Loaiza N/ Enfermería Investiga Vol. 10 No. 1 2025 (Enero-Marzo)
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pertenecen al rango de edad entre 15 y 20 años,
considerada dentro de la adolescencia tardía, dato
bastante impactante tomando en cuenta la
inmadurez del cuerpo humano en esta edad como
para un adecuado embarazo. Respecto a este dato,
un estudio realizado por Gallegos y León (16) afirma
que la edad es un factor determinante en las
complicaciones del embarazo, puesto que señala
que la edad materna entre 12 y 20 años de edad son
factor de riesgo para la emergencia obstétrica.
Además, señala que las complicaciones pueden
partir desde una implantación anormal del embrión
(fuera del útero) hasta un óbito fetal.
Así también, otro estudio desarrollado por Barrera
(17) argumenta que la edad de las pacientes influye
de manera significativa en ciertos aspectos como la
percepción de la vía del parto, es decir, el miedo a la
hora de este, predominando sobre todo en la
población primigesta, de la misma manera, en el
estudio planteado por Torres et al., (18) se puede
apreciar que en Ecuador la razón de mortalidad
materna se denota en 69,7 por cada 100.000
nacidos vivos, y que el mayor factor de riesgo es
justamente la edad materna comprendida en
adolescentes y mujeres adultas jóvenes.
Mientras tanto, Figueroa (19) constata que el
embarazo como proceso natural femenino abarca
alteraciones fisiológicas, emocionales y sociales a
las que se suman los cambios inminentes de la
pubertad, por lo que se da un cambio brusco para la
adolescente que la impulsa u obliga a solicitar el
apoyo familiar o conyugal para buscar la estabilidad
biopsicosocial y afrontar la responsabilidad de la
crianza del hijo.
Otro de los resultados obtenidos en este estudio y
de gran importancia sobre todo para comprender los
factores relacionados con la emergencia obstétrica
es la procedencia y el estado civil de las pacientes,
puesto que asimilan una condición social basada en
las relaciones familiares y la armonía de estas. En
tal caso, se ha obtenido que el 100% de las
pacientes consideradas en este estudio provienen
del sector urbano y la mayoría se mantienen en
unión libre 57,1%, seguido de un 24,2% que están
solteras en su embarazo. En base a estos datos, un
estudio realizado por Ramos (20) indica que la falta
de una buena relación familiar influye hasta en un
50% en complicaciones del embarazo, puesto que
no existe un apoyo físico, ni emocional que esté
consolidado. Las buenas relaciones interpersonales
de la mujer gestante, ayuda no solo el estado físico,
sino también el psicológico de esta.
Así mismo Reyes y Oyola (21) en su estudio
argumentan que más que la procedencia urbana o
rural es importante la funcionalidad familiar, puesto
que el entorno familiar es la base imprescindible en
el proceso de atención de una paciente gestante,
debido a que la calidad de la relación familiar es un
factor significativo para la salud física y emocional de
la paciente.
Así también, en el presente estudio se obtuvo las
principales morbilidades basadas en los
diagnósticos de ingreso, que producen riesgo de la
emergencia obstétrica son con el 25,5% cicatriz
uterina previa, seguido de oligohidramnios con el
9,5%, anemia moderada con el 8,6%, mientras tanto
la desproporción cefalopélvica cuenta con el 6,1%,
la ruptura prematura de membranas y
desprendimiento placentario cuentan con 5,6% cada
uno, y la infección de vías urinarias con el 4,7%. Al
contrario del estudio desarrollado por Rodríguez et
al., (22) que señala que la ubicación del embarazo
ectópico sobre la cicatriz de la cesárea representa
aproximadamente el 4 - 6%, lo que equivale a 1 por
cada 2000 embarazos. Dicha incidencia ha ido
incrementando, primordialmente por la tasa de
partos por cesáreas a nivel de Ecuador y el resto del
mundo. Aunque el número de cesáreas no
incrementa el riesgo de presentar un embarazo a
nivel de la cicatriz, basta un solo antecedente de
cesárea previa para que se presente una
interrupción entre el endometrio y miometrio,
generando una predisposición a la implantación en
este sitio.
Por otro lado, de acuerdo con el impacto de
oligohidramnios que representa este estudio, los
autores Bonneau et al., (23) señalan que gran parte
de los estudios muestran un gran aumento en la
prevalencia de anomalías morfológicas con un
criterio de gravedad referente a hidramnios. Esta
prevalencia es del 7,6% en los niveles de
hidramnios, del 12,4% en los moderados y del 30,9%
en los graves, lo cual asume un problema
significativo, sobre todo porque en la mayoría de los
casos conducen a la emergencia obstétrica e
interrupción del embarazo.
En cuanto a la anemia moderada en el embarazo, se
han desarrollado diversos estudios que señalan su
gran impacto, uno de ellos, el realizado por Cruz y
Cebreros (24) donde se determina el valor
considerable de hemoglobina para deducir anemia
gestacional es <11mg/dl, considerando un mayor
requerimiento para la placenta y el feto, además que
a partir el segundo trimestre existe una disminución
en la concentración de hemoglobina. De allí la
importancia de un control riguroso, sobre todo de
exacerbaciones de anemia, debido a que se puede
necesitar transfusiones de hemoderivados. La
anemia modera es una de las morbilidades más
frecuentes en embarazo a nivel mundial, en este
mismo contexto, otro de los estudios sobre la anemia
en embarazo es el desarrollado por Garro y Thuel
(25) quienes consideran que la prevalencia de la
anemia por deficiencia de hierro durante el
embarazo va del 17 al 20% en países desarrollados,
y hasta un 80% en países en vías de desarrollo.
En cuanto a la ruptura prematura de membranas en
este estudio se ha encontrado un leve impacto, al
contrario de algunos estudios como el desarrollado
por los autores Ovalle y Figueroa (26) el cual
expresa que alrededor del 30 al 35% de los partos
prematuros y de emergencia obstétrica son el
resultado de una enfermedad materna o fetal, del 40
al 45% son consecuencia del trabajo de parto
prematuro espontáneo y del 25 al 30% de la rotura
prematura de membranas.