MEDICIENCIAS UTA Revista Universitaria con proyección científica, académica y social
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Carrera de Medicina. Facultad de Ciencias de la Salud. UTA
Barba C, García D, Jiménez A. Características de los trastornos de personalidad y consumo de alcohol.
MEDICIENCIAS UTA.2022;6 (4):74-83.
correlaciones con diversos aspectos del consumo
de alcohol y de la salud personal y social.
A su vez, las medias de incidencia de cada trastorno
deben ser de referencia para que las entidades
encargadas de la salud de los estudiantes
intervengan de manera más específica, centrándose
especialmente en los esquizoides, histriónicos y
ansiosos. Además, los datos obtenidos presentan
diferencias entre género y edad, por lo que puede
resultar más práctico hacer intervenciones
diferentes en función de que sean mujeres (reducir
el impulsivo, dependiente y el ansioso) hombres
(disminuir el esquizotípico, antisocial y
anancástico), o de menos edad (reducir el
esquizoide, la inestabilidad emocional,
dependencia y ansiedad).
Cabe mencionar la relación de algunos trastornos
(esquizotípico, impulsivo, dependiente y ansioso)
con tener enfermedades crónicas no transmisibles,
algo que incita a que posteriores investigaciones
estudien la interrelación entre personalidad y
enfermedades orgánicas, ya sea tomando a los
trastornos como variable independiente que como
dependiente, pues por ejemplo, una personalidad
impulsiva o ansiosa puede conducir a la
hipertensión, pero también tener esta, debida a unos
hábitos nocivos, podría fomentar este tipo de
trastornos de personalidad.
Con estas medidas no se está planteado que la
personalidad sea el agente de cambio, ni que esta
sea fácil de modificar, sino que simplemente existe
una relación y que esta debe ser tomada en
consideración, ya sea cambiando el entorno para
mejorar la salud mental, como interviniendo en esta
para poder cambiar el entorno social.
Como muestran los resultados, la personalidad
guarda relación con los diversos ámbitos en los que
el alcohol puede perjudicar. Igualmente, estos
datos son de interés para posibles tratamientos y
actuaciones más personalizadas. Así, se tiene que
los inestables emocionalmente de tipo impulsivo
son los que más predominan cuando el consumo ha
tenido efectos perjudiciales a nivel, físico, mental,
familiar y educativo, mientras que por el contrario,
no habría mucho que preocuparse por aquellos
anancásticos.
Cabe destacar la interacción entre el consumo de
los familiares y los trastornos, pues en principio no
cabría esperar una relación entre la personalidad de
uno mismo y el hecho de que otros tomen alcohol,
por lo que se plantea estar ante algo espurio, o que
tal vez se esté hablando de covariables. En
cualquier caso, subyace cuestionarse la
importancia del entorno familiar y de su actitud
ante el alcoholismo a la hora de padecer trastornos
de personalidad. En este sentido, llama la atención
el resultado que indica como tomar con familiares
no se asocia con ningún trastorno de los estudiados,
mientras que hacerlo con conocidos refleja
múltiples psicopatologías, siendo la narcisista la
que más, algo evidente si se entiende que este tipo
de personas tiene una necesidad excesiva de
admiración, y que pueden llegar a explotar las
relaciones interpersonales con tal de conseguir el
reconocimiento, siendo el consumo de alcohol un
posible medio para lograr la aceptación o el
prestigio social. De hecho, los narcisistas, junto con
los impulsivos, son quienes más presentan relación
con la ingesta de la mayoría de bebidas alcohólicas
analizadas. Es decir, que serían más aptos de
consumir con cualquier grupo de personas y sin
apenas discriminar el tipo de alcohol.
Por último, las correlaciones encontradas con los
diversos factores dan un perfil concreto de
trastornos de personalidad asociados con estos. Por
ejemplo, el anancástico es el que suele conservar
una actitud negativa hacia tomar alcohol, y el
narcisista quien considera más fácilmente dejar la
bebida o subirse al carro de un amigo que haya
tomado. Estas y el resto de relaciones pueden ser
de utilidad para realizar campañas comunicativas
más precisas, pues en función del motivo, actitud o
creencia hacia el consumo de alcohol que se desee
representar, los protagonistas deberían mostrar una
personalidad similar a las encontradas en esta
investigación, para que así el público pueda
identificarlos en mayor medida con la realidad y
que las campañas sean más creíbles y efectivas.
En definitiva, se espera que este estudio haya
servido para comprobar la importancia que tienen
los trastornos de personalidad en la salud de los
jóvenes ecuatorianos y especialmente, en uno de
sus hábitos más nocivos a corto y largo plazo como
es el consumo de alcohol, el cual repercute tanto en
su vida personal como social, y que por tanto, nos
afecta o afectará a todos de una u otra forma