Jimbo A/ Enfermería Investiga Vol. 9 No. 2 2024 (Abril - Junio)
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INTRODUCCIÓN
La temperatura corporal es el equilibrio que existe entre
la producción de calor y la pérdida de calor del cuerpo,
influenciados por los mecanismos de control que
permiten mantener la homeostasis del cuerpo y la
fuerza vital, manteniendo como valor de referencia de
una temperatura normal de 36,5 a 37,5; fiebre de 37,5
a 38,5; fiebre alta 38,5 a 39,5; y de 39,5 a 40,0°C se
considera fiebre maligna. La importancia de la
regulación de la temperatura corporal es fundamental
en los humanos ya que responden a los cambios de la
temperatura con respuestas voluntarias como cambios
en la actividad diaria, respuestas inmunes, donde va a
generar desconocimiento en la población sobre el tema
y automedicación con antipiréticos e incluso de
antibióticos (1).
En relación a la hipotermia, que es la caída de la
temperatura corporal esto llega a suceder cuando
existen cambios de temperatura patológicos y no están
relacionados con el clima, caracterizado por la ausencia
de producción de calor, un aumento en la sensación de
frío, una disminución en la tasa de temperatura incluso
cuando toma antipiréticos, con el deterioro de toda la
termorregulación central, con la reducción del flujo
sanguíneo a los órganos que aporta calor. Mientras que
la hipertermia es el aumento de la temperatura central,
independientemente de las razones etiológicas por el
aumento o alguna alteración que pueda llegar a
producir cambio de temperatura corporal donde excede
la capacidad de los mecanismos termorreguladores del
cuerpo, manifestándose con diferentes síntomas como
agitación, mareos, fatiga, hipotensión, delirios y
convulsiones (2).
Según la Organización Panamericana de la Salud (
OPS), las altas temperaturas y los cambios climáticos
son peligrosos para la salud, debido a la forma en que
las personas reaccionan al calor y la capacidad que
tiene para enfriarse, el principal método de enfriamiento
es la aplicación de compresas según indican varios
estudios realizados en las regiones. Las altas
temperaturas exteriores se asociaron con un mayor
riesgo de producir hipertermia en niños y en personas
adultas debido a que son más vulnerables a los efectos
negativos, pudiendo producir hipertermia maligna (3).
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la
Organización Meteorológica Mundial (OMM) para las
medidas de advertencia de calor, la adaptación total a
condiciones anormales de calor se podría dar en
algunos años, con una pequeña elevación en la
temperatura y cambios en la frecuencia cardiaca,
aunque la gente puede llegar adecuarse a una
temperatura constante, igualmente el desequilibrio de
temperatura afecta el corazón y el sistema
inmunológico y se asocia con una mayor mortalidad.
Estas directrices hacen énfasis que debido a cambios
en las temperaturas de calor puede llegar afectar a la
población causándoles daños en su salud, por ello se
han realizado varios estudios en diferentes países, en
Japón mediante un estudio realizado se encontró que
existen muchos casos de hipertermia que ocurren a
menudo durante el verano, que las personas mayores
son más vulnerables a experimentar o padecer
hipertermia (3).
Investigaciones dadas en artículos científicos de alto
impacto permitieron obtener información sobre la
aplicación de medios físicos en las instituciones
hospitalarias que han sido aplicadas en los niños. La
hipertermia puede ser grave cuando los pacientes ya
padecen de otras patologías que afectan directamente
los órganos diana (4), no obstante, entre las
complicaciones más comunes están: la deshidratación
que es más frecuente cuando está acompañada de
diarrea a causa de ciertas patologías (5), las
convulsiones que pueden ser producto de la alteración
de temperatura afectando al sistema nervioso central
siendo más prevalente en niños (6), otro de los efectos
que presenta este signo es la rabdomiolisis, que según
Ramos et al., (7) mencionan que desde el 2014 se ha
incrementado el número de casos de fiebre asociada a
este efecto (2).
Además, otros estudios como el realizado por
Álvarez et al., (8) titulado Manejo del paciente
pediátrico con fiebre sin foco, indica que la hipertermia
es uno de los síntomas más habituales de visitas al
pediatra, en edades entre los 3 a 36 meses, el 65% de
los niños menores de 2 años son derivados, el 10 al
20% de los casos agudos ameritan de atención primaria
y el 30% causan ingresos hospitalarios de urgencia
especialmente en invierno, relacionados con patógenos
respiratorios y gastrointestinales. Usualmente todo niño
tiene de 4 a 6 episodios de hipertermia al año, casi
todos inofensivos o tienen un proceso autoinmune. El
20% de los casos después de realizar una anamnesis y
un examen físico completos pueden evitar futuras
complicaciones.
Un estudio realizado en Corea basado en analizar la
aplicación de masajes térmicos, para el control de la
temperatura corporal, en comparación con el uso de
medicamentos antipiréticos, expresó en sus
resultados que no se observó ningún tipo de efecto con
el masaje tibio sobre los niños con hipertermia,
indicando que experimentan varios efectos secundarios
como malestar, piloerección y temblor del cuerpo.
Ellos concluyeron que necesitan experimentar y
reexaminar la práctica del uso de los masajes térmicos
para verificar la respuesta en la temperatura corporal
(9). Al contrario que el estudio realizado por Martin et
al., (10) titulado “Métodos físicos versus fármaco
placebo o ningún tratamiento para el tratamiento de la
fiebre en niños” con el objetivo poder observar los
beneficios que tiene la aplicación de los medios físicos
y un fármaco donde concluyeron que la aplicación de la
esponja tibia si ayuda a reducir la hipertermia .
Así también, según Souza et al., (11) en su artículo
manifiesta que en Arabia Saudita, se realizó una
investigación transversal con 250 padres de familia,
donde el 84% de ellos utilizaron compresas frías para
tratar la fiebre a sus hijos en casa, de la misma forma
en el servicio de salud las enfermeras utilizan este tipo
de medio físico, por su experiencia empírica en el
manejo no farmacológico de la fiebre, aplicándolos
específicamente en niños que van desde un mes de
nacido a 5 años, expresando que cuando la piel del niño
se enfría externamente, su temperatura tiende a
disminuir.
Ante este contexto, se puede establecer que el control
de la temperatura, forma parte de las actividades de
una enfermera/o, por lo que es importante conocer los
diferentes métodos físicos para su control y las