Velasteguí I/ Enfermería Investiga, Investigación, Vinculación, Docencia y Gestión Vol. 8 No. 4 2024 (Diciembre - Enero)
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DISCUSIÓN
Mediante la obtencion de datos a través del cuestionario de
comportamiento alimentario aplicado en estudiantes de la
carrera de Enfermeria de la Universidad Técnica de Ambato,
seguido del análisis e interpretación, se realiza una comparación
en conjunto con estudios similares encontrados, por lo cual la
investigación determina que los estudiantes observados no
presentan hábitos alimentarios adecuados. Esto se evidencia de
las preferencias alimentarias manifestadas, las cuales se basan
en el sabor, precio y que sean agradables visualmente, antes
que el contenido nutricional del mismo.
Para Tamayo et al (26) la comida chatarra se ha convertido en
parte de los hábitos alimentarios, considerando un factor fijo del
sobrepeso y obesidad atentando contra la buena salud que
deberían gozar los estudiantes para un rendimiento académico
optimo, tomando en cuenta los resultados obtenidos, dado que
los autores mencionados indican que según sus experiencias
analíticas, el 59% realizan actividad física, 28% de los
estudiantes consume bocaditos, 36% consumen al menos una
vez a la semana bebidas gaseosas, el 50,7% de las mujeres
reemplazan el almuerzo por comida chatarra frente a los
hombres con un 48,38%, por lo que en conjunto el 48%
reemplaza su almuerzo por comida chatarra y finalmente el 32%
toma agua de 1 a 3 veces al día.
Entre los alimentos de mayor consumo se obtuvo que los
derivados de la carne, pescado y mariscos tienen preferencia,
siendo las menos preferidas las verduras y las frutas que ni les
agrada ni les desagrada. Estos resultados, se asemejan a los
defendidos por Muñoz et al (27), donde indican que el 47,9%
consumen carne y con mayor frecuencia la carne de pollo a
diferencia de la de res; un 24,7% carne de cerdo, el 56,0%
consume pescado, 28,5% de los estudiantes consumen
verduras, y en su mayoría lo hacían las mujeres con el objetivo
de cuidar su alimentación, argumentando finalmente que el
12,3% consume embutidos, y en cuanto al consumo de frutos
secos es bajo con el 9.6%.
Por el contrario, Zamora y Barboza (28) afirman que el 51,1%
siempre y casi siempre consumen vegetales, de la cual el 81,9%
prefieren la zanahoria, el 54,9% consume tomate o sus
derivados, mientras que el 78,2% consume frutas, entre las
cuales de preferencia y mayor consumo se encuentra la
manzana con el 89,4%. Por otro lado, indican los mismos
autores, que el 33,3% eligen los cereales procesados, donde el
11,7% prefieren linaza y el 10,8% corresponde a la chía; siendo
los granos preferentes consumidos en un 85,5% y nunca
consumen frutos secos. En cuanto a las bebidas como lo refieren
los autores, el 72% consumen yogurt y solo el 47,7% consume
leche (28).
En relación a la frecuencia, compañía y preparación, se obtuvo
por una mínima diferencia de porcentaje entre los estudiantes
que comparten a la hora de comer con alguien más y los que no;
además, en su mayoría son las madres quienes les preparan sus
comidas. Esto es un factor importante, puesto que en México
para los estudiantes Universitarios es una desventaja cocinar
sus propios alimentos, lo cual se relaciona a la hipótesis que
indica que si sus alimentos son preparados por una tercera
persona, ellos presentan una dieta saludable y a las horas
adecuadas; al contrario de cuando son preparados
personalmente, dado que no cuentan con tiempo libre o bien sus
jornadas de estudio son largas, por lo que al culminar las
referidas faenas empiezan sus descansos, siendo la realización
de deberes y el estudio lo prioritario antes que la preparación de
un alimento adecuado, tal como lo aseguran Sánchez et al (29).
Así mismo, para Canova (30) el 71,3 % de los estudiantes
siempre tienen con quién compartir a la hora de la comida,
además de hablar sobre el desarrollo de actividades durante sus
días. En cuanto a la frecuencia de los alimentos, se destaca que
los estudiantes comen las tres comidas al día, pero en horarios
no adecuados en su mayoría, lo cual se asemeja a lo establecido
por Concha et al (31), quien indica que el 63,1% consumen tres
comidas diarias, mientras el 25% solo dos comidas, un 10%
hacen cuatro comidas diarias y el 2% consume una sola comida
al día. Así mismo, el 84% de los estudiantes tenían horarios
irregulares y 16% de los estudiantes consumían sus alimentos
en los horarios regulares, donde los ayunos llegan hasta cuatro
horas entre una comida a otra e incluso no tenían colación (31).
En cuanto a la técnica de preparación, los estudiantes prefieren
los alimentos fritos o asados y comen fuera de casa una a dos
veces por semana, aspecto que a diferencia de lo defendido por
Sainz et al (32) el 47,6% corresponde a estudiantes de la salud
que mantienen un régimen de alimentación más segura, por lo
que a la hora de preparar comidas un 62,9% remueve los
ingredientes, un 76,8% utilizan técnicas de cocción tales como
hervir, freír, cocer al vapor o asar a la parrilla, el 77,1% utiliza el
microondas, el 62,6% manipulan, almacenan y preparan
alimentos de forma segura; mientras que, el 51,4% lee la
información nutricional de las etiquetas, un 52,6% cambia su
dieta en la semana. En cuanto a la frecuencia de consumo de
alimentos fuera de casa, el 49,4% lo hicieron tres veces a la
semana, mientras un 88,3% lo hicieron entre dos o tres
ocasiones en el mismo día (32).
Por otro lado, la bebida más consumida por los estudiantes
durante el dia fueron las gaseosas, seguida del agua, cerveza y
finalmente el consumo de leche, características semejantes
planteadas por Peñaherrera et al (2), en virtud que en Ecuador
existe un alto porcentaje en cuanto al consumo de gaseosas
durante clases correspondiendo al 50%, siendo la más
apetecida la coca-cola, bien sea antes comer y de haberse
implementado el etiquetado nutricional para dichos productos en
el pais. Esto a diferencia del estudio de Morata et al (34) quienes
afirman que dichos valores están representados en el 87,2% de
quienes consumen agua, así como el 5% quienes consumen
cerveza (33).
De igual modo, en su mayoría los estudiantes mantienen una
dieta diferente por semana, llegando a diferencias durante los
fines de semana, ademas del gran número de estudiantes
quienes agregan comida extra a la comida princial como pasta,
arroz, carne, pescado, pollo, mariscos; optando por alimentos
entrecomidas como frituras, papitas, alimentos dulces. Esto se
asemeja a los datos expuestos por Morata et al (34) donde
plantean que el 57,7% varían sus dietas en los fines de semana
o en días festivos, mientras en cuanto a las comidas extras
destacan la pasta y las carnes, obteniendo así el 21,4%
correspondiente a salsas, el 41,49% quienes le agregan
guarnición a la comida, un 17,68% agregan pan a la cena. Por
otro lado, argumentan los mismos autores que el 41,7% opta por