Loayza A/ Enfermería Investiga Vol. 9 No. 3 2024 (Julio – Septiembre)
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Así mismo, Torres (16) manifestó que el
inadecuado control prenatal es un factor de
riesgo significativo para desarrollar este
trastorno hipertensivo. Por otro lado, Machano &
Joho (18) y Das et al. (20), evidenciaron en sus
estudios que la diabetes pregestacional también
contribuye un factor de riesgo para
preeclampsia. Además, Villanueva et al. (14)
mencionan que ser ama de casa está asociado a
este trastorno. También, Olotu et al. (19)
encontró que ser soltera incrementa las
posibilidades de experimentar la patología, esto
podría relacionarse con las alteraciones de
parejas o períodos más largos entre embarazos.
Además, encontró que la presencia de anemia
en la madre aumenta las probabilidades de
desarrollar preeclampsia. Esta situación podría
ser atribuida a la carencia de nutrientes
esenciales y compuestos antioxidantes. La
disminución de los niveles de calcio, magnesio y
zinc en la sangre durante el período de
gestación podría desempeñar un papel en el
desarrollo de la preeclampsia (23).
Los resultados antes mencionados son similares
a los publicados por Bartsch et al. (12), en cuya
revisión sistemática se identificaron que la
preeclampsia previa, hipertensión crónica y
diabetes pregestacional fueron los factores de
riesgo asociados a preeclampsia. Además, en
este mismo estudio se encontraron otros
factores de riesgo que podrían ser los causantes
de este trastorno hipertensivo como lo son: el
síndrome de anticuerpos antifosfolípidos, el IMC
>30 antes del embarazo y tecnología de
reproducción asistida.
Con estos antecedentes, se evidencia que la
preeclampsia es un grave problema de salud
multifactorial en el que tanto factores personales
como familiares aumentan la probabilidad de
desarrollar la patología.
Según, Guevara & Gonzales (24), la nuliparidad
es uno de los factores de riesgo para la
preeclampsia, debido a la falta de adaptación
inmunológica a nivel placentario en mujeres
nulíparas. Durante el embarazo, se espera que el
sistema inmunitario tanto de la madre como del
feto debe reconocer la existencia de células
extrañas provenientes de otro organismo. La
gestación múltiple constituye otro factor de
riesgo, Romero et al. (25,26), señalan que este
tipo de embarazo se considera peligroso por el
alto potencial de complicaciones tanto para la
madre como para los fetos, es por ello que las
mujeres embarazadas de múltiples bebés
requieren cuidados prenatales más rigurosos y
cuidados especiales durante el parto (27).
Por otro lado; Azaña & Gil (28,29), mencionan
que la edad materna mayor a 35 años se
considera un factor de riesgo debido a que las
mujeres dentro de este rango de edad tienen
una mayor probabilidad de tener enfermedades
crónicas vasculares, como diabetes o
hipertensión crónica, lo que aumenta la
posibilidad de padecer preeclampsia. Así mismo,
Suárez et. al (30), identifican que un historial de
presión arterial alta en un embarazo anterior es
un factor de riesgo, y aunque se cree que la
preeclampsia confiere cierto grado de inmunidad,
en algunos casos (como cuando se implanta
tempranamente) tiende a reaparecer durante
próximos embarazos; puede convertirse en una
enfermedad vascular subyacente no
diagnosticada. Independientemente, las mujeres
embarazadas que desarrollan trastornos
hipertensivos en un embarazo pueden
desarrollar otros trastornos hipertensivos con o
sin preeclampsia en embarazos posteriores.
También, la hipertensión arterial crónica se
convierte en un factor de riesgo para la
preeclampsia porque, según el MSP (31), la
placenta en desarrollo produce diversos factores
que promueven la neovascularización, como el
factor de crecimiento del endotelio vascular y el
factor de crecimiento placentario, y secreta
factores inhibidores de la angiogénesis, como la
endoglina soluble y tirosina quinasa 1 tipo fms
soluble. El equilibrio entre estos factores es
esencial para el desarrollo adecuado de la
placenta. Pero este equilibrio se pierde cuando
aumenta la producción de factor de crecimiento
endotelial vascular y factor de crecimiento
placentario, junto con proteínas
antiangiogénicas como la endoglina soluble y
la tirosina quinasa tipo 1 soluble, lo cual conlleva
un daño endotelial y aumento de la
permeabilidad capilar, ambos signos tempranos
de preeclampsia.
De igual forma Calderón (32,33), indica como
factor de riesgo a la diabetes pregestacional
debido a que la resistencia a la insulina se
desarrolla en respuesta a las hormonas
placentarias durante el embarazo. La placenta
produce hormonas como el lactógeno placentario
humano, la progesterona, el cortisol, la hormona
del crecimiento y la prolactina. En la diabetes
gestacional, estas hormonas contribuyen al
deterioro del estado metabólico de la paciente
durante el embarazo, aumentando el riesgo de
complicaciones como preeclampsia, restricción
del crecimiento intrauterino, problemas renales y
hepáticos, que pueden derivar en un parto
prematuro, poniendo en peligro la vida de la
madre y del feto.
CONCLUSIONES
La evidencia científica disponible permite
constatar que la preeclampsia es un problema
de salud multifactorial y que las condiciones
propias de la madre son aquellas que se
encuentran fuertemente vinculadas con el
aparecimiento de esta problemática. En este
sentido, los principales factores de riesgo que se
encuentran asociados a preeclampsia son: la
edad mayor de 35 años, nuliparidad, obesidad,
antecedentes personales y familiares de
preeclampsia, embarazo múltiple, hipertensión
crónica y los poco comunes encontrados en el
estudio son; inadecuado control prenatal,