Guerrero M/ Enfermería Investiga Vol. 9 No. 2 2024 (Abril - Junio)
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CARACTERIZACIÓN DE LAS USUARIAS DE LA MASTOGRAFÍA DE TAMIZAJE Y DIAGNÓSTICA
CHARACTERIZATION OF USERS OF SCREENING AND DIAGNOSTIC MAMMOGRAPHY
María Violeta Guerrero Martínez1 https://orcid.org/ 0009-0007-7008-9871, Alfonso Reyes López2
https://orcid.org/0000-0002-6249-3678, Nuria Aguiñaga Chiñas3 https://orcid.org/ 0000-0002-3339-5809,
Guillermo Cantú Quintanilla4 https://orcid.org/ 0000-0002-3493-2207
1Maestría en Bioética de la Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Panamericana, Ciudad de México, México
2Profesor Investigador del Hospital Infantil de México “Federico Gómez”, Ciudad de México, México
3Especialidad en Psicología Clínica y de la Salud de la Facultad de Ciencias de la Salud, Universidad Panamericana,
Ciudad de México, México
4Profesor Investigador del Centro Interdisciplinar de Bioética de la Universidad Panamericana, Ciudad de México, México
2477-9172 / 2550-6692 Derechos Reservados © 2023 Universidad Técnica de Ambato, Carrera de Enfermería. Este es un artículo de
acceso abierto distribuido bajo los términos de la Licencia Creative Commons, que permite uso ilimitado, distribución y reproducción en
cualquier medio, siempre que la obra original es debidamente citada.
Autor de correspondencia: Dr. Guillermo Rafael Cantú Quintanilla. Correo electrónico: gcantu@up.edu.mx
Recibido: 15 de diciembre 2023
Aceptado: 01 de febrero 2024
RESUMEN
Introducción: La incidencia de cáncer de mama se
ha incrementado y existen áreas dirigidas al
diagnóstico oportuno e intervención, identificando la
capacidad de tamizaje del sistema de salud
mexicano como la principal área de oportunidad.
Cuando los pacientes están informados, la ansiedad
disminuye y mejora su estado psicológico.
Objetivo: Explorar la caracterización de las
usuarias de la mastografía de tamizaje y diagnóstica
para el cáncer de mama, en el sector de salud
privado de México. Métodos: Los datos de 150
mujeres se recopilaron en una hoja de cálculo y se
analizaron en Stata, empleando un análisis
univariado para variables continuas y frecuencias
relativas para variables cualitativas. Se exploró la
relación entre variables cuantitativas mediante
gráficos de dispersión. Resultados: La encuesta
encontró que las mujeres programadas para
mastografías, aunque tienen preocupaciones
moderadas, muestran un fuerte vínculo entre su
nivel de conocimiento sobre el procedimiento y su
preocupación. Las características personales y
médicas no afectaron significativamente esta
preocupación. Conclusiones: Las pacientes con
más información sobre la mastografía tuvieron un
menor nivel de preocupación.
Palabras clave: cáncer de mama, información,
mastografía, autonomía
ABSTRACT
Introduction: The incidence of breast cancer has
increased and there are areas aimed at timely
diagnosis and intervention, identifying the screening
capacity of the Mexican healthcare system is the
main area of opportunity. When patients are
informed, anxiety decreases and their psychological
state improves. Objective: Explore the
characterization of users of screening and
diagnostic mammography for breast cancer, in the
private healthcare sector of Mexico. Methods: Data
from 150 women were collected in a spreadsheet
and analysis in Stata, using univariate analysis for
continuous variables and relative frequencies for
qualitative variables. The relationship between
quantitative variables was explored using scatter
plots. Results: The survey found that women
scheduled for mammograms, although they have
moderate concerns, show a strong link between
their level of knowledge about the procedure and
their concern. Personal and medical characteristics
did not significantly affect this concern.
Conclusions: Patients with more information about
mammography had a lower level of concern.
Keywords: breast cancer, information,
mammography, autonomy
4
INTRODUCCIÓN
En los últimos años la incidencia de cáncer de
mama ha incrementado, siendo el cáncer más
frecuente en las mujeres de acuerdo con la
Organización Mundial de la Salud (OMS),
representando el 16% de todos los cánceres en el
sexo femenino (1). Se estima que cada o se
detectan 1.38 millones de casos nuevos y que esta
cifra continúe en aumento (2). Este padecimiento se
presenta con más frecuencia en países
desarrollados posiblemente por el aumento en la
esperanza de vida, la urbanización y cambios en el
modo de vida, pero tiene mayor impacto en la
población de países en desarrollo como México (3).
En el país, la situación del cáncer de mama no es
alentadora, debido a que representa la primera
causa de muerte por neoplasias en mujeres
mexicanas (4).
La OMS afirma que la detección temprana es una
estrategia fundamental pues a través del
diagnóstico oportuno y el tratamiento adecuado se
puede lograr reducir el impacto de la enfermedad
(3). Por lo mismo, las campañas preventivas deben
enfocarse en la realización de mastografías o en
países con menores ingresos per cápita en el uso
de la autoexploración como técnica de detección de
lesiones palpables (3). En la actualidad se observa
poca inversión en los programas de prevención en
los países en desarrollo y poca respuesta de la
población debido a la falta de entrenamiento en el
personal de salud y en la poca conciencia de las
necesidades de este grupo en riesgo (5).
Uno de los principales temas en México, es el
mejoramiento y la ampliación del tamizaje
encaminado a promover la detección temprana del
cáncer de mama. En países desarrollados se
aplican programas de tamizaje que han facilitado la
detección temprana y el abordaje oportuno del
cáncer de mama, otorgando mejor calidad de vida a
las pacientes. Dichas campañas han demostrado
tener gran eficacia por lo que han comenzado a
replicarse también en países en desarrollo (6). Los
datos disponibles sugieren que sólo entre 5 y 10%
de los casos en México se detecta en las fases
iniciales de la enfermedad (localizada en la mama)
en comparación con 50% en Estados Unidos (7).
De acuerdo con la Organización Panamericana de
Salud, en 2012 el cáncer de mama fue el tipo de
cáncer más común en América Latina. Para el 2030,
la misma Organización estima que la prevalencia
aumente un 46%. En México, el cáncer de mama en
mujeres mayores a 20 años es la segunda causa de
muerte (8) y la primera causa de mortalidad
relacionada con cáncer (9). La mayoría de los casos
se detectan en fases avanzadas, cuando la
probabilidad de sobrevivencia a 5 años con
tratamiento es menos del 30%. Además, los costos
para las mujeres, sus familias y el sistema de salud
son más altos, y los tratamientos son más difíciles,
más invasivos y menos eficaces (8).
Es importante destacar el papel de la información y
reconocer que los ciudadanos necesitan conocer
los riesgos a los que están expuestos para actuar
en consecuencia. Los investigadores deben abordar
lagunas en el conocimiento para generar mejores
prácticas en materia de promoción de salud, así
como desarrollar mejores tecnologías, programas,
con el fin de establecer mejores políticas y atención
clínica (8). El acceso a la información sobre el
cáncer de mama, acompañada de una mejor
atención médica podría promover una mayor
supervivencia, como sucede en países
desarrollados (10).
Durante un período de 10 años y para cada 1000
mujeres sometidas a cribado mamográfico, se
observa que entre 167 y 251 reciben resultados
anormales y son llamadas para más pruebas, de las
cuales aproximadamente entre 56 y 64 se someten
al menos a una biopsia. Además, se detectan entre
nueve y 26 casos de cáncer invasivo y entre tres y
seis casos de carcinoma ductal in situ (DCIS)
mediante el cribado. En comparación con las
mujeres que rechazan el cribado, se observa una
reducción de 0.5 a 2 muertes por cáncer de mama
durante este período, dependiendo de la edad de
las mujeres (11).
Los recientes aumentos en el uso de la mastografía
han dado lugar a una disminución de la mortalidad
por cáncer de mama. Asimismo, existe evidencia
que cuando los pacientes están informados sobre el
diagnóstico y las intervenciones que tendrán, su
sensación de control aumenta, se reduce la
ansiedad y mejora su ajuste psicológico a la
situación de enfermedad (12). Una investigación
asignó a mujeres a uno de tres grupos de
intervención: sin materiales educativos (atención
habitual), materiales estándar, o materiales
adaptados y personalizados. Aquellas en el último
grupo recibieron materiales basados en su etapa de
adopción para la mamografía. El resultado principal
fue la obtención de mamografías de repetición, y se
encontró que las mujeres en el grupo con materiales
adaptados y personalizados eran más propensas a
obtenerlas en comparación con las del grupo sin
materiales (13).
Esto demuestra la necesidad urgente de educación
en salud para promover el diagnóstico temprano de
cáncer y dar tratamiento oportuno; la base para
mejorar la calidad de la atención a pacientes con
cáncer de mama (10, 14). Además, contrasta con
los hallazgos de un análisis de 58 panfletos donde
se revela que la información sobre mamografía a
menudo se centra en la incidencia en lugar de
mortalidad, lo cual es preocupante dado que el
cribado reduce la mortalidad, pero no la incidencia,
y puede aumentarla detectando enfermedades
inocuas (15).
Un estudio con mujeres de países europeos y
estadounidenses examinó la comprensión sobre los
beneficios probables de la mamografía encontrando
amplias concepciones erróneas. La mayoría de las
mujeres creían que el cribado previene o reduce el
riesgo de contraer cáncer de mama, que al menos
reduce a la mitad la mortalidad por cáncer de mama,
y que 10 años de cribado regular prevendrán 10 o
más muertes por cáncer de mama por cada 1000
mujeres (16). La mayor cantidad de respuestas
5
correctas estuvo asociada positivamente con un
nivel educativo más alto y negativamente con
haberse realizado una mamografía en los últimos 2
años. Los resultados sugieren que una alta
proporción de mujeres sobreestima los beneficios
que se pueden esperar del cribado mamográfico, lo
que plantea dudas sobre los procedimientos de
consentimiento informado en los programas de
cribado del cáncer de mama.
El objetivo principal de la Alfabetización en Salud es
capacitar a los individuos para que tomen
decisiones informadas y autónomas sobre su salud.
Al enfrentar problemas de salud, se busca
respuestas primero en el entorno cercano, como
familiares o amigos. Sin embargo, dependiendo del
tema, también se recurre a fuentes más amplias,
como Internet, que ofrece una gran cantidad de
información (17). El desafío radica en enseñar a la
población a discernir entre la información útil y la
que no lo es, evitando la sobreinformación o la
desinformación.
Una investigación encontró que la presentación de
información sobre los beneficios del cribado de
cáncer de diferentes maneras afecta la decisión
individual de aceptar o rechazar el cribado. Los
encuestados eran más propensos a aceptar el
cribado cuando los beneficios se presentaban como
una reducción del riesgo relativo, y más propensos
a rechazarlo cuando se presentaban como el
número necesario de cribados para salvar una vida
(18). Los profesionales de la salud enfrentan el
desafío de equilibrar la presentación de los
beneficios de manera positiva para mejorar las
tasas de participación, con la necesidad de
proporcionar información de manera equilibrada
para facilitar una elección informada.
Existen tres medidas que parecen indispensables
para extender los alcances de los programas
existentes para la detección del cáncer de mama
(9): 1. Sensibilizar a la población sobre la creciente
importancia de este problema, 2. Reconocer en la
detección temprana la clave del control de esta
enfermedad y 3. Luchar contra las barreras
culturales que impiden su abordaje racional.
La mejor práctica a la hora de informar es
individualizar al máximo la información para el
paciente, lo que requiere gran habilidad por parte
del profesional sanitario. Es vital que se reconozcan
las dificultades al comunicar una mala noticia, como
el impacto afectivo (19). La comunicación y el
acceso a la información para los pacientes, es una
excelente estrategia para mejorar la promoción,
prevención, diagnóstico y rehabilitación, por lo que
es necesario normalizar el uso de estrategias
comunicativas en los entornos de salud,
considerando todos los niveles de intervención a los
que se expone una persona.
Frecuentemente, se reporta que el personal
encargado de brindar la atención a las pacientes se
limita a informar lo sico para la realización de la
mastografía (20). Es más, las pacientes comienzan
a plantear diversas interrogantes, no solamente
relativas al procedimiento radiográfico, sino a otros
aspectos de la mastografía. Principalmente
cuestionan si la mastografía representa un riesgo
tiroideo, el nivel de radiación a la que se exponen,
el grado de dolor que causa el procedimiento o si
realmente es el momento ideal para hacerse el
estudio.
Con base en lo descrito anteriormente, se plantea
como objetivo explorar la caracterización de los
usuarios de la mastografía de tamizaje y diagnóstica
para el cáncer de mama, en el sector de salud
privado de México.
MÉTODOS
El presente reporte se desprende de un protocolo
que exploró la caracterización de los usuarios de la
mastografía de tamizaje y diagnóstica para el
cáncer de mama en el medio privado, cuyos
resultados refieren las condiciones basales de las
participantes con respecto a la información que
poseían antes de haber sido sometidas a la
intervención, siendo un ensayo controlado,
aleatorizado, no cegado.
Participantes
La muestra fue de tipo censal, constituida por 150
mujeres, quienes acudieron a solicitar una
mastografía en una clínica del medio privado, en el
período comprendido del 14 de octubre al 23 de
diciembre de 2016, en la Ciudad de México.
Instrumento y procedimiento
Se diseñó un cuestionario de 14 preguntas para
evaluar los conocimientos y dudas de las pacientes
sobre la mastografía, así como su principal fuente
de información. Las primeras dos preguntas
abarcan aspectos sociodemográficos como sexo,
edad, ocupación y escolaridad, mientras que los 12
restantes abarcan aspectos relacionados al
procedimiento de mastografía con respuestas de
selección múltiple (ej. sí/no,
nada/poco/regular/mucho, etc.). Las variables que
mide son: el motivo del procedimiento, las veces
que se ha realizado el procedimiento previamente,
el grado de preocupación por el procedimiento, el
nivel de conocimiento sobre el procedimiento, la
principal fuente de información, la cantidad de
dudas sobre el procedimiento y sobre el tipo de
dudas.
El instrumento se aplicó previo al procedimiento en
el mismo sitio donde se reali la mastografía. Se
les leyó el consentimiento informado y se les
garantizaron las condiciones de privacidad,
confianza y confort, recalcando que su participación
era voluntaria y en cualquier momento se podría dar
por terminada, sin que esto afectara su atención
médica. De acuerdo con los lineamientos y
principios éticos para las investigaciones médicas
en seres humanos recomendados por la
Declaración de Helsinki (21), se les brindaron todas
las instrucciones necesarias para la adecuada
conducción de la encuesta e informando que el uso
de la información recabada sería con fines
exclusivamente científicos.
6
Estrategias de análisis
Todos los datos fueron capturados en una hoja de
cálculo para su validación y posteriormente fueron
exportados al programa Stata para su análisis
estadístico. Se realizó un análisis univariado
calculando medidas de tendencia central y
dispersión para las variables en escala continua,
mientras que para las variables cualitativas se
obtuvieron frecuencias relativas. La relación entre
variables cuantitativas se realizó mediante gráficos
de dispersión.
RESULTADOS
Participaron 150 mujeres con edad promedio de
53,9 años (DE ± 9,1 años). En cuanto a la
escolaridad, predominaron aquellas con licenciatura
37%, con preparatoria en segundo lugar 34% y
posgrado en tercer lugar 15%; un reducido
porcentaje de pacientes contaban solo con
secundaria 7%, o primaria 6%. Respecto a la
ocupación, la mayoría refirieron ser amas de casa
53%, mientras que el 29% dijeron ser empleadas y
el 10% se desempeñaban como profesionistas
independientes; el resto mencionaron alguna
actividad mercantil o empresarial.
Si bien predominó el porcentaje de mujeres que
acudieron a solicitar la mastografía por indicación
médica 59%, es de llamar la atención el porcentaje
de mujeres que acudieron por decisión propia 41%.
Del total de la muestra, sólo 11 mujeres acudían por
primera vez a solicitar la mastografía 7,3%; sin
embargo, en el resto de las participantes fue notoria
la heterogeneidad en el número de ocasiones
subsecuentes cuando se habían realizado la
prueba. En este sentido, 20 de ellas refirieron
haberse realizado 10 mastografías previas 13,3%;
pero un pequeño grupo de mujeres mencionaron
haberse realizado 30 mastografías 2,7%. De hecho,
se evidenció una correlación positiva moderada
(r=0,58) entre el número de mastografías previas y
la edad de las participantes. El resumen de los datos
sociodemográficos se evidencia en la Tabla 1 a
continuación.
La prevalencia de nerviosismo referido por las mujeres previo a realizarse la mastografía fue caracterizada
como nada de acuerdo con el 58,67% obtenido, seguido de nivel poco en 22%, lo cual se interpreta como
ausencia de nerviosismo, tal como se observa en la tabla 2 que se presenta de seguidas.
7
La mayoría de las mujeres tienen un regular
conocimiento previo a la realización de la
mastografía según el 50,67% obtenido, seguido del
27,33% con poco conocimiento y solo el 4% no
sabía nada del procedimiento, tal como se observa
en la tabla 3. Por otro lado, el 69,99% no tenía
dudas sobre el procedimiento, mientras un 15,33%
aseguraron tener algunas o muy pocas dudas al
respecto.
Al evaluar la relación entre el nivel de nerviosismo
de las mujeres y el conocimiento sobre el
procedimiento que poseen acerca de la
mastografía, se encontró una asociación altamente
significativa (p = 0,009) entre saber o no, qué es la
mastografía y el nivel de nerviosismo que les
genera. Es decir, que a menor conocimiento del
procedimiento el grado de preocupación aumenta y
viceversa.
En la tabla 4, se muestran los resultados de la última
parte del cuestionario con respecto al conocimiento
sobre los beneficios y riesgos de la mastografía, así
como las necesidades de información que
externaron las participantes. De las entrevistadas, el
83,5% recibieron la información de su médico
tratante, el 8,25% refirieron la televisión y el 4,25%
mencionaron las clínicas u hospitales o las
conversaciones sobre el tema con otras personas.
En cuanto a la cantidad de información que referían
conocer sobre los beneficios de la intervención el
46,7% mencionaron tener mucha, el 38,7% tener
regular, el 13,3% tener poca y el 1,3% tener poca
información sobre los beneficios. En contraste el
38,7% mencionaron no tener ninguna información
sobre los riesgos del procedimiento y solo el 18,7%
señaló tener mucha información al respecto.
Finalmente, el 81,4% solicitó más información sobre
los beneficios y riesgos del estudio sin que hubiera
una asociación estadísticamente significativa entre
8
el interés de recibir más información con el nivel de preocupación.
DISCUSIÓN
Los resultados de esta encuesta permiten
reconocer una prevalencia moderada de
nerviosismo en las mujeres que van a ser sometidas
a una mastografía en un ámbito privado. Desde la
perspectiva sociodemográfica, predomina el nivel
educativo alto; sin embargo la mayoría de las
mujeres están dedicadas a las labores de ama de
casa, reflejo de un estatus socioeconómico que
favorecería no solamente el cuidado de la salud
propia, sino la preocupación por disponer de
información relacionada con la salud y las
intervenciones destinadas a la prevención de
enfermedades. Una investigación en el 2007
encontró que mujeres que no realizan mamografías
periódicas muestran mayor percepción de salud y
menor sensación de vulnerabilidad al cáncer de
mama lo que influye en su decisión de no cumplir
con las pautas de cribado mamográfico
recomendadas (22).
A pesar de este planteamiento, el hallazgo s
importante fue la asociación altamente significativa
entre el grado de conocimiento e información que se
tiene de la mastografía con el nivel de nerviosismo
percibido. Las características socioeconómicas y
demográficas de las pacientes no se asociaron
estadísticamente con la preocupación, ni tampoco
el historial de mastografías previas o el motivo para
solicitar el estudio. La literatura señala que las
mujeres que no consideran seriamente la
realización de la mamografía, a como aquellas
que cumplen con criterios de riesgo, pero no se
someten a chequeos frecuentes, se caracterizan
por tener menos conocimiento sobre los beneficios
de la mamografía y un acceso reducido a
información relevante sobre el cáncer de mama y la
detección temprana (23). Esto aumenta cuando son
mujeres mayores o de un grupo vulnerable, además
que las barreras percibidas tienden a ser más altas,
suelen experimentar más preocupaciones
relacionadas con el dolor, el costo, la logística o el
tiempo necesario para someterse a la prueba (24).
Estos resultados tienen diversas implicaciones para
los proveedores de servicios de salud. En primer
lugar, desde un punto de vista ético, en cualquier
contacto de las personas con los establecimientos
de salud con fines diagnósticos, preventivos o
terapéuticos debe prevalecer un trato digno. Este
debe incluir la provisión de toda la información
necesaria para favorecer una toma de decisiones
conjunta en beneficio del paciente, respetando su
libertad e idiosincrasia. Esto principalmente debido
al porcentaje, aunque pequeño, de mujeres que
reciben su información de la televisión conforme a
los datos del presente estudio.
En segundo lugar, la información insuficiente o la
9
desinformación puede provocar retrasos en la
búsqueda de atención con consecuencias
indeseables para la salud de los pacientes, con
impactos negativos para los sistemas de salud,
como lo plantea el modelo conceptual de Unger-
Saldaña et al (9). Desafortunadamente, en los
sistemas de salud, tanto públicos como privados, ha
prevalecido un paradigma “medicalizado” donde se
privilegia la opinión del profesional de la salud por
encima de las expectativas y demandas de los
pacientes. Conforme a los hallazgos presentados,
se puede observar cómo hay un porcentaje alto de
mujeres que aún desean recibir más información
sobre el procedimiento, lo cual contrasta con el
7,3% que acudían por primera vez. Se habla de un
cambio del enfoque antropocéntrico a uno
tecnocéntrico, donde se ha incrementado el
conocimiento científico puro, pero se ha perdido la
atención humanitaria hacia el paciente (25).
En esta línea, diversos estudios han investigado
diferentes estrategias de comunicación. Un estudio
reportó que la consejería telefónica puede ser más
efectiva que las comunicaciones impresas
adaptadas para promover cambios entre las
mujeres no adherentes, siendo posiblemente la
intervención preferida para poner a estas mujeres
en el programa de detección de mamografías (26).
Otro estudio encontró resultados similares, aunque
concluyen que las mujeres que recibieron
materiales impresos adaptados adicional al
asesoramiento telefónico tuvieron un mayor
conocimiento y percepción de riesgo de cáncer de
mama, y fueron más propensas a someterse a
mamografías en comparación con las que
recibieron atención habitual (27). Además, también
en la literatura reportan que si las intervenciones se
adaptan a la etapa donde se encuentra la
participante, aumenta la tasa de realización de
mamografías (28).
El trabajo de Philip Musgrave pone sobre la mesa
una interesante reflexión contrastando las ideas de
“demanda” versus “necesidad de cuidados de
salud” (29). La “demanda” es lo que un paciente
quiere y está dispuesto a pagar, si hay un precio que
pagar. Mientras que la “necesidad” es lo que el
médico piensa que el paciente debería tener. Este
paradigma se puede observar en las razones de las
participantes para realizarse el estudio, siendo que
más de la mitad acudía por iniciativa propia y el 41%
por indicación dica. Lógicamente los médicos
pueden discrepar en lo que se refiere a diagnósticos
y tratamientos, considerando que para algunas
condiciones no hay tratamiento efectivo, de manera
que una necesidad de ayuda no se traduce
claramente en una necesidad de atención médica
particular. Aun así, la “necesidad” sigue siendo una
noción más objetiva que la demanda debido a que
es menos dependiente de las creencias y gustos del
paciente.
La literatura converge en que el enfoque de "calidad
total" debe implementarse desde el principio,
asegurando que se establezcan objetivos y
estándares claros (30). Deben establecerse
protocolos nacionales únicos para facilitar la
comparación de resultados y la identificación de
tendencias. Contar con un punto de referencia claro,
como un ensayo controlado aleatorio, mejora la
efectividad de los programas.
Por tanto, no sorprende que al planificar la oferta de
salud pública se atienda la idea de necesidad, con
poca o ninguna atención a la demanda. Sin
embargo, cuando las normas de contratación no
toman en cuenta las características de la población
y de las enfermedades, dejan de tener relación
alguna con la necesidad. Además de que el enfoque
en la “necesidad” pierde de vista la “demanda” y se
comienzan a escuchar expresiones haciendo
referencia a que las pacientes no tendrían por qué
saber más de la mastografía, cuando lo importante
es obtener un diagnóstico para salvarle la vida. Lo
que devuelve la importancia de la atención centrada
en el paciente, en retomar la perspectiva de la
“demanda” y considerar los factores no médicos que
tienen incidencia en la prevención, adherencia e
incluso resultados del tratamiento. Factores como el
nivel de conocimiento y el grado de preocupación
sobre el procedimiento.
CONCLUSIONES
El principio de autonomía de los pacientes sería
cabalmente ejercido sólo en los momentos cuando
pudieran tomar una decisión real. Para ello, tendrían
que contar con los elementos para hacerlo, de lo
contrario, la decisión del paciente nunca sería
propiamente suya, sino del profesional de la salud
quien le indica qué hacer. Es un hecho que los
agentes sanitarios siempre buscarán tratamientos o
cursos de acción en beneficio del paciente y nunca
en su perjuicio, pero esto no resta que la decisión
es del paciente y/o su familia. Por tanto, es deber
del personal compartir la información necesaria
para que el paciente y/o su familia pueda reconocer
el beneficio del plan propuesto por su equipo
médico, así como incentivar la prevención con
indicaciones claras de cómo se puede lograr para
que el paciente cuente con las herramientas que lo
convierta en un agente de cambio dentro de su
comunidad.
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