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Un estudio realizado en estudiantes de medicina de
primer y sexto año de una universidad de Lima, Perú
mencionó que los estudiantes de sexto año presentan
una alta prevalencia de hábitos alimentarios poco
saludables (37,4%), posiblemente debido a que pasan
gran parte de su tiempo en sedes hospitalarias, donde
los alimentos más accesibles suelen ser comida rápida
y bebidas gaseosas. Otra posible causa es que, con el
paso de los años, estos estudiantes adquieren mayor
libertad, lo que aumenta el riesgo de desarrollar hábitos
alimenticios inadecuados. En contraste, los estudiantes
de primer año tienden a mantener hábitos alimentarios
más adecuados (52,8%) (20).
Frente a ello, León et al.(21) establece que los hábitos
alimenticios de los universitarios son diferentes ya que
estos actúan de acuerdo al entorno en el que se
encuentran, pudiendo influir en la modificación de
conductas riesgosas, como el consumo de sustancias
perjudiciales, se considera importante tener 3 comidas
al día siendo las principales por su mayor ingesta
energética: el desayuno, almuerzo y cena, tomando en
consideración también la adquisición de hábitos
alimentarios adecuados. Además, los estudiantes
tienden a adoptar comportamientos alimentarios y
estilos de vida poco saludables debido al estrés y la
demanda de tiempo asociada a los horarios
académicos lo que conlleva al consumo de alimentos
de escasa nutrición y alto contenido calórico (22); así
mismo tienen dificultad para dedicar tiempo al ejercicio
físico, por otro lado, los jóvenes alteran sus métodos de
preparación de alimentos, sus hábitos alimenticios y
sus elecciones culinarias con el objetivo de integrarse y
ser aceptados en un nuevo entorno social (23).
En lo que se refiere al rendimiento académico, en los
estudiantes se identificó con muy bueno (61,1%),
seguido de aquellos que tienen excelente (30,7%),
finalmente los que tienen rendimiento bueno (8,3%),
no se reportaron estudiantes reprobados, a diferencia
de un estudio realizado en estudiantes de
universidades públicas y privadas de la localidad de
Chapinero, Bogotá donde obtuvieron que el
rendimiento académico que predominó fue el bajo
(37,19%), continuando con el medio (32,23%) ,
identificando finalmente el alto (30,58%) (24). Así
mismo, Poveda et al. (25) mencionan que el entorno
institucional, definido por interacciones sociales
constructivas como la unión solidaria, trabajo en
equipo y un entorno de apoyo social positivo,
contribuye a mejorar el desempeño académico de los
estudiantes. Por otro lado, el entorno familiar debe
garantizar un espacio de estudio óptimo, libre de
ruidos y distracciones, que favorezca la concentración
y el aprendizaje.
Por último, al relacionar los hábitos alimenticios y el
rendimiento académico, el estudio actual determinó
que, al aplicar la prueba de Chi-cuadrado no se
encontró una relación significativa, dado que los
valores obtenidos fueron superiores a p=0,05, de la
misma manera en la aplicación de la prueba V de
Cramer se obtuvo un valor entre 0 y < 0,20 lo que
significa que no hay asociación entre variables. De la
misma manera, un estudio realizado por Al-Haifi et al.
(26) a estudiantes universitarios Kuwaitíes (Asia
Occidental) demostró que no se detectó una relación
significativa entre los hábitos alimenticios con el
rendimiento académico a causa de que los resultados
fuerón p= > 0,05.
Así mismo, un estudio realizado en escolares de la
Unidad Educativa Fiscomisional “Corazón de María”
por Pugo & Zhinin (27) en el cantón Biblián – Cañar,
donde de identificó el resultado correlacional de las
variables antes mencionadas mediante la prueba de
Chi Cuadrado (p= 0,759), interpretando que no se
encontró relación estadísticamente significativa. A
diferencia, de una investigación llevada a cabo en
universitarios de México- Zacatecas reveló que si
existe relación significativa entre los hábitos
alimenticios y el rendimiento académico debido a que
se obtuvo un valor de p=0,000, también se evidenció
que los participantes con rendimiento de muy bueno
a excelente tenían hábitos alimenticios saludables
(28).
De la misma manera, un estudio realizado por
Valverde et al. (29) demostró que, si existe una
asociación estadísticamente significativa entre la
malnutrición y el bajo rendimiento con un resultado
de p= 0,040, además encontraron asociación entre
un buen rendimiento y un estado de nutrición
adecuado, debido a que se obtuvo un valor de
p=0,040.
Diversos elementos pueden estar vinculados al
desempeño académico de los estudiantes, tales
como el estilo de vida, las destrezas, la motivación,
el estrés académico, la situación socioeconómica, la
cultura alimenticia, las modificaciones abruptas en
la dieta, las características demográficas y los
hábitos alimenticios. Los aspectos nutricionales son
fundamentales para alcanzar el éxito académico,
favorecer la salud y potenciar las funciones
cognitivas, ya que los alimentos ejercen una
influencia directa en la memoria y la capacidad de
concentración. Asimismo, una dieta balanceada y
saludable resulta esencial para proporcionar la
energía necesaria a los estudiantes a lo largo del
día (30).
Otros factores que influyen son los servicios
institucionales de apoyo, el ambiente institucional, el
ambiente familiar, los cambios de humor derivado de
situaciones personales, familiares o ambientales; así
mismo el estrés provocado por responsabilidades
como exámenes, trabajos, entre otras, puede afectar
negativamente
CONCLUSIONES
En mayor proporción de estudiantes de las carreras
de la Salud Humana de la Universidad Nacional de
Loja (UNL), presentan hábitos alimenticios
saludables, mientras que en menor porcentaje se
encuentran aquellos con hábitos suficientes,
refiriéndonos a este último dato, si mantienen estas