La educación médica es la base de un método clínico eficiente.
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Resumen
La disminución de la eficiencia del método clínico como producto de la utilización exagerada de los recursos tecnológicos para la demostración de la hipótesis clínica ha sido reconocida internacionalmente. Puede afirmarse que actualmente el razonamiento clínico transita desde su posición intuitiva tradicional hacia una posición en que lo cuantitativo se impone cada vez más en una práctica clínica marcada por la búsqueda a toda costa de la evidencia en el diagnóstico. Es indudable que la demostración de la hipótesis clínica necesita del apoyo de los medios auxiliares de diagnóstico. Su uso es indispensable, pero la búsqueda de la eficiencia exige de mayor elaboración de las hipótesis, utilizando adecuadamente las fases sensoperceptual y racional del método clínico. Esto a la vez contribuye a incorporar esta tendencia de forma cotidiana al sistema de habilidades del proceso de enseñanza-aprendizaje de las asignaturas clínicas; lo que es lo mismo: acercarse a un razonamiento clínico con enfoque didáctico, en beneficio del aprendizaje de los estudiantes. De esta manera, la “traducción” didáctica del razonamiento clínico significa incorporarlo al sistema de habilidades que los estudiantes deben desarrollar. Así podrán comprender, e incorporar progresivamente, un proceso del cual, por transcurrir en la mente del profesor clínico, sólo conocerán el resultado final. Aunque se afirma que las habilidades intelectuales del razonamiento clínico deben ser enseñadas, y este requisito consta en la documentación de la mayoría de las universidades de ciencias médicas a nivel internacional, han existido limitaciones para su implementación en el proceso de enseñanza-aprendizaje. En primer lugar, los instrumentos diseñados para su evaluación, debido a su complejidad, no son aptos para ser usados de forma sistemática en dicho proceso; y en segundo lugar, la teoría del proceso dual del razonamiento clínico, concebida desde la psicología cognitiva, no tiene puntos de contacto con los principios y regularidades del proceso de enseñanza-aprendizaje. Es necesario recordar que el desarrollo de las habilidades del método clínico ha estado marcado internacionalmente por tres importantes momentos. El primero, el informe de Abraham Flexner para la educación médica en Estados Unidos y Canadá en 1910, en el cual ya se expresaba la necesidad de que los estudiantes de medicina desarrollen la habilidad de solucionar problemas a través de un aprendizaje activo; el segundo, la implementación en la Universidad Mc Master de Canadá en 1960, de un modelo de formación fundamentado en la solución de problemas de salud; el tercero, la Declaración de Edimburgo de la Cumbre Mundial de Educación Médica en 1993 en la cual se concibe el aprendizaje basado en problemas para la solución de los problemas clínicos. Es indiscutible que los problemas clínicos constituyen los principales problemas profesionales en la carrera de medicina. Así, el desarrollo por los estudiantes de las habilidades del método clínico adquiere gran importancia en la educación médica, y muy especialmente el desarrollo de la habilidad solucionar problemas clínicos. Para lograr un desarrollo aceptable de la habilidad solucionar problemas clínicos se hace necesaria la optimización de la relación estudiante-paciente-profesor desde matices caracterizados por el protagonismo estudiantil. Esto requiere de un trabajo metodológico intencionado y sistemático, sin olvidar las regulaciones laborales que les permitan a los profesores el desarrollo de su labor docente. ¿Es difícil para la Universidad en ciertos ámbitos conciliar las exigencias asistenciales con las docentes? Es cierto, pero no hay que olvidar que el empeño y la utopía son las claves del avance.