico entre los
profesionales jóvenes y de estado civil solteros.
Igualmente, el personal de enfermería percibió que la mayoría
de las veces el acoso psicológico es ejercida por sus pares
masculino. De acuerdo a estos resultados es necesario realizar
una mayor indagación para comprender y reconocer la
problemática, con el fin de diseñar políticas de intervención que
permitan mejorar el estado de salud y garantizar ambiente
laboral saludable a estos profesionales de la salud.
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