
9
El emprendimiento desde la perspectiva de las incubadoras de empresas: Un análisis comparado por países
E. Moposita et al. / Boletín de Coyuntura, N º 18; septiembre 2018; ISSN 2528-7931; UTA - Ecuador; Pág. 8-13
6
Administración para el Desarrollo Económico, traducción de Economic Development Administration (EDA)
7
Instituto Nacional de Estadística y Geografía de Brasil (INEGI)
de desarrollo (Blanco, Garcia, Fernández, Oliva, Bassa y Vaisman,
2018). No obstante, en la década de los años 70 colapsa la industria
tradicional, apareciendo nuevas estrategias para la regeneración de los
sectores en crisis y paralelamente la necesidad de proporcionar servi-
cios de asesoramiento empresarial, mayoritariamente sin nes de lucro
(Fernández y Blanco, 2011; Alba, 2015).
Viadiu y Martínez (2006) maniestan que desde entonces los viveros y
las incubadoras han ido evolucionando con el tiempo. A nales de 1970
e inicios de 1980, las incubadoras empresariales ofrecían espacios físi-
cos, donde podían realizar sus actividades administrativas en benecio
de los nuevos emprendedores, tales como: asesoramiento en el start-up,
actividades nancieras, alianzas con otras empresas, entre otras, a
través de las cuales se incrementaba el empleo con una repercusión
favorable para el crecimiento económico de la región y el país. Esto
trascendió en los Estados Unidos y estimuló su réplica a las diferentes
localidades, como la creación de programas formales de incubadoras
por parte de la Administración para el desarrollo económico
6
. Su acogi-
da fue exitosa en el periodo 1995-2000 llegando a crearse un promedio
de una incubadora por semana y en el quinquenio alrededor de 2.000
(Lahorgue, 2010; Risso et al., 2015).
La creación de nuevas empresas Pymes impulsó el desarrollo nacional
de varios países y sus gobiernos adoptaron estas iniciativas con el
propósito de disminuir la probabilidad de fracaso e incrementar la tasa
de creación de nuevas empresas (Alba, 2015).
Evolución en Europa
Actualmente, es común encontrar programas de incubación en las
principales economías del mundo como es el caso de Europa. En los
años 70, aparecen en Inglaterra, los primeros centros de iniciativas
empresariales, promoviendo el desarrollo económico de las pequeñas
empresas y negocios de los emprendedores. British Steel Corporation,
fue uno de los promotores de esta idea, con el objetivo de contribuir a
la competitividad y crecimiento en la innovación (Fernández y Blanco,
2011; Ferreiro y Camino, 2016; Ferreiro et al., 2018).
Ferreiro et al., (2018) mencionan que en la década de los 80, la
comisión europea, en conjunto con las universidades que usaban los
viveros para el desarrollo de Spin-o, potenciaron la creación de cen-
tros de empresas e innovación que permitían comercializar los produc-
tos y servicios generados por sus centros de investigación (p. 5). En
este mismo periodo se crea la National Business Incubator Asociation
(NBIA), como organismo de fortalecimiento empresarial. Desde 1990
hasta la actualidad, se han desarrollado programas comunitarios, cuya
nalidad es eliminar los obstáculos al desarrollo empresarial, la creación
y el sostenimiento de las empresas, así como apoyar la capacidad de
emprender y generar nuevos empleos, a través de viveros públicos y
privados (Vaquero y Ferreiro, 2015).
España
Los primeros viveros aparecieron en los años 80, para promover el
desarrollo local y regional tras la política, económica y administrativa,
donde el objetivo de las Agencias de Desarrollo Regional (ADR) y las
Corporaciones Locales (CC.LL.), era promover el desarrollo económico
y generación de empleo en el país (Vaquero y Ferreiro, 2015). Un dato
importante en España respecto a la actividad empresarial que realiza
entre el año 2004 a 2010, es que el 20% de las nuevas empresas
creadas desaparecieron en sus primeros años, el 15% desaparecen
en su segundo año, mientras en su tercer año el 10% de los negocios
no sobrevivieron. El restante, 55% de empresas perduraron durante los
tres primeros años, teniendo en cuenta que en los últimos años se han
reducido los índices de desaparición de las empresas, debido al apoyo
de entidades públicas, mismas que ofertaban variedad de servicios a
través de viveros, escuelas de negocios, entre otras, en benecio de los
nuevos negocios. El crecimiento de los viveros empresariales genera un
efecto positivo en los nuevos negocios de España, permitiendo a las
pequeñas empresas sobrevivir en un 90% reduciendo así su mortalidad
prematura (Blanco et al., 2018).
En España existió un crecimiento empresarial considerable generado
por apoyo de los centros de desarrollo y en los últimos años especial-
mente se evidencia la creación de empresas tipo Pymes. Andalucía es
la región que más viveros registró, un total de 234 en el año 2013. Su
metodología de crecimiento fue la sistematización en experiencias, que
con el pasar del tiempo se creó una red empresarial con los municipios
locales ya que no tenían un desarrollo signicativo (Valenciano y Uribe, 2016).
Según, Ferreiro y Camino (2016) los viveros empresariales de Galicia
en el año 2013 crearon en total 1.044 empresas, siendo los más repre-
sentativos en estos datos el Centro de Iniciativas Empresariales Tecnó-
pole (Ourense); UNINOVA-USC (Santiago de Compostela) y A Granxa
(Vigo), registrando al nal de ese mismo año 3.394 puestos de trabajo
producto de estos centros en apoyo a nuevos negocios.
Latinoamérica
La idea de las incubadoras de Europa trasciende hasta América Latina
como un apoyo a la falta de conocimiento para emprender y los pocos
recursos que el emprendedor posee para poner en marcha su proyecto
de negocio, es entonces cuando las universidades potenciaron las ideas
de los estudiantes emprendedores, aprovechando de su infraestructura,
talento humano, recursos técnicos y tecnológicos (Guerra et al., 2015).
México
La creación de incubadoras y viveros tienen los componentes de in-
novación y emprendimiento que se buscan integrar con entidades
públicas y privadas. En el año 1990 en México a través del Consejo
Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT) una de las instituciones
promotoras para la creación de nuevas incubadoras que cuenta con el
apoyo del Programa Nacional de Incubadoras de Empresas de Base
Tecnológica (PIEBT) y juntas tenían como n acompañar a la creación
de nuevas empresas y su enfoque estaba en el desarrollo de tec-
nología. Posteriormente en el año 2003, la secretaría de economía creó
el Fondo Pymes que fue gestionado por las incubadoras. En 2009 se
registraron 500 incubadoras existentes de las cuales 217 se enfocan
en empresas tradicionales, 262 corresponden a tecnología intermedia
y 21 de alta tecnología, contribuyendo en la creación de 24.394 fuentes
de empleo (Vargas, 2014).
Para el año 2013 surge el Instituto Nacional del Emprendedor (INA-
DEM), entidad que impulsó a incubadoras y emprendedores con una
política de apoyo a la innovación y el desarrollo económico, teniendo
como resultado un incremento considerable en la creación de Pymes.
Según el INEGI
7
(2012), en 2012 se crearon 1’135.089 empresas nue-
vas a nivel nacional, de las cuales los sectores más relevantes tienen la
siguiente participación: 20,4% pertenecen a la industria manufacturera,
el 28,4% al sector comercial y el 30,7% al sector de servicios privados
no nancieros, nalmente el 20,5% en otras actividades. Datos que
permitieron centrar a las incubadoras como aliadas estratégicas para
los emprendimientos (Vargas, 2014).
El gobierno fortaleció a las incubadoras empresariales como eje prin-
cipal de apoyo a las Pymes, con la nalidad de reducir la mortalidad
empresarial que de acuerdo con los registros ociales entre el 80%
y 93% de las empresas sin asesoría morían en los próximos 5 años
de su creación (Guerra et al., 2015). Con esta iniciativa apoyan a las
empresas en su etapa de crecimiento y los índices de mortalidad se
reducen al 20%, además según la secretaría de economía el 80% de
estas son exitosas (Vargas, 2014). Para autores como Valdés (2015)
las incubadoras tradicionales se han incrementado considerablemente
hasta el 2013 en un 292% a diferencia de las incubadoras tecnológicas
intermedias que han crecido en 142,85%. Además, México registra un
incremento en la economía interna del país a través del emprendimien-
to asociativo con jóvenes y mujeres.
Brasil
Este país es un referente de Latinoamérica. En 1984 trascendió me-
diante una transferencia de tecnología de las universidades al sector
productivo, creando en el año de 1987 la Asociación Nacional de En-