Tenorio J/ Enfermería Investiga Vol. 9 No. 3 2024 (Julio – Septiembre)
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DISCUSIÓN
Ante las situaciones extremas que el mundo ha
atravesado a causa de la pandemia por COVID-19, se
ha generado en los familiares un vacío
irrepresentable, por el dolor ante la pérdida de un ser
querido, causando un gran impacto emocional difícil
de sobrellevar (24). Es por ello, que las estrategias de
enfermería deben estar encaminadas a la
restauración del estado emocional a través de la
expresión de emociones, añoranzas, recuerdos y
finalmente, ayudarle al afrontamiento de la realidad
logrando estabilidad emocional (11).
La presente investigación ha determinado que, el
grado de duelo en familiares de pacientes fallecidos
por COVID-19 en la Parroquia de Mulalillo, Cantón
Salcedo, Provincia de Cotopaxi, ha alcanzado un
grado de duelo alto arrojando un 70% de frecuencia.
Referente a esto, Vieta et al. (25), realizaron un
estudio de investigación donde mencionan que el
COVID-19 ha causado una mortalidad
extremadamente alta, donde la muerte por dicha
patología conlleva la crueldad adicional del
aislamiento, la muerte en soledad, causando el
sufrimiento no solo a quienes mueren, sino además
dejado secuelas en el núcleo familiar, cuyo duelo alto
puede conllevar a un duelo patológico hacia los
cercanos al implicado (25).
Similarmente, en el estudio realizado por Ceberio
(26), señala que el duelo desencadena una serie de
reacciones orgánicas y emocionales, al perder un ser
cercano donde el grado de aceptación de la muerte
se torna difícil de asimilar, por cuanto la salida de un
familiar desde su domicilio, genera la controversia del
pensamiento del nunca volvió, agravando el nivel de
aceptación; por ende, el nivel duelo se incrementa.
Por otra parte, Strobe et al (27) en su estudio
señalaron que, el grado de duelo alto está ligado al
duelo complicado, como una desviación de
melancolía normal en términos culturales y sociales;
bien sea, en cuanto al período de tiempo, o la
intensidad de respuesta general o específica hacia la
pena o el dolor.
Respecto a los sentimientos pasados, se estableció
un grado de duelo alto por encima del 60%, el cual se
asemejan al estudio realizado por QMaza et al (28),
quienes señalan que el duelo se divide por ausencia
e intensidad, encontrando que 9 personas poseen
presencia grave de duelo complicado; 25 personas
poseen presencia de duelo complicado; 10 personas
duelo leve complicado y 1 persona no posee duelo
complicado. Esto indica que, tan solo una persona
dentro de los participantes posee un duelo normativo,
mientras el restante (N:44) poseen un duelo
complicado, es decir alto según el 97,8% de la
población investigada.
Así también, en cuanto a los sentimientos actuales,
se ha determinado un alto grado de duelo, tomando
en cuenta lo expuesto por Parro-Jiménez et al. (8),
quienes mencionan que en los estudios analizados
por ellos, dos de los sujetos estudiados demostraron
puntuaciones medias en el duelo actual, variando
entre 28,5 y 47,8 puntuaciones por debajo de la
mediana encontrada, mientras duelo actual reflejó el
51,95.
Por otro lado, en relación con el grado de duelo de
familiares frente a la muerte de pacientes fallecidos
por COVID-19 relativo a la edad y sexo, se determinó
que el 40% de los sujetos analizados se encuentra en
edades comprendidas de 46 a 60 años, cuyo sexo
destacado fue el femenino representado en el 56,7%,
lo cual sustenta lo defendido por Salcido-Cibrián et al.
(29), cuando señalaron al sexo femenino como
predomínate en los proceso de duelo, representado
con el 88,2% en edades comprendidas entre 26-72
años.
Del mismo modo, en atención al grado de duelo de
familiares frente a la muerte de pacientes fallecidos
por COVID-19 relacionados con el tiempo de
fallecimiento del familiar, el grado de duelo es
considerado alto en una frecuencia de meses del
acaecimiento del paciente, debido a que la mayor
parte de los familiares han perdido seres queridos
desde el inicio de la pandemia hasta la actualidad;
todo ello, debido al resultado impetuoso con el rápido
incremento de los casos confirmados que culminan
con la muerte. Así pues, la información científica
sobre la muerte y el duelo desde el inicio de la
pandemia, resultante de publicaciones expertas y
periódicas reflejaron el incremento continuo,
permanente y acelerado que ha causado frustración
económica, social, espiritual, emocional en la
población (30).
En consecuencia, el personal de enfermería debe
redireccionar sus esfuerzos hacia una resiliencia sana
y natural para los familiares que han perdido un ser
querido a causa de COVID-19, mediante estrategias
que favorezcan el restablecimiento emocional,
permitiendo de ese modo la priorización de la salud
física y psicológica, fortaleciendo competencias de
salud mental que sean idóneas para los familiares en
estado de duelo, ocupando medidas aptas que
beneficien el cuidado de la familia.
CONCLUSIONES
La evidencia demostrada anteriormente, corrobora la
postura investigativa del último lustro de acuerdo a las
tendencias de protección y ayuda al paciente
vulnerable, indicando que el grado de duelo de los
familiares de pacientes fallecidos COVID-19 en la
parroquia de Mulalillo, Cantón Salcedo, Provincia de
Cotopaxi es considerado alto con el 70%, lo cual
deduce que el grado de duelo es igualmente alto tanto
en sentimientos pasados con el 83,3% como en
sentimientos actuales con el 60%. En este contexto el
sexo femenino es el predominante en el duelo alto, el
cual oscila en edades entre 46 a 60 años de edad con
un 66,7% del duelo sentido en los últimos meses.
Finalmente, las estrategias de enfermería están
basadas en los diagnósticos NANDA, NIC y NOC,