Peñarreta E/ Enfermería Investiga Vol. 9 No. 1 2024 (Enero - Marzo)
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INTRODUCCIÓN
La violencia es definida como el uso deliberado de la fuerza
física o del poder, pudiendo presentarse como amenaza o como
un acto consumado, sea contra uno mismo, otra persona, un
grupo o comunidad; que además cause o tenga muchas
probabilidades de causar lesiones, muerte, daños psicológicos,
trastornos del desarrollo e intimidaciones (1). La violencia puede
presentarse en diversos ámbitos, siendo la relación de pareja,
uno de los escenarios más comunes.
Algunos de los rasgos para identificar que una persona sufre de
violencia en sus relaciones sentimentales son: que su pareja se
distancie del grupo familiar, hace que tenga sentimientos de
culpa, que no promueven un apego seguro, que sea sometido a
abuso físico, emocional, verbal y/o sexual; sufre control excesivo
por su pareja generalmente evidenciado por amenazas, tiende a
tener actitudes inmaduras o infantiles, siente que el cariño
justifica el maltrato; igualmente por lo regular la persona
afectada, desarrolla baja autoestima y poca confianza en sí
mismo/a (2). Por otra parte, la violencia en las relaciones de
pareja, se presenta con varias manifestaciones, tales como:
comunicación inadecuada, actitudes negativas hacia la otra
persona, celos, inseguridades o miedos, tendencia a aceptar
todo aun cuando no esté de acuerdo, al igual que la expresión
de críticas destructivas entre la pareja surgidas durante la
relación (3).
En este sentido, la violencia en el noviazgo se ha convertido en
un problema de salud pública de interés mundial por su impacto
a nivel físico y psicológico, tanto en adolescentes como en
adultos jóvenes. Según Rey et al (4), la violencia en las parejas
produce repercusiones como: bajo rendimiento académico,
problemas en las relaciones sociales y escolares, embarazos no
deseados, abuso de sustancias psicoactivas y alcohol,
estrategias de control de peso poco saludables,
comportamientos sexuales de riesgo e ideación suicida.
Esta problemática se ha evidenciado en diferentes grupos
poblacionales; sin embargo, son los adolescentes y adultos
jóvenes, quienes con mayor frecuencia experimentan
situaciones de violencia, la violencia en el noviazgo se asocia a
un aumento de la culpa, ira, dolor y ansiedad y otros efectos
negativos como una disminución del bienestar psicosocial (5).
Frente a ello, la familia como soporte básico y fundamental de la
sociedad, se constituye en un factor protector o de riesgo; pues
su inadecuado funcionamiento puede tornar vulnerables a los
miembros del núcleo familiar y por tanto convertirlos en víctimas
o victimarios, dependiendo de la perspectiva de las personas
involucradas en situaciones violentas.
En este contexto, en relación a la familia se podría mencionar
que, el hecho de haber sido maltratado en la infancia, repercute
negativamente en el desarrollo cognitivo-social de los
adolescentes, aumentando la agresividad, problemas de
conducta y dificultades de aprendizaje, dando como
resultado la aceptación del uso de la violencia en las relaciones
de pareja, promoviendo la violencia en el noviazgo (6).
A nivel mundial, una de cada tres mujeres (es decir, un 30%) ha
sufrido violencia física y/o sexual por su pareja o por alguien
ajeno a su vínculo social, siendo en la mayor parte de estos
casos, la pareja su agresor directo; además, casi un tercio
(equivalente al 27%) de las mujeres entre 15 a 49 años de edad,
quienes han estado en una relación compleja, informando haber
sufrido algún tipo de violencia física y/o sexual por parte de su
pareja (7). A nivel de América Latina, no existen datos
relacionados con el número de casos de violencia y
particularmente de violencia en el noviazgo.
En Ecuador, según Chávez & Juárez (8), durante el 2011 se
evidenció que 6 de cada 10 mujeres en el país han sufrido algún
tipo de violencia de género por parte de cualquier persona,
donde el tipo de violencia con mayor porcentaje es la psicológica
en un 53,9%; seguida de violencia física con 38%, patrimonial
con 35.3% y sexual con 25,7%. Indica la misma fuente, que la
violencia ejercida por la pareja o ex pareja es mucho mayor que
por parte de otras personas, siendo más crítica la situación en
mujeres divorciadas (85.4%) y separadas 78%. Sin embargo, a
nivel local, no existen datos publicados oficialmente que
demuestren la prevalencia de violencia en la etapa del noviazgo.
Por lo expuesto anteriormente, se evidencia que la violencia en
las relaciones de pareja continúa siendo un problema social en
incremento; por lo cual, diversos autores en sus estudios, han
tratado de dimensionar dicha problemática. A nivel mundial, un
estudio realizado en México (9), el cual pretendía establecer la
prevalencia de violencia en el noviazgo en estudiantes
universitarios, donde participaron 219 hombres y 315 mujeres,
a quienes aplicaron la encuesta sobre Violencia en el Noviazgo
(ENVINOV), mostrando como resultado que el 27,7% de los
jóvenes presenta violencia sexual, 73% violencia física y 73%
emocional; así mismo, lograron evidenciar que la violencia de
género en las relaciones íntimas afecta a las estudiantes y con
ello refuerza el sistema de desigualdades de género en la
sociedad.
En Latinoamérica, un estudio realizado en Bolivia (10), el cual
tenía como propósito caracterizar la violencia en el noviazgo en
770 estudiantes universitarios, demostró entre los resultados
que la principal causa de la violencia son los celos, donde el
hombre es el más violento con un 45,5% ya sea esta violencia
física, psicológica y sexual, siendo la mujer la más afecta, sin
embargo, existe un porcentaje importante de universitarios
40,6% que reconocen que tanto el hombre como la mujer ejercen
violencia, variable que se asocia con el sexo y la edad.
Otro estudio realizado en Bolivia por Mendoza (11), determinó
que ese país ocupa el cuarto lugar en América Latina con el
índice más alto de violencia de pareja en jóvenes 24,6%. La
intención del estudio fue dar a conocer la percepción de los
jóvenes universitarios respecto a las causas y consecuencias de
violencia en la etapa del noviazgo para contribuir a la generación
de acciones y tácticas de prevención; participaron en dicho
estudio 770 jóvenes universitarios encontrando como resultados
que, la principal causa de violencia son los celos, donde el
hombre es el más violento y la mujer la más afectada.
De igual forma, un estudio similar realizado en Colombia por Rey
et al (4), dirigido a informar sobre las conductas de maltrato
ejercidas y recibidas en el noviazgo mediante la Escala de
Efectividad en el Funcionamiento Familiar (EEFF), contó con la
participación de 548 estudiantes de secundaria (294 mujeres y
295 hombres) entre 12 y 22 años de edad, mostrando como
resultados que los problemas en la funcionalidad familiar podrían
predisponer a malos tratos psicológicos, emocionales, físicos y
sufrirlos durante el noviazgo (4).
A nivel nacional, un estudio realizado en Cuenca por Cabrera &
Pillacela (12), cuyo objetivo fue identificar la incidencia de
violencia en los noviazgos adolescentes mediante la escala
CADRI, para evaluar la violencia cometida y sufrida tanto en
hombres como mujeres, obtuvo la participación de 242
estudiantes, de los cuales el 54% fueron hombres y el 46%